Con total seguridad, cuando Martin Scorsese vio finalizada su aplaudida cinta Jo, ¡qué noche! (1985) no esperaba que alguien pudiese comparar la trama de su largometraje con una jornada de deporte en una lejana –y desconocida, también con total seguridad– ciudad española casi cuarenta años después.
Es como si toda la fauna nocturna con la que se fue encontrando el protagonista de aquella película por Nueva York –por cierto, viene al pelo la comparación de la diminuta Marineda con la ‘Gran Manzana’ de nuestro columnista José Gerardo Fernández en su artículo de esta semana– tenga cabida, esta vez de día, en nuestra ciudad. El apasionado futbolero. El más reflexivo aficionado al baloncesto. El alocado y aventurero surfero. El familiar deportista esporádico-solidario. Todos juntos pero separados. Cruzándose unos con otros. De Monte Alto a Riazor. De Los Rosales al Coliseum. Del Castrillón al Obelisco. De Cuatro Caminos a El Matadero. Casi 30.000 por un lado. Cerca de 10.000 por el otro. 15.000 más a la orilla del mar por un lado. Y un puñado de ellos a la orilla del mar por el otro.
Comedia negra, de la buena, como la del filme del director norteamericano, tampoco falta. Porque lo es, un poco, la escena del Eldense buscando hotel ayer mismo, después de una semana de respuestas negativas de todos los establecimientos herculinos. Dramático a la par que desternillante. Y aún podía ser peor. Para todos. Menos mal que la amenaza de lluvia no llega hasta la noche.
Hoy, en A Coruña se filma Súper sábado (2024). Jo, ¡qué día!