No pudo el Pontevedra volver a la senda del triunfo en su visita al Reina Sofía, donde cayó por la mínima ante el líder del grupo, Unionistas de Salamanca. Los gallegos, que tuvieron ocasiones sobradas para haber conseguido, al menos, el empate, se toparon con la falta de puntería de sus delanteros y el gran acierto de Serna. La expulsión de Xisco Campos, en el minuto 80, fue la gota que colmó el vaso y dejó a los visitantes sin opciones de remontada ante un rival muy sólido en defensa.
Tras unos primeros compases de tanteo, Pontevedra pudo marcar en el minuto 18, en una remate de Álex González desde la frontal del área que obligó al meta local a lucirse para salvar el gol de los visitantes. A partir de ahí, sin embargo, los locales tomaron el control y en la recta final dispusieron de ocasiones claras para adelantarse, aunque el gol no llegaba hasta el 42, tras un penalti por mano cometido por Xisco Campos y que transformaba Aythami.
La segunda mitad comenzó con poco juego y menos ocasiones entre un Unionistas que optaba por defender el 1-0 y un Pontevedra que no acababa de encontrar la manera de hacerse con el balón y, mucho menos, de inquietar el área defendida por Serna. Poco a poco, sin embargo, trató de estirar líneas el equipo gallego, que dispuso de un par de ocasiones claras para haber igualado. La primera en el minuto 65, en un disparo de Jorge Fernández que obligó a lucirse a Serna para evitar el empate. El Pontevedra tenía el control y una nueva ocasión, de Oier Calvillo, en el 73, pero su remate, completamente solo en el área pequeña, se estrelló en el larguero. En el 79 era Serna el que evitaba de nuevo el gol de los visitantes, esta vez en un remate a bocajarro de Charles.
Pero cuando mas volcado estaba el Pontevedra y mas peligro generaba, Xisco Campos veía la cartulina roja por una dura entrada sobre Nespral en el medio del campo. Quedaban 10 minutos de partido y aunque Pontevedra lo intentó, lo cierto es que en inferioridad numérica poco pudo hacer ya ante un rival que se cerró atrás y se dedicó a interrumpir el juego y perder tiempo hasta el pitido final.