El Coruxo dio un paso al frente en su tercer compromiso liguero, consiguiendo en 45 lo que no había logrado en los primeros 180 de competición, y que no era más que marcar y no encajar.
Los vigueses salieron firmes, presionando la salida de balón del conjunto departamental, que tenía muchos problemas para tener el balón, no parando de correr detrás del él, y eso para ellos fue un problema.
Los de Míchel Alonso mejoraron significativamente su imagen ya que salieron muy mentalizados al campo para ello. Afrontaban la jornada colista y se conjuraron para revertir la situación. Lo consiguieron con creces a costa de un Racing de Ferrol que en nada se pareció al que goleó la semana pasada 4-1 al Pontevedra.
El equipo vigués no tardó demasiado tiempo en llegar al área visitante, pero seguía sin ser capaz de marcar, con la presión que eso podía suponer. El equipo departamental tardó veinte minutos en tener presencia ante la meta defendida por Alberto, pero en esa ocasión los jugadores fueron solidarios y fueron capaces de sacarse la presión de encima.
El partido estaba abierto, aunque eran los vigueses los que tenían más el balón, aprovechando los huecos que dejaba la defensa ferrolana para llegar con peligro. El inicio de partido ya se había visto con anterioridad, el Coruxo dominaba pero le costaba crear peligro sobre la portería rival. Pero en esta ocasión sería diferente.
Recompensa
La presión de los vigueses tuvo su recompensa a los 37 minutos, tras la pausa para hidratarse, cuando Mateo aprovecha una mala cesión de Garrido para plantarse ante Diego Rivas, y con una gran frialdad marcar y sacarse la presión de encima.
El tanto le hizo mucho daño a los ferrolanos, que tres minutos más tarde encajaban el segundo, tras un saque de esquina que bota Antón, y el mismo, desde el vértice, conecta un potente disparo que se cuela por el segundo palo. Era el momento del Coruxo y los de Míchel Alonso lo aprovecharon, dos goles en pocos minutos para poner el partido muy favorable para sus intereses. Esta vez sí la superioridad en el juego también se plasmaba en el marcador.
En la segunda parte, el Racing dio un paso al frente para intentar reducir la desventaja de los vigueses. Consiguió encerrarlos en su área, pero este vez los de Michel Alonso no se mostraron tan endebles y no pasaron apuros para sacarse la presión de encima, y únicamente llevaban peligro en las jugadas a balón parado. Los dos goles eran una inyección de confianza
El Coruxo necesitaban un partido así, con buen juego, goles y solidez defensiva. Los tantos de Mateo y Antón completaron la primera victoria viguesa ante un Racing que necesita mejorar.