La Segunda, sin el Depor
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La Segunda, sin el Depor

La Segunda, sin el Depor
El paripé ante el Fuenlabrada, la gota que colmó el vaso en un final de temporada lleno de despropósitos en el césped y fuera de él | quintana

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Lo intentó en los terrenos de juego, pero un pésimo final de temporada y las pésimas decisiones de LaLiga, la Federación Española y el Consejo Superior de Deportes en la última jornada del campeonato le privaron seguir en el fútbol profesional por esa vía. Después acudió a las instancias deportivas y también a la justicia ordinaria, pero este fin de semana la Segunda División empezará sin la entidad blanquiazul entre los 22 equipos de la categoría.

El Deportivo tendrá que competir en Segunda División B para tratar de regresar a la mayor brevedad al fútbol profesional. Lo hará, si nada cambia, dentro de algo más de un mes, el fin de semana del 18 de octubre. Por delante, tendrá un largo camino, primero en la fase regular con un subgrupo, otra liguilla con los mejores del otro subgrupo y finalmente, si todo sale bien, con el playoff de ascenso. 

Pero su sitio era otro. La temporada pasada acabó en forma de pesadilla. Primero, en el campo. El Deportivo había firmado una espectacular remontada de la mano de Fernando Vázquez. Solo hacía falta ponerle la puntilla para asegurar la permanencia. Incluso llegó a soñar con algo más cuando vio los puestos de promoción de ascenso cerca (en el partido ante el Girona que ganaba al descanso y en el que acabó cediendo el empate que truncó la brillante serie triunfal que había iniciado Luis César en su último encuentro como blanquiazul y había prolongado Vázquez). Lo cierto es que nunca dejó de alejarse de la quema, aunque lograra salir del descenso. 

Llegó al parón por el coronavirus justo en esas posiciones, después volvió a coger oxígeno cuando se reanudó el campeonato y entonces, cuando ya prácticamente todo el mundo pensaba que la permanencia era un hecho y que la temporada incluso se le hacía corta al equipo, este se desinfló.

Vázquez había alertado de que la permanencia aún no estaba sellada, que ya le había pasado en otros equipos (Las Palmas, el propio Deportivo...). Su advertencia no sirvió. 

El Deportivo tropezó en Málaga y se estrelló en casa con el Extremadura, que ya estaba descendido. Aquel partido fue clave. Se volcó para ir a por la victoria y un punto le habría servido, a la postre, para salvarse. 

Quedaban todavía dos encuentros y el equipo dependía de sí mismo para salvarse. Pero en Miranda de Ebro, ante un Mirandés que apenas tenía opciones de acceder al playoff, volvió a caer. Volvía a las posiciones de descenso y ya no estaba en su mano salvarse. 
En la última jornada, dependía de terceros. Le valía la victoria si Lugo o Albacete no ganaban sus respectivos partidos con el Mirandés y el Cádiz. Incluso podría servirle el empate, pero ya con una carambola. 

Y aquel 20 de julio que no se irá de la memoria del deportivismo, estalló el brote de coronavirus del Fuenlabrada que LaLiga y el club madrileño ocultaron hasta las 17 horas, cuatro antes del partido de Riazor que iba a medir a madrileños y deportivistas. LaLiga, la RFEF y el CSD acordaron que solo se aplazara ese encuentro en una jornada que tenía que haberse disputado en horario unificado. Se saltaron una circular de la Federación. Les dio igual. Las victorias de Lugo y Albacete supusieron el descenso matemático. 

Después, el lamentable expediente del Juez de Disciplina Social de LaLiga, el de la Federación que pedía el descenso del Fuenlabrada y que fue anulado por el Tribunal Administrativo del Deporte, el paripé contra el Fuenlabrada, la decisión del CSD de apoyar la Segunda División de 22 en lugar de readmitir al Deportivo y el Numancia y, finalmente, la denegación de la cautelarísima que evitaría que hoy empezase LaLiga sin el Depor.

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