Cuando llegó al Depor, el lateral izquierdo que ahora defiende al Puebla mexicano pertenecía a un grupo inversor que se había hecho con sus derechos económicos y federativos.
El jugador firmó un contrato en el que le garantizaban 48.000 euros al año aunque el club en el que recalara (caso del Depor) abonara más por su incorporación. El resto, era para el grupo inversor que estaba detrás del Atlético Baleares, equipo de Segunda B al que defendió en la temporada 2011-12 tras haber militado en varios clubs portugueses, el Depor y el Rayo.
Su buena temporada en la isla le supuso una oferta del Granada en 2012, entonces con el equipo en Primera División, pero su grupo inversor no parecía dispuesto al cambio de aires a pesar del salto cualitativo y económico que suponía para Angulo. Romper el contrato llevaba aparejada una indemnización millonaria.
Sabiendo que le iban a demandar, el lateral firmó por el Granada. El caso acabó en el Tribunal de Arbitraje Deportivo e Ignacio Espinosa lo ganó. Sentó jurisprudencia y por eso ha sido galardonado.