Hace seis meses le dieron a Carlos Caraglia, de 52 años, un pronóstico de vida de tres por un tumor cerebral.
La intervención del Doctor González Llanos y su equipo, en Madrid, ha prologado
la vida de “Bacalao”, como le llama un nutrido y fiel grupo de amigos en muchas partes del planeta.
Tras una vida con cientos de aventuras (por poner un ejemplo, es una de las 800 personas de toda la Tierra que ha cruzado la Antártida) su horizonte ha cambiado, pero su impronta, para nada. Se ha embarcado en la edición de “My last two years”. Mis últimos dos años. Un documental que recoge la complicadísima operación quirúrgica a la que se sometió y el futuro inmediato. El pronóstico vital ha aumentado de esos tres meses ¿a dos años? Carlos no pierde el tiempo.
Nunca lo ha hecho. Cuando se lo permite el tratamiento trabaja en un proyecto que quiere ser, sobre todo, una ayuda para los que luchan con la enfermedad.
Ya no digo físicamente, porque usted es un portento en este sentido. Pero mentalmente, ¿cómo aguanta el día a día y esa “fecha de caducidad”?
Es la actitud de cada persona, evidentemente también la genética, la salud de cada cual, pero yo estoy convencido, en todos los sentidos, de que la actitud es fundamental. Repasando grabaciones para la edición del documental veo que justo antes de la operación aquello parecía una fiesta. Eso ayuda mucho. La tranquilidad. Y mi actitud fue así desde el primer momento. Nunca tuve miedo y en este tipo de enfermedades la lucha es muy importante. Ahí es donde yo
soy un ganador.
Pero una cosa es que se enfrente a una enfermedad con un tanto por ciento de posibilidades de ganar y otra es esto.
Aquí las posibilidades de ganar eran muy pocas y, justamente ahora que
estamos editando el documental, me sorprende, por ejemplo la entrevista con el cirujano. Había mucha información que yo no tenía. Lo que destacan todos es que la reacción es inusual, ven casos cada día y la mía es completamente inusual. Y es lo que queremos dejar al mundo con este documental. La manera de enfrentarte a las cosas que te pasan es la clave. Al principio se tomó la decisión de que no se podía operar. Eran tres meses los que me daban... Por eso digo que para la evolución de una enfermedad como esta es básico cómo te enfrentes a ello.
¿Si se hubiese dejado llevar no estaríamos hoy hablando frente a la playa de Valdoviño?
Evidentemente. Al final lo que yo puedo apreciar de esta experiencia es esa actitud determinada que hay que tener ante una enfermedad como ésta. Tienes que ser positivo, es lo primero. En mi caso es fácil porque yo tengo un don innato para llevarme las cosas al terreno fácil y a luchar. A luchar sin más. Sin miedo a lo que pueda pasar. Siempre digo lo mismo, he tenido una vida privilegiada. No es
que me quiera morir, pero evidentemente ayuda mucho la actitud y esto es algo que el propio cirujano destaca en el documental. Quizá lo más bonito sea que la gente va a poder ver en imágenes reales; sensaciones reales. Esto no se ha visto nunca. Los propios profesionales dicen que es la primera vez que ven algo así.
Hace años pudo morir ahí (señalo el mar) rescatando gente en condiciones muy complicadas. O hace menos en una sima a 30 metros de profundidad en el Polo... Ha estado cerca del fin en varias ocasiones.
Evidentemente, por eso también digo lo de las experiencias pasadas. Lo de que he “vivido” varias vidas. Todo eso me hace ser un privilegiado y me enfrento a mi realidad actual con esta manera de actuar.
“Si mi esperanza de vida son dos años ya he gastado medio; no voy a perder el tiempo”
Ya, pero podía estar dedicado a la medicación y simplemente descansar, agotar todas las posibilidades, pero sigue trabajando y, menudo trabajo, un documental de estas características.
Es cuestión de forma de ser pero también es una postura inteligente. Aquí hay dos opciones. Donde noto que la lucha es diaria es con el tratamiento. Hay que pelear todos los días. Estoy cansado, mucho, pero no me puedo quedar en el sofá. Me tengo que levantar. Cambio el chip. Me muevo. Si quieres sobrevivir no te puedes parar. Ahora no tengo la opción de decir “ya iré mañana”, ya no existe eso. Muchos días me cuesta mucho tirar para adelante pero lo hago porque es lo que tengo que hacer. No sé cómo evolucionará todo con la medicación, si cuando acabe el tratamiento estaré mejor... Pero esto es una lucha mental.
¿No hay ni un momento de fl aqueza?
Es duro. Pero no; no. Cuando más cansado estoy es cuando más me empeño en moverme y tengo claro que el cerebro y el estado de ánimo no me lo va a condicionar. Es una lucha diaria pero lo tengo claro. Es titánico, todos los días estás hecho una mierda, pero voy a mantener la misma postura. Llevarlo con alegría o con filosofía y motivarme con mis proyectos, desde mi casa, trabajando
con las posibilidades que tengo, con mis herramientas, que son las que más necesito en estos momentos.
Buceador y rescatador profesional. Documentalista y aventurero polar. Reconocido por su último proyecto en “El lado humano” –un trabajo en lo más duro de la pandemia en Madrid–, ha dado charlas por todo el planeta. “My last two years” ¿refleja todo?
