Desde hace unos años tiene por costumbre el ex presidente Augusto César Lendoiro de ofrecer su visión sobre la actualidad del RCD, bien sea en el aspecto deportivo como en el organizativo. Hay a quien le parece un acto de deslealtad institucional hacia el Club que presidió durante más de 25 años y quienes lo observamos con atención viniendo de un dirigente que fue capaz de construir el equipo más brillante de la historia del Dépor además de ser un gran conocer del fútbol actual.
Sin ánimo de reabrir polémicas que hoy parecen superadas, me gustaría detenerme en su último artículo publicado en el que hace referencia al momento deportivo actual del equipo. Habla Augusto de aciertos como el nombramiento de Soriano al frente de la Dirección Deportiva, así como de la habilidad de éste para reforzar la defensa y el medio centro, con mención especial al fichaje de José Ángel Jurado.
Se queja, sin embargo, de la debilidad del ataque coruñés, más todavía con las ausencias que hemos vivido estas últimas jornadas. Achaca la escasez de goles a la falta de un delantero puro, siendo Barbero el único especialista en ese puesto. La inoportuna lesión del ex osasunista que lo alejará de los terrenos de juego durante buena parte de la temporada, reabre el debate de la necesidad de un goleador que garantice unos 15 goles por campaña.
En su opinión, el Consejo de Administración debió de redoblar los esfuerzos por mantener en la plantilla a Quiles, un referente de cara al gol, y a Mario Soriano, un jugador que promediaba un buen número de pases decisivos. Entiende que el resto de atacantes, a quienes no discute su calidad, no ofrecen la capacidad goleadora del andaluz.
El caso es que retener a Quiles no era posible desde el momento que el futbolista había firmado una cláusula en su contrato en la que se sentía libre de abandonar el cuadro blanquiazul si no se conseguía el ascenso. Es decir, el jugador no quiso esperar un año más porque tenia buenas ofertas de la división de plata, interesándose también algún conjunto de Primera.
Algo parecido sucedió con Mario Soriano que abandonó Riazor para jugar cedido en el Éibar, aunque mantiene contrato con el RCD.
Sin duda el diagnóstico de Lendoiro es certero. La realidad es que al equipo le falta gol, incluso generar esas ocasiones. Las respuestas se me antojan más complicadas: ¿es conveniente fichar un nueve en el mercado invernal? ¿es el momento para apostar con fuerza por delanteros del Fabril? ¿debería reconvertir el puesto a algunos de los muchos atacantes que hasta ahora no habían tenido obligaciones de cara al gol?
Será el Director Deportivo quien proponga al Consejo de Administración cuál es la receta más adecuada y posible para paliar la sequía goleadora pero lo cierto es que en tres partidos sólo se han hecho dos dianas en Riazor y ninguna ha servido para ganar el partido.