El presidente del Deportivo, Fernado Vidal, es un empresario ligado al mar, un sector estratégico que evidentemente no puede parar su funcionamiento en estos momentos de crisis. Por eso, aunque todas sus ocupaciones están más restringidas que antes, se le puede ver de camino a su oficina, respondiendo diariamente a sus quehaceres. Fernando sigue yendo al Puerto cada mañana como otros muchos trabajadores.
Lo que es más complicado es que viaje, por razones obvias. Su sector es muy amplio, geográficamente, y es habitual que se desplace por Europa, América, si bien el momento obliga a actividades profesionales seguras.
Además de sus quehaceres particulares y profesionales, vive la actualidad del club día a día (hora a hora), permanentemente conectado al grupo de ‘chat interno’ del consejo de administración, con el que mantiene reuniones por vía telemática.
Por ejemplo, durante estos días han de decidir los parámetros del ERTE que se va a aplicar de manera inmediata, o a finales de esta semana o, a lo sumo, la que viene.
Un expediente que se dirigirá al personal no deportivo, mientras que la plantilla deberá reducir su salario como están haciendo y harán los equipos del fútbol profesional español.
Papeles en el club
Los consejeros disponen ya de la documentación del ERTE al personal no deportivo, remitidos por la asesoría laboral.
Tras analizar los pormenores se verá qué profesionales se quedan en departamentos que si funcionarán, aunque con servicios mínimos. Se espera que en las siguientes horas e pueda ir hablando con todos los trabajadores, para explicarles la situación de manera personal y, sobre todo, matizarles que esta ‘solución’ como en el caso de casi todo el tejido empresarial del país y del mundo, es temporal.
Empleados del club sondeados por este diario entienden la decisión y esperan información de primera mano para saber en qué condiciones se asumirá el expediente.
Si no se presenta mañana lo más probable es que sea el lunes cuando se cierre de manera definitiva.
Dependiendo del futuro, sobre todo de la competición, se podrían ir dando de alta (saliendo del Erte) los trabajadores que tuvieran que prestar sus servicios por la vuelta a la actividad normal. En este sentido, y por poner un ejemplo, es evidente que no es lo mismo el jugar un partido a puerta cerrada que hacerlo a puerta abierta. El número de profesionales varía de manera ostensible. Es por ello que nada se puede anticipar hasta que se consiga salir de la crisis dentro de semanas o meses.