Estoy muy de acuerdo con Fernando Vázquez cuando decía textualmente que “jugamos este partido (ante el Rayo) con 68 horas de recuperación. Y vamos ahora a jugar contra un equipo con 4 días de descanso. Y nosotros seguimos con 3. Esto que parece que no tiene valor, tiene mucho e influye decisivamente en el estado de forma, en la condición física, y en el estado mental de mi equipo. Eso lo estamos pagando”.
Es la locura en la que la Liga de Fútbol Profesional propuso a todos los clubes, que aceptaron gustosamente el reto de hacer semejante maratón, ya que el dinero en juego así lo exigía, sin importar las consecuencias que tenía para aquellos equipos con plantillas muy cortas y, lo que es, con futbolistas de escasa calidad para semejante órdago. Pero la pela es la pela, cuando lo lógico sería borrar del historial las ligas 2019/20, pero la patronal estaba en manos de las plataformas televisivas y ahora se está demostrando que el negocio le funciona y recuperan la inversión. Es lo que hay.
Así que por muchas quejas del escaso tiempo de recuperación del equipo, Fernando Vázquez y sus jugadores tendrán que sufrir las consecuencias. Después de los dos últimos partidos, el técnico y los suyos se lo tienen que hacer mirar, porque a lo mejor ahora mismo al Depor tiene que empezar a ser realista y olvidarse de jugar al fútbol. No hay ni calidad suficiente ni mimbres para hacerlo, salvo que demuestren lo contrario en futuros enfrentamientos.
Un equipo en estado de emergencia como el blanquiazul no puede salir al terreno de juego y encajar en el primer minuto un gol en contra, da igual que sea un despiste, una mala acción o mala suerte. Eso de no salir cien por cien concentrados en la tarea de salir a comerse la hierba y al rival (figuradamente, claro) ya dice muy poco de un equipo que quiere jugar al fútbol y que no tiene capacidad para hacerlo. Luego lo de remontar e igualar es pura anécdota.
