OPINIÓN | Dos campeones ingleses
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OPINIÓN | Dos campeones ingleses

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E s indudable que la tragedia de Heysel, de la que este año se han cumplido 40 años, marcó un punto de inflexión en el ambiente futbolístico europeo. Muchos vimos el horror en directo y a otros muchos se lo contaron en su momento. Aquella tragedia provocada por los hooligans del Liverpool unida a muchos más incidentes que provocaban los hinchas de cualquier equipo inglés cuando jugaban en Europa motivó el que la UEFA expulsara a los equipos ingleses de las competiciones europeas de forma indefinida y, en el caso del Liverpool, la sanción se prorrogaría durante cinco años más. Al final el castigo duró cinco años para todos los equipos ingleses y un año más para el Liverpool. Nadie protestó el castigo. Ni siquiera el Everton, eterno rival local del Liverpool y, en aquellos años, dominador de la liga inglesa. Todos entendieron que los desmanes de los hooligans habían desembocado en esa expulsión. Y 40 muertos en aquella final de Heysel eran motivo más que suficiente para ello.


Durante los años del castigo, que fue la segunda mitad de los años 80, el fútbol inglés un pudo demostrar su poderío –deportivo- por Europa. Tan sólo a nivel de selecciones, o sea, en el Mundial 86, cuando quedaron eliminados por “la mano de Dios” y en el Mundial 90 de Italia (no se habían clasificado tampoco para la Euro 88). Y, a partir de ahí, sólo se les veía a través de alguna invitación o de algún amistoso. Y ahí es donde entró el Teresa Herrera.


En 1987 fue el Everton, campeón de liga y de la Recopa la temporada anterior, el que acudió al torneo junto a nuestro Deportivo, al Sporting de Gijón y al Benfica, campeón de todo en Portugal. Tenían en sus filas un montón de internacionales: Peter Reid, Trevor Steven, el galés Ratcliffe o el escocés Sharp. No les fue muy bien, ya que perdieron la semifinal por penaltis ante el Benfica y luego el Sporting les ganó 2-1 en el partido de consolación. Pero al menos habían medido su potencial ante equipos europeos, que era de lo que se trataba.


Un año después, en 1988, le tocó al Liverpool. En esos años, los dos vecinos se alternaron los títulos de liga inglesa: dos para el Everton y dos para el Liverpool. Y lo mismo que el año anterior: los diablos rojos llegaron con todos sus internacionales: Grobbelaar, los ingleses McMahon, John Barnes, Peter Beardsley (aquel al que le habían roto dos dientes de un codazo y tardó en ponérselos de nuevo), los escoceses Gillespie y Steve Nicol o los irlandeses Ronnie Whelan y John Aldridge, que poco después jugaría en la Real Sociedad. En la semifinal cayeron estrepitosamente ante el At.Madrid por 5-1 pero luego en la final de consolación golearían a la Real Sociedad por 4-0. Y fue uno de los goleadores de aquella tarde, John Barnes, el que en rueda de prensa agradecía enormemente la invitación para participar en “el mejor torneo del mundo” ya que es lo único que les quedaba para poder mostrar su fútbol al mundo.


En 1991 volvieron los clubes ingleses a las competiciones europeas. Los incidentes de sus hinchas bajaron notablemente, en parte gracias a la cruzada que inició el gobierno de Margaret Thatcher para erradicar la violencia de los estadios y. Los equipos ingleses habían perdido mucho coeficiente en esos años y solo aportaban dos clubes a la Copa de La UEFA cuando antes aportaban cuatro. Pero eso sí, al año siguiente ya ganaron una Recopa, con el Manchester United.


Y nosotros tuvimos en esos años dos campeones de Inglaterra en el Teresa Herrera. Y encima vinieron encantados.

 

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