Marc Gasol cumple 37 años y explica que su implicación es "la misma"
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Marc Gasol cumple 37 años y explica que su implicación es "la misma"

Marc Gasol cumple 37 años y explica que su implicación es "la misma"

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El pívot Marc Gasol, que este sábado cumple 37 años y que desde hace dos meses integra la plantilla del Bàsquet Girona, equipo que preside después de haber brillado hace más de una década en el desaparecido Akasvayu, asegura que su implicación "sigue siendo la misma" en la LEB Oro que cuando militaba en la NBA, donde ha formado parte de Memphis, Toronto y Los Angeles, porque es su "forma de ser"


En una entrevista concedida a EFE, Gasol avanza que 'su' club "aún no está" donde quiere estar y que "esto es un viaje largo". También admite que continúa disfrutando la NBA: "Juego al Biwenger", sonríe después de 37 años repletos de éxito.


¿Qué le pide Marc Gasol a sus 37 años?

Sobre todo, salud. Creo que en este momento nada es más importante que la salud. En lo deportivo, quiero disfrutar al máximo de cada momento, de cada entreno, de cada partido y de cada viaje, de lo que es ser profesional. Quiero seguir disfrutando de este fantástico deporte. Y, en el lado más personal, quiero disfrutar de la familia, de ver crecer a mis hijos, de estar con los míos. Poco más.


El final cada vez debe parecer más cerca: ¿cómo se convive con la proximidad de la retirada?

Con mucha tranquilidad. Siempre tendré la satisfacción de haberme entregado al máximo a este deporte, con resultados mejores y peores, con momentos buenos y momentos no tan buenos y con experiencias que han sido todas gratificantes, incluso aquellas quizás menos vistosas. Por ahora continúo con el afán de mejorar constantemente, tanto en lo deportivo como también en lo personal, y con la voluntad de seguir reflexionando qué puedo hacer hoy para que el mañana sea un poquito mejor.


Los aniversarios invitan a mirar atrás. ¿Emociona ver el camino recorrido, los 13 años en la NBA y el anillo conseguido en 2019 con los Toronto Raptors y todos los éxitos logrados con la selección española, de la que también se despidió el verano del año pasado?

No soy nada nostálgico, nada. Me cuesta mirar atrás y emocionarme con eso. Sí que estoy contento de donde estoy y de como están las cosas aquí en Girona, en Fontajau.


En clave presente, ¿el Girona y Fontajau son la última estación de su camino baloncestístico?

Son una estación. O más que una estación son el camino ahora mismo. Son el trayecto más que una estación. Estoy disfrutando muchísimo tanto de la parte más deportiva como de la de gestión, del día a día, aplicando las experiencias vividas para hacer crecer el club. Más allá de lo que es la punta del iceberg, lo más visible, que es el primer equipo, la base ha crecido muchísimo con la vinculación con otro club y estoy muy contento de que hayan entrado al club las niñas. Eso me enorgullece muchísimo. Y también tengo muchas ganas de hacer crecer el equipo de 3x3 y hacia otras direcciones. Estar aquí, en el día a día, me está aportando poder hacer crecer el club de otra forma, en otros ámbitos, y me permite liderarlo presencialmente y disfrutarlo de una manera muy intensa.


Hace ya 64 días del fichaje. Y 56 del debut. ¿Cómo está viviendo esta experiencia en Girona?

Está siendo muy bonito, muy enriquecedor y muy especial, también por el reto de ser presidente y jugador a la vez, marcando donde están los límites de cada cosa. Tanto en la pista como fuera, la sensación es de constante responsabilidad. De una responsabilidad muy grande, aunque intento liderar el club de una manera muy colaborativa, tanto con los jugadores y los técnicos como con la dirección deportiva o la dirección más ejecutiva. Puedes irte cambiando de gorra, pero la persona es la misma, aunque fuera de la pista intento actuar con mucha reflexión, con más tiempo y espacio, con una visión más amplia, intentando no ser tan emocional y no dejarme llevar por la intensidad del triunfo o la derrota.


¿Sigue estando tan convencido como al inicio de que jugar en el Girona era la mejor opción?

No soy una persona que mire constantemente atrás y que se vaya repitiendo siempre las mismas preguntas. Tomé esa decisión porque lo sentía así. Y lo sigo sintiendo así.


