OPINIÓN | Yeremay, el más loco o el único cuerdo
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OPINIÓN | Yeremay, el más loco o el único cuerdo

OPINIÓN | Yeremay, el más loco o el único cuerdo

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Dos noticias se entienden mejor juntas”. Esta expresión se hizo popular hace unos años en las redes sociales y todavía hoy tiene vigencia cuando se quiere ofrecer ayuda para tratar de explicar varios sucesos que aislados, sin contexto, cuesta asimilarlos. En los últimos días hemos visto cómo un juvenil cambiaba River Plate por el Real Madrid por  una cantidad obscena de millones de euros. Prácticamente al mismo tiempo, los cantos de sirena que llegaban desde Italia por Yeremay se quedaban mudos ante la negativa del canario de unirse al último proyecto de nuevo rico que emprende una aventura en el fútbol europeo.


Dos eventos volvieron a coincidir el sábado por la mañana. De nuevo con Yeremay como protagonista. Mientras prendía la pólvora de una nueva declaración de amor del canario a los colores blanquiazules, unos kilómetros más al sur se clavaba una daga en el corazón de miles de seguidores del Celta. El autor, Fer López, con un viejo conocido del deportivismo como colaborador necesario, Jorge Mendes. Resulta que el portugués está cerca de llevarse a la última perla de la cantera celeste a la Premier League aprovechando el periodo de rebajas en su cláusula de rescisión.


Es precisamente ese último detalle la clave de todo. La cláusula de rescisión. Porque es el que indica que el jugador ha decidido pasar página. “Si la pagan, poco puedes hacer”, apuntaba esta misma semana el presidente de River ante la inminente salida de Franco Mastantuono. Efectivamente, poco puede hacer el mandatario en el momento. Incluso la posibilidad de volver a jugar competición continental puede llegar a ser insuficiente. El trabajo tenía que haberse hecho antes. Y sin conocer de primera mano lo que ha hecho el Deportivo, no queda otra que felicitar a sus dirigentes por conseguir que Yeremay parezca ahora mismo el futbolista más loco del planeta.


En manos del club está ahora responder al mensaje del ‘10’ con el siguiente paso: armar un equipo que ofrezca garantías de ascenso. Mal harían en entender la última declaración de amor de Yeremay como un cheque en blanco para pasarse los próximos años penando por Segunda División. Si algo ha mostrado el canario en su meteórica proyección es hambre y ganas de seguir progresando. Es un amor profundo y verdadero, pero no incondicional. Conviene no probar hasta dónde llega su locura.


O quizá lo hayamos entendido todo al revés. El fútbol siempre ha sido una carrera profesional con la que ganarse la vida. Tampoco hay que ser ingenuos. Pero son muchos los que han intentado convencernos recientemente de que el dinero debe estar por delante de cualquier cosa. Así que una vez has encontrado tu sitio, en el que te aclaman cada semana, tienes todo el reconocimiento a tu trabajo y, no nos engañemos, has conseguido un sueldo que consideras adecuado… ¿para qué cambiar? O, mejor preguntado, ¿para qué cambiar por cualquier cosa? La respuesta parece tenerla clara Yeremay desde que en enero surgiera por primera vez esa posibilidad real de que alguien viniera y pusiera dinero para comprarlo. “No voy a dejar el Deportivo por cualquier cosa”. ¿Y si, quizá, Yeremay es el único que esté actuando con cordura?

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