“Los chavales están jodidos, pero mañana tienen que levantarse porque tienen por delante un futuro prometedor”. Esas fueron las palabras del técnico del Juvenil A tras quedar eliminados de la Copa de Campeones ante el Betis. Aunque seguramente su intención no fuese expresar una frase con un significado tan literal, la convocatoria de algunos futbolistas del Juvenil B dotó a las palabras de Figueira de una literalidad completa.
Abel Regueira, Iker Fernández, Miguel De Labra, Nico Balbas y David Vergara, este último con participación incluida en la semifinale, llegan de Ponferrada a Abegondo con el cometido de cambiar el sabor agrio del jueves, por uno más dulzón.
Lo que ocurrió sobre el verde de El Toralín fue un mazazo para toda la plantilla del Juvenil A. Sobre todo porque parecía que el destino tenía escrito, para toda la cuadrilla blanquiazul, una temporada de matrícula de honor; una de esas que se enmarcan en la historia de un club.
Con lo que no contaba el equipo, ni tampoco Miguel Figueira como confesó tras la derrota, era con el vendaval bético, al que no fueron capaces de frenar de ninguna de las formas. El Juvenil A acabó por sucumbir al ciclón verdiblanco y cerró la temporada con un doloroso 2-6 que no le exime de coronarse como una de las cuatro mejores canteras de España.
Fue un mazazo, sí, pero es difícil que 90 minutos empañen una campaña como la que ha realizado el Juvenil A, y así lo ha hecho saber Figueira al finalizar el encuentro: “Lo dije el otro día, los chavales tienen una nota alta en la temporada y esto no lo va a empañar”.
Hasta cinco jugadores que estuvieron ayer en el estadio El Toralín de Ponferrada se juegan hoy mismo el título de Liga Nacional (17.00 horas en Abegondo). Y lo hacen nada más y nada menos que en un derbi gallego, ante su mayor rival histórico, el Celta.
Por si es poco el aliciente que supone jugar un derbi como el Dépor-Celta, a este se le suman todos los ingredientes posibles para que se convierta en un partido mágico. Útima jornada de liga, con el título en juego y con una igualdad extrema entre ambos conjuntos.
Solo un punto separa al Deportivo, actual líder, del Celta, segundo clasificado. 83 y 82 puntos. De esta forma, al conjunto blanquiazul le sirve el empate; al celeste, solo le vale ganar si quiere coronarse como campeón del grupo gallego.
El cuadro herculino no solo cuenta con ese punto de ventaja. También tendrá a su favor el escenario, Abegondo, donde esta temporada solo perdió un partido. El Lugo fue el único equipo capaz de ganar en el feudo deportivista. Lo logró en la jornada 12, con una diana de Sergio Ramos que deshizo el empate cosechado por Jorge Vega al filo del descanso (1-2).
El cuadro de Dani Xelo acumula apenas cuatro derrotas en su casillero en las 33 jornadas ligueras disputadas. Eso significa que el 87,9% de los resultados que obtuvo en esta temporada, le valdrían para erigirse como campeón de la Liga Nacional.
El porcentaje del Celta baja un poco, puesto que el único desenlace que le sirve es el que refleje una victoria. En su caso, ha firmado una campaña con solo cinco derrotas en 33 partidos. El 81,9% de los resultados que cosechó hasta ahora, le servirían para adelantar al Dépor en la última jornada.
Tanto Deportivo como Celta llegan a la cita que cierra la liga con una ventaja abrumadora sobre sus perseguidores, el Lugo y el Racing de Ferrol, ambos con 70 puntos. Ningún conjunto ha sido capaz de aguantar sus ritmos y ahora, los últimos tres puntos serán los encargados de decidirlo todo.
La diferencia no solo se revela en el casillero de los puntos. También en el de los goles a favor. Los equipos juveniles del Dépor y del Celta reflejan números muy superiores a los que mantienen los demás. En el caso de los blanquiazules, atesoran hasta 125 dianas, o lo que es lo mismo, han promediado 3,8 tantos por partido. Por parte de los olívicos, la cifra baja a los 111 goles, aunque la distancia con los 67 del Ural sigue siendo descomunal.
Mención especial la que se merece Miguel De Labra, máximo artillero del grupo merced a sus 42 dianas. El delantero fue convocado por Miguel Figueira para la semifinal de la Copa de Campeones, aunque se quedó sin participar. Sin embargo, su hambre por convertir el sábado en una fiesta deportivista sigue intacta.