Obviamente me refiero al Sestao S.C. y no al Sestao River que es el que nos visita hoy y que es el heredero del primero y que se fundó poco después de la disolución del Sestao S.C. en 1996. El mítico equipo con el que nos vimos durante toda la segunda mitad de la década de los 80 descendió en 1996 a Segunda B por deméritos deportivos y directamente a Tercera en los despachos ahogado por las deudas que le impidieron pagar a sus jugadores.
Con el Sestao nos vimos por primera vez en los años 50, pero mi primer recuerdo es de la temporda 80-81, cuando estuvimos por primera vez en Segunda B. Ese año nos cruzamos con el primer jugador que luego estuvo en el Depor. Fue el defensa Marro, que llegó a Coruña en la temporada 82-83 y un año después volvió a Sestao. Fue el primero de un puñado de futbolistas que llegaron a Riazor directamente desde Sestao o con alguna parada intermedia. Porque esa era la fórmula que empleaba el club vasco. Ascendieron a Segunda en la temporada 84-85 entrenados por un tal Jabo Irureta y mientras permanecieron en la categoría de plata siempre utilizaron el sistema de fichar futbolistas de clubes vascos de categorías inferiores como el Barakaldo, el Erandio, el Baskonia, el Zalla y otros muchos y luego, si destacaban en Segunda, los traspasaban a clubes de Primera o a otros de Segunda con mayor potencial económico. El caso más claro fue el de Ernesto Valverde, cuando fichó por el Español en 1986. En cuanto a los que recalaron en el Deportivo, al margen del mencionado Marro, en 1987 llegó Jon Aspiazu, que permaneció cinco años en Riazor. Llegó la temporada en la que nos salvamos con el gol de Vicente y se marchó el año que nos salvamos en el Villamarín. Vivió el “camina o revienta” que decía Lendoiro y se quedó a las puertas del Superdepor. En el verano de 1992 volvió al Sestao. Dos años después que Aspiazu, en 1989, llegaron Santi Francés y Sabin Bilbao. El primero venía como joven promesa y, sin embargo, el que hizo carrera en Riazor fue Sabín. Estuvo cuatro años en Riazor y fue el dueño de la banda izquierda en sus primeras tres temporadas. En la 92-93 la llegada de Nando le relegó a la suplencia y se marchó al final de ese año tras compartir vestuario con Bebeto y Mauro Silva esa temporada. Santi Francés, en cambio, jugó poco o nada en el tiempo que estuvo en el Deportivo. Ya en 1990 llegó Albístegui, que lo hizo desde el Mallorca, aunque hasta dos años años antes había militado en el Sestao. Tres temporadas estuvo con nosotros hasta que se fue a la Real Sociedad, en cuya cantera se formó. Las mismas temporadas estuvo el portero Yosu, que fue titular indiscutible el año del ascenso, alternó titularidad en Primera con Liaño y Canales al año siguiente y que sólo jugó un partido en la 92-93. Antes de recalar en el Deportivo, Yosu estuvo seis años defendiendo la portería del Sestao. Y fue en 1991 cuando Liaño llegó al Depor. Fue casi de casualidad. Teníamos de porteros a Yosu y a Canales, pero la lesión de este último fue lo que motivó el fichaje de Liaño, el cual, tras jugar muy poco en sus años en el Racing y ser el Zamora de Segunda en su año en Sestao, estaba sin ofertas interesantes y meditando muy seriamente el dejar esto del fútbol. Llegó la oferta del Depor y el resto ya es historia. Su récord de menos goles encajados en una temporada sigue vigente desde 1994. Sólo el atlético Oblak ha conseguido igualarlo. Ese mismo año de 1991 llegó Ribera desde el Burgos, el cual lo había fichado del Sestao dos años antes.
Muchos jugadores llegados desde Sestao. El equipo donde entrenó Irureta, donde jugaron entrenadores como Valverde o Mendilíbar y sin olvidarnos de su mítico delantero: el “metalúrgico” Primi. Muchos recuerdos para los que ya vamos teniendo una edad. Qué le vamos a hacer.