Sobre Ana Peleteiro (Riveira, 1995) ha recaído siempre el cartel de ser una de las grandes esperanzas del atletismo español, sobre todo después de subir a lo alto del podio en el Mundial junior de Barcelona.
Tras años luchando contra las expectativas, las medallas han comenzado a llegar para esta triplista entrenada ahora por el cubano Iván Pedroso. La última, de oro, en los Europeos indoor de Glasgow.
“Estoy muy contenta, satisfecha de todo el trabajo que he hecho y feliz de que poco a poco las cosas vayan saliendo. Detrás hay mucho esfuerzo, mucha dedicación. Soñar en grande y no hacerse pequeña ante ninguna circunstancia”, asegura la coruñesa.
Desde el día que acabaron los Juegos de Río pienso en Tokio
A la pregunta de si cuando dio el salto ganador sabía ya que era de medalla de oro, Ana contestó que “las sensaciones que tuve en ese salto fueron superbuenas, sabía que era bueno. No sabía exactamente cuánto era, pero sí que estaba para ponerme primera. El ver a la vez que era récord de España fue una gran alegría”.
Las medallas están refrendando, por fin, las expectativas puestas en la riveirense. “Cuando era pequeña se me puso esa etiqueta, pero no lo supe llevar. Ahora estoy centrada, estoy tranquila y contenta con mi entrenador y con lo que estamos haciendo en Guadalajara”, admite.
Pedroso me ha hecho ver que no soy menos que nadie, ni tampoco más
Ana Peleteiro reconoce cómo claves de su mejoría “la vida en general. Mi entrenador y mi familia me han puesto los pies en la tierra y he empezado desde cero”.
Su entrenador no es un cualquiera, se trata de Iván Pedroso, múltiple medallista mundial y olímpico en longitud, una disclipina distinta a la que ahora encumbra a la saltadora gallega. “Creo que se daban varias circunstancias. Venía de Cuba, tenía mucha hambre por ganar. Tenía un físico increíble y estaba un poco loco. Lo sigue estando. Como atleta era muy bueno y como entrenador sigue teniendo su esencia”, indica sobre Pedroso, de quien subraya que “me ha hecho ver que no soy menos que nadie, ni tampoco más. Tener los pies en la tierra y trabajar muy duro para ver si realmente era la saltadora que decían que era. Poco a poco se va confirmando que equivocados no estaban, pero la que estaba equivocada era yo”.
Influencia positiva
Ana no oculta que el oro de Glasgow influirá positivamente de cara a los Mundiales al aire de Doha. “Claro que sí. Me da confianza, ganas. Estoy muy motivada de cara al verano y sobre todo centrada. Ahora quiero centrarme en el descanso, pero tan pronto acaben las vacaciones es algo que estará en mi mente cada día”.
Pese a que todavía queda mucho (prácticamente un año y medio), la riveirense admite que, al menos de reojo, ya está mirando hacia Tokio 2020. “Desde el primer día que acabaron los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro estoy pensando en Tokio. Nunca he estado en unos Juegos y llegar allí en buena forma es mi principal objetivo”, concluyó la nueva reina continental en triple salto bajo techo.