El exjugador del Real Valladolid Borja Fernández, en libertad con cargos por su supuesta implicación en el Caso Oikos, de amaños y blanqueo de capital, aseguró ayer que “no hay compensación posible a tanto sufrimiento innecesario”.
Un caso que comenzó el pasado 28 de mayo, cuando la policía se personó en casa del futbolista, recién retirado como profesional, e investigado por el partido entre el Valladolid y el Valencia, y se lo llevó esposado para que prestara declaración por su supuesta participación en amaños deportivos.
“Resulta difícil de explicar y de asimilar una situación así, con mi hija viendo cómo la policía me llevaba esposado, aunque estaba tranquilo cuando me dijeron el motivo de la detención, ya que mi primer pensamiento fue que le había sucedido algo a mi mujer o a algún familiar”, sostuvo.
En todo momento ha defendido su inocencia, y continúa haciéndolo, mantiene que no ha hecho “nada malo” y considera que su implicación en este caso se debe “a un tema mediático”, ya que su retirada había sido muy seguida, y a una fatal coincidencia tras quedar con el supuesto cabecilla de la trama, Raúl Bravo, para tomar un café y hablar de su interés por entrenar a alguna categoría inferior del Pucela.
La única explicación que encuentra a que le sacaran esposado de su vivienda es que quisieran “meterle miedo en el cuerpo por si sabía algo del tema y que hablase de otra gente”, añade el exfutbolista sobre ese primer momento de la detención, al que luego se sumó su paso por cuatro calabozos diferentes en Valladolid, Madrid, Zaragoza y Huesca.
En uno de ellos se topó con Raúl Bravo que, al igual que otro de los supuestos implicados, Carlos Aranda, se sorprendieron al ver a Borja Fernández, ha sostenido el jugador, quien aseguró que él estaba más pendiente de cómo pudieran estar su mujer, su hija y su madre, que es “la que más ha sufrido con todo esto” puesto que sabía que “no había nada”.
Aunque defiende que “el daño no se puede reparar”, confía en que todo acabe “lo más pronto posible” para poder retomar su vida normal e iniciar una nueva e ilusionante etapa en el Valladolid, cuyo presidente, Ronaldo Nazario, ha mostrado su apoyo al futbolista.
Fernández detalló que se reunió con Ronaldo nada más salir del calabozo para “decirle, mirándole a los ojos, que era inocente y que los jugadores del equipo no habían hecho nada ni había ningún amaño posible en el último partido”.
“Quizá, con el tiempo, sea capaz de encontrar algo positivo a esta situación, pero no cambio nada de lo que pueda venir en el futuro, a consecuencia de la misma, por los días que hemos vivido mi familia y yo”, matizó.