Diego Epifanio comparece en la sala de prensa del Coliseum. Se cumplen solo cuatro días del descenso matemático del Básquet Coruña a Primera FEB. El entrenador prefiere no analizar públicamente qué ha fallado en la histórica temporada de debut el club en la Liga ACB. Tampoco quiere hablar de su futuro. Acepta cualquier decisión que tome la directiva. Se centra en acabar la temporada de la mejor manera posible, pasando por el partido de mañana a las 19.00 horas contra el Andorra y en el objetivo de alcanzar a Granada para evitar el farolillo rojo el final del curso.

“Cualquier análisis que pueda hacer, ahora o a final de temporada, puede sonar como una excusa, como un reproche, como intentar salvar el culo de alguien o ahogar a alguien, y ese y no es mi estilo. Que la gente que tiene que tomar decisiones en el club las tome cuando acabe la temporada. No creo que sea un buen momento para hablar de otra cosa que no sea el Andorra”, responde Epi, que desliza una difícil situación extradeportiva.

“Después de esta semana que ha sido tan trágica, primero por el tema del descenso y después porque la muerte nos ha golpeado dos veces en días seguidos, no me preocupa mucho lo que pueda pasar cuando acabe la temporada. Ahora mismo me centro en ayudar a mi staff a digerir este duro golpe y a mis jugadores a preparar el partido”, desvela.

Cuestionado por las declaraciones de Pablo de Amallo, que en una entrevista para Radio Coruña señaló que el técnico queda “tocado” tras el descenso, Epi se muestra tranquilo: “Mientras haya un contrato, hay dos partes que lo pueden romper, pero creo que no es una situación importante. Lo importante es el futuro del club y pasa por ganar al Andorra para intentar alcanzar a Granada en la clasificación. Mi contrato se soluciona en un segundo, Epi no va a ser un problema”, zanja.

Con todos sus esfuerzos y concentración en los últimos tres partidos, el entrenador emplaza a sus jugadores a dignificar el escudo del Básquet Coruña delante de su público el primer día desde que se consumó el descenso: “Tenemos que defender el escudo, nuestra identidad como grupo y respetarnos profesionalmente. El descenso es un duro golpe para los aficionados que siempre han dado lo máximo. A nadie le gusta descender ni el ruido que se monta, pero hay que aceptarlo”, arguye el coach.

Al delicado momento anímico se unen los problemas de bajas para completar la convocatoria. Epi no podrá contar con Thomas Heurtel, que no volverá a vestir la camiseta del Leyma tras someterse a una artroscopia en su rodilla izquierda, Trey Thompkins ni Gus Lima, que todavía no se entrenan con el grupo, además de la baja definitiva de Brandon Taylor, que llegó a un acuerdo para su desvinculación del club y marcharse a la Virtus Bolonia.

“Las cuatro piezas más importantes sobre las que hemos intentado formar nuestra plantilla probablemente no van a poder estar disponibles ante el Andorra. Hay que poner en valor el trabajo del resto”, zanja.