Aunque ahora nos parece algo lejano, como irreal, en el actual contexto en el que vivimos, confinados desde hace más de dos semanas, todo regresará. Lo harán los deportistas a los terrenos de juego, a los campos de fútbol, a las canchas de baloncesto, a las polideportivas provistos de sus palos de hockey, a los gimnasios para trabajar las acrobacias, a las pistas de atletismo, a la carretera los ciclistas que ahora, los que pueden, gastan rodillo, a la piscina los nadadores…
Todo aquello que ahora está parado volverá a andar, aunque este verano será distinto para todos aquellos que amamos el deporte, con la supresión de los Juegos Olímpicos de Tokio y la Eurocopa, entre otros eventos deportivos.
Ahora que no podemos salir a correr, que nuestra rutina ha cambiado, que el mundo que conocíamos se desdibuja en esta chocante y nueva realidad, extrañamos más que nunca lo que hasta ahora dábamos por sentado.
Esa vía de escape de los problemas que suponía muchas veces el deporte ha tenido que detenerse, como todo y todos. Nos quedan, de momento, reposiciones de programas deportivos o hitos, sobre todo del deporte español, que estos días está ofreciendo Teledeporte, como la final del Campeonato de Europa de 1994 de Helsinki, con el triplete español en la prueba de maratón. Un vistazo a tiempos pretéritos que ahora, más que nunca, parecen muy lejanos.
Recuerdos de gestas pasadas, preludio de las que nos quedan por disfrutar, aunque de momento nuestro partido más importante no se está disputando en las canchas, ni en los campos de fútbol, ni en los pabellones, ni en las pistas de tenis, sino en cada una de nuestras casas.
Y somos todos los que lograremos ganar la partida y proclamarnos campeones con nuestro trabajo en equipo y nuestro sacrificio en pro de un bien común.
Mientras nuestros deportistas, encabezados por Rafa Nadal y Pau Gasol, nos devuelven con recaudaciones solidarios el apoyo y el aliento que tantas veces les hemos brindado. ¡Volveremos!
