A quien madruga Dios le ayuda. El caso es que ayer, en su primer día de trabajo, una de las últimas adquisiciones del Deportivo ya estaba dispuesto a acceder a su centro de trabajo a las ocho y media de la mañana. Y eso que los que mandan disfrutan de sus vacaciones.
No es nada excepcional el madrugón, pero sí que resulta significativo cuando se asumen responsabilidades que exigen estar operativo más allá que de sol a sol. En esas situaciones, las ganas nunca sobran. Ojalá haya suerte.
No fue el único trajín por la zona, donde se vio a lo largo de la mañana a un antiguo asesor aúlico del club y a un pretendido experto futbolístico. Pero en ambos casos se limitaron a pasar de largo por delante del portal que no hace tanto tiempo flanqueaban. Mejor para todos.