Después de lo visto en San Mamés no cabe duda de que estamos jugando con fuego. El fútbol es más sencillo de lo que parece, pero tiene que ser práctico. Es simplemente hacer goles y parece que el Deportivo se conforma con uno y, a partir de ahí, es como si los esquemas se vinieran abajo, incluyendo los cambios introducidos por Gaizka Garitano, retirando al banquillo a los más peleones del equipo, especialmente Andone y Emre Çolak cuando el primero, teniendo a su lado a Joselu, podía hacer mucha más pupa en la defensa vasca. Pero el fútbol, dicen, es así.
Y ahora, otra vez un sábado, porque la guerra futbolística sigue, con la visita en Riazor de uno de los finalistas de la Copa de S. M. El Rey, el Deportivo Alavés, que viene muy escaldado tras el abultado 6-0 en Camp Nou. Es la cuarta confrontación de la temporada entre ambos -también se enfrentaron en octavos de final de la Copa-, pero el conjunto coruñés no logró pasar del empate en las tres anteriores: 0-0 en la primera vuelta de la Liga en Mendizorroza, 2-2 en el encuentro de ida de la Copa en Riazor y 1-1 en feudo alavesista en la vuelta, lo que supuso la eliminación de los deportivistas en el torneo del KO. Esta es la novena visita del Alavés a feudo herculino en Primera, y en las ocho anteriores el depor se impuso en cinco, empató una y perdió en dos, la última el 15 de enero de 2006 (05-06) con un 0-2 y goles de Aloissi y Bodipo, que allí se ganó el traspaso el conjunto coruñés. Lo que son las cosas.
Evidentemente ahora, a estas alturas de la Liga, no vale el empate. Y conste, que lo tengan bien claro los deportivistas, que el Alavés viene a aguarnos la fiesta. Hay que ganar como sea. Cabe suponer que en ello habrá trabajado a fondo el técnico deportivista que ya empieza a estar en la cuerda floja de la continuidad en el banquillo... Los que salgan ante el conjunto vasco tienen que tomárselo muy en serio, además de aptitud, que exhiben muy por cuentagotas. Están obligados a exhibir la actitud de la que han presumido en muy pocos encuentros. Lo que resta de competición va a ser un permanente calvario si no quieren verse hundidos en la zona del descenso.
Vamos a cruzar los dedos para que el temporal no sea del color de hace quince días, que no permitió celebrar el depor-Betis, sino que el único temporal tenga color blanquiazul coruñés y que arrase al Alavés. De lo contrario más de uno tendrá que reflexionar y cambiar el rumbo. Hay mimbres para hacerlo mucho mejor de lo que se está haciendo. Forza Depor.
P.D.- Por supuesto que no quiero meterme con los árbitros, pero repasando los números de buena parte de los que han dirigido al Deportivo en las 21 jornadas que llevamos de temporada, bien que le han hecho la pascua al cuadro herculino en mucho más de la mitad de sus actuaciones. No voy a enumerarlas porque están en las hemerotecas. Los hechos están ahí, como para que los responsables del club coruñés demanden alguna explicación fundamentada y documentada, por supuesto, al colectivo arbitral. Ya está bien de equivocarse tantas veces, y que casualidad, sobre todo si los blanquiazules coruñeses están de por medio. Para muestra ahí está la actuación, el sábado en San Mamés, del andaluz Melero López, que no solo consintió la excesiva agresividad del león Raúl García, que ya en la primera vuelta, en el mismísimo Riazor, se cargo a Joselu, sino que consintió y dio como válido el gol del triunfo del Athletic con Aduriz, su autor, en claro fuera de juego. Ah, y ojo, que el que pita ante el Alavés es el aragonés Santiago Jaime Latre, que ya hizo de las suyas en el polémico Real Madrid-Deportivo de la primera vuelta que se cerró con un apretado 3-2 favorable a los merengues.
Si situaciones de este tipo se analizarán en reuniones, cuando menos mensuales, de los colegiados profesionales de Primera, seguro que no se hablaría y escribiría tanto de tan lamentables casos. Es su profesión y con tal hay que perfeccionarla, no vale con quedarse de que "son humanos y pueden equivocarse como cualquiera", porque jugadores y clubes se juegan mucho en cada partido, tanto los más grandes como los más pequeños. Pero curiosamente las víctimas son generalmente los que están de media tabla para abajo.
