Gaizka Garitano, el entrenador elegido por Josu Urrutia para tratar de enderezar la negativa trayectoria del Athletic que ha provocado la destitución del argentino Eduardo Berizzo, es un joven entrenador con experiencia pero no demasiado éxito en Primera División y conocedor de la cantera de Lezama, en la que se crió y a la que volvió hace dos años para dirigir al filial.
Gaizka, que entrenó al Depor en Primera División, es el pequeño de los Garitano, una saga de jugadores y técnicos vizcaínos muy ligada al Athletic y al mundo del fútbol, en general. Es hijo de Ángel ‘Ondarru’, el segundo de José Manuel Esnal ‘Mané’ durante toda la trayectoria del técnico que llevara al Alavés a su única final europea; y sobrino de Ander, excompañero y amigo del presidente Josu Urrutia en su época de jugador.
En cambio, no tiene ningún parentesco con el otro Garitano, Asier, el ahora entrenador de la Real Sociedad.
Gaizka, además, conoce de primera mano la situación a la que se enfrenta, ya que su padre cogió junto a Mané al Athletic en la segunda temporada del bienio negro de la primera década de este siglo, la 2006-2007, en el que el club vasco corrió, como ahora, serio riesgo de descenso.
Fue el curso en el que Athletic no certificó su permanencia hasta el angustioso choque ante el Levante de la última jornada de liga.
Como entrenador, Garitano procura amoldarse a lo que tiene y le da tanta relevancia a la fortaleza defensiva como a la fluidez y la pegada en ataque.
Así como en el Eibar jugaba como el Eibar juega en Ipurua, presionando mucho a los rivales y buscando rápidamente el área, en A Coruña al Deportivo se le reconocía buen fútbol a pesar los resultados que provocaron su destitución.
De la ‘casa’
En el Bilbao Athletic, al que en su primer año clasificó para la promoción de ascenso, se decanta por un 4-3-3 en el que el Peru Nolaskoain, ascendido al primer equipo como central, es medio centro.
El pivote Unai Vencedor, el extremo Gaizka Larrazabal -hijo de Aitor, exjugador y técnico del Barakaldo-, el talentoso delantero Iñigo Vicente y el goleador Asier Villalibre, este de regreso tras cesiones, son los jugadores más destacados de un filial que comenzó espléndido y que se recupera en las últimas jornada de un bache de resultados.
El joven técnico de la localidad vizcaína de Derio (43 años), a pocos kilómetros de Lezama, cantera en la que se crió, llegó a debutar como jugador en el primer equipo del Athletic de Bilbao pero solo jugó unos minutos en un partido. Aunque fue de la extinta Copa de la UEFA, en Génova ante el Sampdoria italiano.