Enrique Graña, el referente
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Enrique Graña, el referente

Enrique Graña, el referente
Equipo de atletismo del Real Club Deportivo de La Coruña con Enrique Graña de entrenador | josé carlos tuñas

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Sobra cualquier presentación: habla el mejor entrenador que dio A Coruña en pruebas de medio fondo y fondo, solo lean con atención y recréense, Don Enrique Graña, al que tanto le debe el atletismo. Esta es la historia de alguien que dejó huella y fue un referente.


“Mi hermano Jenaro hacía atletismo, y eran compañeros Sergio Vázquez, Luis Martínez, José Otero Alfaya, Argimiro Pérez, Jorge Doncel, Cesáreo... Yo al salir del colegio le llevaba al estadio la bolsa con la ropa para entrenar, y así poco a poco, me fui introduciendo en este extraordinario mundo, iniciándome aproximadamente a los 13 años. Era 1959. Me hicieron una prueba vestido de calle, hice un 300 metros”, recuerda Enrique.


“A partir de ahí me inicié en los entrenamientos, siendo el entrenador de la Federación, en aquel entonces, Manuel Fraga Ferrant, luego presidente. Buen dirigente y entrenador. Tenía en el día a día a un auténtico ‘crack’, José Díaz Rascado, que era el que llevaba todo el control y estaba a pie de pista. Yo asistía a los entrenos según me permitían los estudios. Tuve buenos resultados”, continúa Graña.


Riazor

“Nuestro vestuario era en los soportales del antiguo Riazor; en el campo de fútbol, entre el actual pabellón y la piscina. Fui desarrollándome y corriendo como juvenil haciendo buenos puestos, llegué a correr en un campeonato de España de campo a través en Lasarte y me acuerdo que en la recta de llegada, de casi 800 metros, me fajé con Jorge González Amo. ¡No lo conocía!, era un mundo nuevo para mí, un ambiente desconocido y extraordinario, logré quedar sexto en ese campeonato”.


“Luego tuve batallas en campo a través con José María Morera, dominador en esa época del 1.500 nacional, pues el campo a través se hacía en la temporada invernal junto a la pista cubierta, como preparación para la pista, esto lo hacíamos los medio fondistas y yo empecé con el 800, donde logré hacer una marca de 1:57 en ceniza, luego corrí los 1.500 en 3:56 y subí al 3.000, pues era la distancia de los juveniles y junior, logrando ser internacional. En campo a través fui subcampeón de España Junior, detrás de José María Morera. Viajé en tren de asientos de madera. En Barcelona estaba roto, no sé cómo podía correr el antiguo Cross de las Naciones, tanto en junior como en senior”.


Enrique subraya que “con 18 años, me invitaron a ir a la Residencia Blume, en Madrid. Para mí fue un cambio brusquísimo, en todo. Yo quería estudiar y entrenar y no podía, ni lo uno ni lo otro, estaba en una habitación compartida con tres deportistas, con litera, había gimnastas, nadadores y atletas y los horarios de entrenamiento eran incompatibles con los de estudio. Tenía que entrenar el 90% de las veces solo, de noche, por carretera, un peligro, y a pesar de todo mejoré marcas, he sido campeón de España en 3000 obstáculos y de 1.500, sexto en el Campeonato del Mundo militar de campo a través y mis mejores marcas en 3.000 en pista cubierta fueron 8:10, en 5.000, 14:10, y en 10.000, donde solo lo solía hacer un par de veces al año, 29:37. De esto hace la friolera de 45 años”.

De Madrid a Vigo

“En la Blume me renovaron, pero lo consulté con mi hermano Jenaro y decidí no seguir, pues era un caos, y me fui a Vigo a continuar con los estudios. Estuve tres años y medio. Yo pertenecía al Atlético Coruñés y me ofrecieron entrenar con el Celta, y aunque yo tenía el entreno que me enviaban, alguno lo hice con ellos”

“Estuve en casa del olímpico Carlos Pérez. Fueron momentos muy entrañables y me acuerdo con muchísimo cariño de Alfonso Posada y su esposa Mary, unos grandísimos dirigentes, apoyando en todo momento al atleta, a mí me ayudaron en todo momento. También Alfonso Ortega y de su cuñado Julio, tuve un trato exquisito por parte de todos; la verdad hubiese fichado por el Celta si no fuera por mi amor a los colores al club donde me inicié. Estuve así, creciendo y aprobando todo con mucho esfuerzo y sacrificio. Estuve casi dos años fuera del atletismo y volví a los 25 años, logré progresar y mejorar marcas aunque tenía muchos problemas de alergia y mermaban mucho mi rendimiento y desarrollo, así hasta que se convocaron unos cursos de Monitor Provincial y me enganché, luego el de Monitor Nacional, lo aprobé y simultaneé mi entreno personal con el entreno a niños, hasta llegar a realizar todos los cursos, para obtener la titulación de entrenador Nacional”.


Premios

“Como entrenador he ido en alguna ocasión con la selección nacional y la Escuela de Entrenadores me ha galadonado en dos ocasiones: los trofeos a la progresión y a la técnica. Guardo muy buenos recuerdos como entrenador, y muchos enfados, también, por las luchas extradeportivas, con la administración, federación..., pues la temporada alta del atletismo en era en agosto y mediados septiembre y de aquella en A Coruña hacían espectáculos en el pabellón y no nos dejaban entrar, ¡ya te puedes imaginar el cabreo!” (continuará). 

Enrique Graña, el referente

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