Ihor Sokolov es uno de los muchos ucranianos que llegaron el año pasado a España para escapar de la guerra con Rusia, en su caso gracias a una beca Erasmus que le permite estudiar en la Universidad de Almería (UAL), y en apenas un año se ha convertido en campeón de España de voleibol junior masculino con el Unicaja Costa de Almería.
Aunque su familia reside en Sloviansk, en el Oblast del Donetsk, Ihor cursaba sus estudios de Gestión en la Kyiv-Mohyla Academy (NaUKMA) de Kiev, por lo que residió durante un año en la capital ucraniana antes de que comenzase el conflicto bélico.
“Salí por la guerra pero busqué un Erasmus para seguir estudiando y así no perder tiempo”, explica en una entrevista con EFE, asistido en la traducción por Iryna Protsik, monitora de Cruz Roja, la entidad que vela por este refugiado casi desde el inicio de su aventura en España.
“Llegué aquí el 6 de mayo y entré en el programa de Cruz Roja en junio”, recuerda el joven de 18 años, quien asegura que la ONG lo ha ayudado a adaptarse en todas las facetas, económicamente y con alojamiento y comida. Su madre también disfrutó de esta ayuda durante dos meses, tras los que volvió a Ucrania.
“Al principio fue muy duro porque no sabía expresarme. Gracias al inglés y al castellano que he ido aprendiendo, ahora tengo muchos amigos y conocidos”, asegura.
Como consecuencia del conflicto de Ucrania, Cruz Roja puso en marcha en el albergue Inturjoven de Almería 50 plazas de acogida para dar alojamiento y manutención a las personas desplazadas.
La casualidad quiso que justo enfrente se ubique el Estadio de la Juventud ‘Emilio Campra’, dónde Ihor vio jugar a otros jóvenes al voleibol. “Pedí permiso para jugar una única vez y ya me quedé ese verano porque estaba jugando bien. En septiembre me ofrecieron jugar en el Unicaja”, revela.
Confiesa que en Ucrania nunca había formado parte de un equipo tan profesional como éste, en el que milita como opuesto, el jugador que realiza la mayor parte de los remates del equipo.
Mantiene que aún le queda mucho que trabajar para alcanzar el nivel de sus compañeros, aunque también admite que le gustaría mejorar para poder avanzar, ya que el próximo año será el último en el que pueda competir en la categoría junior.
Mientras, tiene claro que es prioritario continuar sus estudios para poder trabajar en lo que le guste en un futuro, aunque no renuncia al sueño de poder jugar en Ucrania, “dónde sería más fácil por el idioma y la mentalidad”.
Aunque de España le gusta “el clima y que la gente es muy abierta”, y a pesar de considerar a los miembros de Cruz Roja como su “familia”, espera que la guerra “acabe pronto” para poder volver a su país, dónde lo esperan su madre, su padre, su hermana y su abuela.
Sobre todo, quiere reencontrarse con su padre, que se “quedó trabajando en su negocio en la frontera”, por lo que no ha podido hablar en persona con él desde hace ya mucho tiempo.
No obstante, Ihor no para. “He conocido a mucha gente de muchas nacionalidades. Por ejemplo, mis seis primeros meses aquí estuve sólo con gente de Francia. Ahora he hecho mucha amistad con un grupo de italianas”, manifiesta.
En tantas actividades ha participado este universitario que incluso ha sido elegido por sus compañeros como ‘Míster Erasmus’, un reconocimiento votado durante la última puesta de bandas, que le sorprendió cuando disputaba el campeonato de España en Soria con el equipo que, también, se ha convertido en “una familia” para él.
El pasado 1 de febrero, el equipo del programa de Acogida e integración de Personas Solicitantes y Beneficiarias de Protección Internacional de Cruz Roja en Almería decidió instalarse en el mismo albergue Inturjoven para desempeñar allí su actividad.
Ahora no sólo tienen a familias procedentes de Ucrania, sino también a otras venezolanas colombianas y de otras nacionalidades.
Elena Yebra es trabajadora social de Cruz Roja y apunta a EFE que Ihor participa en un itinerario de 18 meses en el que se le ha ofrecido una “red familiar” que presta apoyo y ayuda en todo lo que necesite, además de darle clases de español y un techo bajo el que dormir y alimentarse.
“A finales de verano terminará este itinerario. Él quiere seguir viviendo en España y su madre quiere financiarle la universidad. Es un encanto y nos encanta estar con él”, concluye.