El mundo está lleno de ojeadores. Me cuenta un amigo, profesional de la dirección futbolística, que nunca en la historia de la gestión de este deporte hubo tantos ‘buscadores de talento’, tanto de equipos como de empresas de representantes.
No solo en las citas más importantes de escuadras como el Depor, a cuya cantera siguen decenas y decenas de clubes y agentes. En cualquier campo de cualquier pueblo y de cualquier categoría puede aparecer uno de estos pescadores con la caña preparada para capturar a un joven talento.
En el caso de Riazor, si hacemos una foto a todos los que pasan por el campo, incluso por partidos de Abegondo, hay que utilizar un gran angular para que quepan en la imagen. Y no lo digo por la irrupción de Mella o Yeremay. En el caso del primero, ya lo pretendieron hace tiempo grandes clubes, como después al segundo. Todo el fútbol los conoce. Pero hay otros chavales, de catorce o quince años, de los que saben más algunas canteras que los aficionados que van a verlos los domingos.
