En plena pelea por el ascenso ha salido a la luz pública el desencuentro entre el RCD y el Ayuntamiento coruñés por el uso del Estadio Municipal de Riazor. Tradicionalmente el consistorio -propietario del recinto- cedía el campo para los entrenamientos y partidos del Deportivo sin recibir ninguna contraprestación a cambio. Era, y es, una fórmula utilizada para apoyar al principal equipo de la ciudad.
El caso el que el Depor lo ha usado casi en exclusividad durante las últimas décadas con excepciones puntales como la celebración de partidos de la Copa del Mundo del 82, algún concierto, así como para las escasas competiciones deportivas que demandaban un aforo especial, como la eliminatoria del Victoria contra el Villarreal del pasado año. Al margen de estos pequeños “préstamos” los blanquiazules han sido los únicos inquilinos del estadio municipal.
También ha sido el RCD quien en su momento solicitó de manera insistente que derribaran las pistas de atletismo del estadio para que los futbolistas notaran el aliento de la afición en los partidos. El ayuntamiento accedió a sus peticiones -cargándose de paso el espacio de entrenamiento del atletismo coruñés- además del cerrar el campo con la instalación de la grada de pabellón.
Hace apenas unos años, el equipo de gobierno municipal asumió la remodelación de la cubierta del Riazor, cuyo coste superó los ocho millones de euros. Añadamos la cesión de espacios y locales que se le hace al Deportivo dentro del estadio.
Así las cosas, en 2025 prescribe el convenio firmado en el año 2000 por el Ayuntamiento y Club en donde se estipulaban las condiciones de la cesión y parece que el borrador en el que trabaja el consistorio no convence al presidente Couceiro.
El principal escollo viene dado por el uso del nombre del estadio. Más concretamente por el apellido del campo, vamos lo que en el mundo del marketing y publicidad se llama el naming. Al actual estadio se le ha puesto la coletilla de Abanca Riazor, el nombre del actual socio mayoritario y, a la sazón, propietario del Club.
El ayuntamiento, por su parte, mantiene su plena disposición a prorrogar el arrendamiento gratuito al Depor, pero entiende que si se generan unos ingresos extraordinarios por el naming debe de participar en dicho reparto ya que además de ser el propietario, es el responsable de acometer todas las inversiones necesarias para mantenerlo en las mejores condiciones.
Se avecina un conflicto que es de esperar tenga una solución rápida y satisfactoria para ambas partes y se mantenga alejado de la agenda electoral prevista para los próximos meses.