Se encienden las alarmas de en la plaza de Pontevedra tras la derrota del pasado domingo en el campo de la Cultural Leonesa. Las victorias del Alcorcón, Racing de Ferrol relegan al Dépor a la tercera posición, alejándose del liderato en cinco puntos. Los tres puntos cosechados por el filial vigués también amenazan esa tercera plaza máximo cuando el Celta B visitará Riazor este fin de semana. Sólo los empates del Castilla y Córdoba atenúan la grave derrota de los coruñeses ante la Cultural.
Y es que los pupilos de Óscar Cano llevan tres jornadas sin ganar sumando solamente dos puntos de los nueve en juego. Una media que a falta de diez jornadas por disputar hacen pensar que el ascenso ya no depende sólo de los blanquiazules.
Vale que la competición está muy igualada, que por ahí adelante hay campos de pésima calidad, que cualquiera te puede dar un susto, que hace falta que algunos jugadores acaben de adaptarse al conjunto, y seguro que al entrenador se le ocurrirá alguna razón más para explicar esta situación. Lo cierto es que se ha formado una plantilla de calidad con refuerzos importantes en el mercado de invierno que no rinde al nivel deseado.
El comportamiento del equipo en Riazor se puede calificar de positivo, no tanto en juego como en resultados, siempre apoyado por una masa social numerosísima, impropia de la categoría en la que milita el Club. Es en las salidas donde el Dépor ofrece su peor cara. Es el equipo con peores resultados como visitante del sexteto aspirante al título. Sin duda es fuera de casa donde se deben de marcar diferencias con el resto de competidores.
El último revés añade más dramatismo al encuentro contra el Celta B ya que se necesita una victoria para seguir optando a lo máximo. Un empate de poco sirve y una hipotética derrota dejaría muy tocado al conjunto, hundida a la afición y a la cola de la cuadrilla de aspirantes a la promoción.
Es sintomático que muchos de los trescientos desplazados el domingo pasado a León pidieran la dimisión del técnico. Son muchos los aficionados que cuestionan la labor de Cano, su falta de ambición y valentía fuera de Riazor, que no entienden algunas titularidades, algunas suplencias continuadas o la poca pericia en leer los partidos.
Óscar Cano llegó para subir al Deportivo. Retocó la plantilla a su gusto en navidades, desprecia a valores emergentes de la cantera, pero está demostrando cierta incapacidad para hacer de esta plantilla un conjunto ganador.