Aún debe haber gente que se extrañe al ver que Marc Gasol está jugando en segunda división.

Yo no le doy mucha importancia. Entiendo que sorprenda y respeto todas las opiniones, pero no le doy importancia. La gente que realmente me conoce y la que interactúa conmigo en el día a día ve las ganas y la ilusión que me hace todo esto. También es un proyecto empresarial que necesita un empujón. Y vamos dando pasos: cada vez hay mas gente involucrada, más empresas de Girona y de fuera y las instituciones cada vez ven más nuestro potencial. Seguimos creciendo y es un crecimiento natural, orgánico y sostenible.


Teniendo ofertas que le permitían jugar en la Euroliga, como la del Barça, ¿por qué el Girona y la LEB Oro? ¿Por romanticismo? ¿Por la ilusión de impulsar el proyecto que creaste en 2014? ¿Por su estrecha relación con Girona desde esos dos años en el Akasvayu?

Es una combinación de todo y también de un estado físico, de un momento profesional en el que me lo puedo permitir y de una situación familiar que también acompañaba a tomar esta decisión. Mis hijos ya habían empezado la escuela aquí y entendía que era el momento de darles una constancia, de ponerlos como prioridad, aunque ellos son los que más bien se adaptan a todas las situaciones. Y así lo hemos hecho. Llega un momento en la vida en el que las prioridades cambian y en el que sientes que debes encontrar un equilibrio que te funcione. Estoy creciendo mucho como persona en estos momentos: quizás he crecido más en los últimos 12 meses que en todos los años anteriores y quizás es por un tema personal. De viaje propio, interior.


Aunque sea algo contranatural en el mundo del deporte profesional, los sentimientos también han sido claves en la decisión.

Los sentimientos han sido importantes, pero ha sido una combinación de factores. No es un tema emocional al 100%. También hay una parte objetiva de honestidad conmigo mismo y con mi momento físico: porque el cuerpo te va avisando y recordando que estás a punto de cumplir 37 años. Y con 37 años, obviamente, no puedes, ni pretendes, ser el mismo que con 27. Cuando empecé a perder protagonismo y a no participar en partidos en la NBA me afectó, porque yo no sé vivir el deporte sin la implicación y el compromiso que he puesto siempre. Me costaba, me costó muchísimo, porque hacía muchos años que no vivía algo así y fue un momento de reflexión. Como deportista tú necesitas una confianza en tu cuerpo, porque es tu herramienta de trabajo y, cuando no tienes esta seguridad, dudas en el momento de hacer movimientos.


Y en el deporte, cuando dudas, ya ha pasado la oportunidad. Estar aquí me ha permitido trabajar a un ritmo constante, pero quizás no tan exigente, y hacer que esta curva para llegar a un nivel óptimo sea más plana. Quizás la decisión fue precipitada por la situación del equipo, que estaba con un balance de 2/7, pero seguimos creciendo, evolucionando. Seguro que iremos a mejor.


Siempre había tenido la ilusión de regresar a Girona, ¿no?

Sí, era algo que me hacía mucha ilusión. Me hacía mucha ilusión. Dejas atrás algunas cosas y renuncias a algunas cosas que has tenido la suerte de vivir muchos años, pero soy una persona muy positiva que se fija más en lo que sí tiene y en lo que me aporta. No pienso en la renuncia, en qué dejo de vivir, sino en lo que tengo. Más que una renuncia a x fue una apuesta por x. Más que un no a x fue un sí a x. Así es. Así lo siento. Y así lo vivo. Pienso en las cosas, las experiencias y los procesos que puedo vivir estando aquí y tengo ganas de seguir creciendo como equipo y como club. En lo deportivo, aún queda mucha liga por delante y queremos hacer crecer el vínculo emocional entre el equipo y la afición.


¿Cómo está el equipo? Después de las tres victorias que sucedieron su llegada, el Girona ha encajado tres derrotas seguidas.

