El dramático rescate del regatista Thibouméry, en primera persona
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El dramático rescate del regatista Thibouméry, en primera persona

El dramático rescate del regatista Thibouméry, en primera persona

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El regatista francés Erwan Thibouméry relató, en primera persona, cómo fue el dramático rescate que le salvó la vida el pasado martes de madrugada en la costa gallega cuando participaba en la regata transoceánica La Route du Rhum (la ruta del ron) en una embarcación que había tenido problemas con las velas, fallos de motor y se había quedado sin energía en un mar embravecido y en plena noche.
 
El único tripulante del Interaction, un trimarán que acabó encallado en la playa de Ladeira, en Corrubedo (A Coruña), explicó en su declaración que en la noche del sábado al domingo comenzaron los problemas con la rotura del estay (cabo) de trinquete (mástil vertical inmediato a la proa).
 
Fue el primer contratiempo, a los que siguieron más, una vela que golpea todo a su paso e incluso se engancha al timón y el hidrogenerador, o un motor ahogado que le impidió cargar las baterías y no volvió a arrancar.
 
"Entonces pierdo toda la energía", comentó Thibouméry, que se quedó sin el sistema que permite ser localizado y ver los barcos que hay próximos, así como las luces de navegación por la noche, lo que le dejaba invisible para las embarcaciones que no tuvieran radar.
 
Instaló el radar de emergencia fuera de la cabina, decidió dormir y coger fuerzas para llevar el trimarán de vuelta a España.
 
Al día siguiente, a las 09:30 horas, con su GPS a pilas puso rumbo al puerto de Vigo, preparado para afrontar 12 horas sin soltar el timón, pero "13 horas después, enjuagado y mojado por una lluvia muy desagradable, la visibilidad era muy mala".
 
Se encontraba a menos de 10 millas de la entrada a la bahía de Vigo y esperó la asistencia con la que contactó su equipo. "Cuatro horas después, el bote de rescate me encontró gracias a un 'flash lite' instalado en la vela mayor", indicó.
 
El viento subió a 50 nudos y el rescate se complicó: "En varias ocasiones, los rescatistas corren peligro por su vida, revolcados en las olas, azotados por una lluvia muy violenta. Se suceden varios fallos de remolque. El bote salvavidas me vuelve a perder de vista".
 
Pasaron "los minutos, las horas" y el trimarán iba a la deriva hacia las rocas. "A las 4:15 horas, las dos líneas de remolque que habían tenido éxito 30 minutos antes se rompieron bajo la carga", contó.
 
El rescate por mar no tuvo éxito en las peligrosas condiciones que había y por "su propia seguridad" hubo de abandonar la operación.
 
"Veo las rocas acercándose, el trimarán golpea una meseta rocosa en el lado de babor, luego el casco central, las olas sumergen todo el barco y corro peligro de ser arrastrado por una ola o de lesionarme por una rotura material de la embarcación. El agua sube por el casco central...", apuntó Thibouméry.
 
En esa situación trágica, el regatista vio "un pequeño resplandor en el cielo, el del helicóptero" Helimer 402 de Salvamento Marítimo, su salvación.
 
"Llega, me ilumina, y lo sobrevuela por la amura de babor. A las 4:45 tomo una mini bolsa, mi pasaporte y agarro la cuerda del socorrista, que me lleva con él en el helicóptero. Entonces hay 60 nudos de viento", concluyó.
 
El regatista de la Route du Rhum agradeció "la excepcional humanidad de la tripulación del helicóptero" de rescate, de "la lancha de salvamento de los guardacostas que lo intentó todo durante horas de lucha" a su lado, al comité de regatas "por su disponibilidad y su apoyo incondicional" y a su equipo, que "trató de organizar todo en tierra" en una jornada en la que "ningún barco estaba autorizado a salir en vista de las condiciones meteorológicas y en medio de la noche".

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