Después de solo cinco entrenamientos al frente del RC Deportivo, el club coruñés disputó su primer enfrentamiento oficial el domingo en El Helmántico con Rubén de la Barrera en el banco; un compromiso que dejó unas sensaciones agridulces en el entorno de la entidad banquiazul.
En un campo impracticable debido a las bajas temperaturas —irregular y con hielo y nieve— y con siete ausencias de efectivos importantes —sobre todo en la punta de ataque— la formación de Riazor saltó al terreno de juego con el carácter y atrevimiento que caracterizan al nuevo inquilino de su banquillo.
La escuadra coruñesa se sentía inusualmente cómoda en el campo en los primeros minutos, aglutinando la posesión de balón e incluso disponiendo de una ocasión de gol en la cabeza de un Adri Castro que no se lo creyó hasta tener el balón casi sobre su testa.
En defensa Mujaid y Borja Granero exhibían su colosal potencial, mientras que en la medular el balón fluía, aunque sin excesiva profundidad.
Sin embargo, con el paso de los minutos el toque deportivista pasó a un estado latente, contagiándose de un colista timorato como el Salamanca UDS, que de manera paulatina fue perdiendo el miedo al RC Deportivo.
Desde el minuto 20 de encuentro este se convirtió en un maremágnum de imprecisiones a cargo de los dos conjuntos, que no acertaron a crear peligro salvo en ocasiones puntuales, como el único remate a puerta del Depor en los 90 minutos por medio de Adri Castro en el segundo acto.
El tímido chut del atacante de A Barcala fue de lo poco reseñable en un Depor carente de fluidez y al que le urge una metamorfosis radical para intentar ser protagonista y marcar la diferencia.
Ahora mismo el calendario ofrecerá a los herculinos la opción de escalar en la clasificación, con dos partidos seguidos en casa, frente a Compostela y Unionistas. Seis puntos vitales para crecer.