A vueltas con los Mundiales
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A vueltas con los Mundiales


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Leo con retraso las cifras que la presidenta del Consejo de Administración de RTVE facilitó en una Comisión del Congreso y en las que señala que el Mundial de Qatar le costó al ente público algo más de 37 millones de euros. Y que sólo –con acento- recuperó en ingresos 1,1. 
 

De esos 37 millones de gastos, 32 fueron para la empresa Mediapro, propiedad del hombre que aparece en todas las operaciones audiovisuales en nuestro país –VAR incluido- y que no es otro que Jaume Roures. Él vendió los derechos –compartidos con otros canales, no exclusivos- de 19 partidos del Mundial, una compra ruinosa de RTVE como se demostró posteriormente. 
 

Pero sigamos con el ente televisivo público. Según Elena Sánchez, su presidenta y antigua presentadora y sindicalista de la casa, RTVE pagó a Casillas e Iniesta, comentaristas de los partidos de España, la friolera de 70.000 euros, que no está nada mal. Pero no importa, pagado entre todos sale a menos. Y también reveló que la audiencia media había sido de 5 millones de espectadores, con un ‘share’ de 37,7%, lo que contribuyó a elevar algo el índice de visión y evitó un mínimo histórico de audiencia del canal. En fin, la conclusión es que es fácil derrochar el dinero de los demás sin ninguna responsabilidad. Todo un éxito sin dimisiones por medio.
 

Y continuamos con el Mundial, ahora el de 2026 (de Estados Unidos, Canadá y México). Ya acordó la FIFA, en su reunión última en Kigali (Ruanda), que lo jugarán nada menos que 48 selecciones. Serán 39 días de competición y 104 partidos (en el último se disputaron 64 y se hizo largo). Una vez conocido esto, la pregunta es la siguiente: ¿a qué juega la FIFA, a quemar a los futbolistas? 
 

Y otra pregunta surge a continuación: ¿llegará un momento en que el máximo organismo futbolístico mundial autorice que todas las federaciones jueguen los Mundiales con tal de complacerlas?
 

En fin, por unas cosas o por otras, para nosotros, el fútbol está perdiendo encanto, aunque haya muchos que opinen lo contrario. 
 

Todo se reduce a aumentar el número de competiciones porque eso genera más dinero, y ese es el único objetivo de unos organismos como la FIFA y la UEFA, que tienen muy bien engrasada su organización y ante la cual es muy difícil rebelarse. Son los nuevos tiempos en los que el dinero es la principal (única) prioridad.

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