La primera derrota vino en la pista del Estudiantes, donde sufrí las molestias físicas, y, en Lleida, ya no tendría que haber jugado. Sabía que no tenía que jugar, pero a veces la responsabilidad es tan grande que empatizas con lo que es para el Lleida jugar en casa contra el Girona y me sentí tan responsable que quise intentarlo. También siento una responsabilidad muy grande hacia los otros clubes, porque quizá tengo la visión más de dirección y sé lo importante que es para la liga y el aficionado que un jugador dé espectáculo, y siempre intentas contentar y hacer sentir orgullosas a todas las partes, sean de tu equipo o de otro. Pero jugar en Lleida, en este sentido, no ayudó con las molestias. Al contrario: empeoró la situación y contra el Alicante ya no pude jugar. El head coach, Jordi Sargatal, también dio positivo después del partido contra Estudiantes y el equipo ha notado estas entradas y salidas. Y la irregularidad se ha visto reflejada en el juego del equipo. Estoy contento, porque cuando estoy disponible el equipo lo nota mucho y se siente muy seguro, pero también veo que queda trabajo por hacer, porque cuando yo no estoy el equipo también lo nota. Y esta no es mi intención. Mi intención no es generar dependencia, sino dar crecimiento al grupo. Dar confianza. Y, sobre todo, empoderar mucho a los jugadores, a los técnicos y a todas las facetas del club, en la pista y fuera.


¿El objetivo es ascender a la Liga ACB?

Somos competitivos y exigentes y estamos intentando sacar el máximo rendimiento. Ahora mismo estamos siendo un poco inconsistentes. Han pasado muchísimas cosas y podríamos encontrar mil razones, pero no me gusta buscar excusas, porque no son útiles. Soy más de buscar soluciones. Y las soluciones pasan por el esfuerzo, la entrega, la implicación y la intensidad. Por el compromiso de los unos con los otros y por dar un paso adelante en la parte más emocional, más cognitiva: pensar más en el grupo y estar más pendientes de los compañeros, ayudarnos en los momentos de estrés y olvidarnos un poco de ese sentimiento personal del yo. No tengo ninguna duda de que lucharemos por estar en playoff, pero tenemos que seguir mejorando para coger una línea de seguridad y positiva e ir evolucionando como grupo, porque si evolucionamos como grupo querrá decir que estamos haciendo las cosas bien y conseguiremos el rendimiento que nos llevará a los resultados que queremos, seguro. Conforme cojamos más forma y una dinámica más positiva entusiasmaremos a la gente de Girona. La gente vendrá a animarnos, esto nos dará aún más seguridad y juntos lucharemos por intentar que Girona vuelva a competir con los mejores.


Vencer en la pista es un objetivo. Pero desde el club también se pone el foco en lo que sucede más allá de los límites del parqué: fuera de Fontajau hay tres coches híbridos con el logotipo del Girona.

Estamos comprometidos con la actualidad. Uno debe intentar mejorar su día a día, porque cuando intenta mejorar su día a día mejora, también, su entorno. Nosotros intentamos ser constantemente críticos y evolucionar hacia el club que queremos para dentro de diez, 15 o 20 años. Por ejemplo, esto de ser un club masculino no sonaba nada bien. Somos un club de básquet y debemos estar abiertos a niños y niñas y a chicos y chicas, sin distinción. Somos, también, un club que intenta generar una huella de carbono lo más pequeña posible y si la generamos, porque por nuestra actividad es imposible no hacerlo, intentamos compensarla. Estas cosas forman parte de nuestro ADN: no porque queramos enseñarlo al mundo o sacar pecho, sino porque funcionamos así. Porque queremos hacerlo así, por nuestros principios.


El reto también es social, ¿no? Y enamorar Girona, como han hecho el Girona FC, del que es parte del consejo asesor, o el Spar Girona, vecino en Fontajau.

Tenemos ganas de que sea un club de la ciudad. Y ya no solo de la ciudad, de todo el territorio gironí. Y que la gente se sienta orgullosa y se vea identificada con nuestra implicación con el Girona y con Girona. Es bonito tener este vínculo tan fuerte con la afición, que ellos se sientan partícipes de la evolución de un club que va evolucionando como querrían. Todo lo hacemos por eso: es un espectáculo competitivo que montamos para compartirlo con la gente, para que vengan y se lo pasen bien. Y, también, para inspirar a los niños y las niñas y transmitir los valores que aporta un deporte como el baloncesto. Por suerte, vienen muchos. Se lo pasan bien y se van a casa con una sonrisa, ganemos o perdamos. 

Marc Gasol cumple 37 años y explica que su implicación es "la misma"

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