El documental es sobre el tumor cerebral pero está vinculado a lo que es mi forma de ser. Y esa forma de ser tampoco tiene mérito; al final, yo soy así. Y lo digo, espero se me entienda, con humildad. Nunca he tenido ambición
por destacar. No me ha movido elego. Hemos tenido reconocimientos pero es verdad que esta historia del tumor cerebral merece ser contada. La gente no se espera las imágenes que va a ver. Todo el mundo espera ver una persona triste, deprimida, y van a sorprenderse, como le ocurrió a los propios cirujanos.
A nivel clínico, para los profesionales el documental tiene un interés tremendo.
Claro. Era más importante para mí el valor científi co y médico del documental
y los propios profesionales lo dicen, esto nunca se ha visto, como experiencia médica pero también como experiencia humana. No lo habían experimentado jamás, en su vida. Creo que es un mensaje muy poderoso. Puede ayudar a mucha
gente que esté en este tipo de trance.
“Esto nunca se ha visto, como experiencia médica pero también como experiencia humana. Creo que es un mensaje muy poderoso. Puede ayudar a mucha gente“
Es el objetivo más evidente...
El mensaje que se puede trasladar con esta experiencia es destacar el trabajo médico, de conseguir que algo que parezca inoperable al principio se
pueda intervenir, del equipo de doctores que enfocaron el asunto. Está
claro que, como decían ellos, ayuda mucho, es clave y crucial, mi actitud,
pero ellos son los que consiguieron que la intervención fuera un éxito.
Riesgo, capacidad de lucha, valor... Por eso en este documental se da todo para que el mensaje sea potente. Los personajes –y ya no hablo de mí– todo. Y queremos también poner en valor a nuestros profesionales médicos, debemos estar muy orgullosos de ellos.
Constatarán los lectores desde hace rato que está hecho de otra pasta...
Creo que mi forma de ser es así desde que tengo diez años. Estamos en esta
playa, en Valdoviño... Sin duda este lugar me formó y lo hizo para siempre. Estaba doce horas solo jugando en la playa, mi madre buscándome, y yo era feliz. Todo el día en el agua, me metía en el mar cuando nadie lo hacía, cuando las olas eran enormes. Estaba en el equipo de rescate con 14 años y ya había salvado muchas vidas. Son unas experiencias humanas brutales. Esta playa marcó mi
vida de una manera brutal. Luego el mar, en general, ha sido un elemento
conductor en mi vida. Y siempre repito lo del carácter, lo tienes, innato, viene “de fábrica”, pero la persona se forja en el camino que recorre.
He tenido una vida privilegiada. He trabajado en lo que me ha dado la
gana. Desde los 19 años y tengo 52. He tenido diferentes trabajos en diferentes
partes del mundo, cinco meses al año, haciendo lo que te apasiona,
imagínate. He sido rebelde y cometido errores... No he tenido nunca ningún jefe. Todo este camino me ha hecho ser lo que soy, además de mi manera innata de enfocar las cosas, y eso es lo que está pasando en este capítulo de mi vida.
¿Qué comparte de todo esto con otros enfermos, qué ve en otros cuando está en el hospital?
Lo que he visto en las sesiones de radioterapia, salvo excepciones, es resignación, depresión, tristeza, bajón total. Yo también sabía que iba a ser duro, tienes que andar, tienes que moverte, aguantar... Yo en mi caso lo llevo con total tranquilidad. No sé cómo va a evolucionar y cómo va a quedar mi cuerpo. Pero da igual. Imagínate. Si mi esperanza de vida son dos años ya me he gastado medio año. Es decir, me queda año y medio de vida. No puedo dejar de actuar de
la misma manera.
Y lo dice como si estuviéramos hablandode si sube o baja la marea...
No. Lo que yo veo es que me queda año y medio y voy a disfrutar de ese año y medio. Y estoy convencido de que mi forma de ser y mi manera de enfrentarme a esto me va a llevar a un año y medio más, o lo que sea. Pero no me preocupa. En este tipo de historia no se puede ser “optimista por cojones”. Al final puede ser todolo contrario. Puede que dentro de dos meses esto se ponga mal y todo se
acabe. Yo lo tengo muy claro. La única parte mala de esto, la única, es lo que va a sufrir mi mujer y mi familia. Eso sí que es lo malo, pero aún así a cada uno le toca una parte en estas cosas. Lo saben las familias de los enfermos.
Y yo les digo que es importante cómo se quieran tomar esto. Desde el
punto de vista absolutamente negativo, que lo entiendo, o valorando todo lo que hemos tenido. Estoy preparado hasta para el dolor de mi familia y es un dato a destacar. Sé que es duro, es parte de su sufrimiento y creo que les va a hacer mejores seres humanos.
Voy a llevar las cosas con naturalidad. Siempre hablo con mi mujer y mi familia y lo digo. Me queda un año y medio. A mi mujer le duele escuchar
eso, pero es la realidad con la teoría de los médicos en la mano.
“Siempre hablo con mi mujer y mi familia y lo digo. Me queda un año y medio. A mi mujer le duele escuchar eso, pero es la realidad con la teoría de los médicos en la mano"
Pero las cosas pueden cambiar...
Antes no lo decían, pero ahora dicen que están convencidos de que “tú vas a romper moldes”, pero la realidad ahora mismo es ésa. Lo que ocurra va a ocurrir, tarde o temprano va a llegar. Pero yo no parto de una fecha. Cada día lucho con mi energía y pase lo que pase voy a seguir luchando con tranquilidad y sin miedo.