OPINIÓN | Una fachada sin nada detrás
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OPINIÓN | Una fachada sin nada detrás

OPINIÓN |  Una fachada sin nada detrás
Los jugadores del Real Betis

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El pasado 2 de mayo el al lado firmante publicó en este diario un reportaje-información-dossier que alertaba de la precaria situación por la que atravesaban dos candidatos al ascenso a la ACB, el Real Betis y el Fuenlabrada. Los ecos del cachondeo en las diferentes redes sociales resonó hasta en Venus. Jajaja.


Dos semanas después, el club sevillano, ganador de la Final Four de Primera FEB, era rechazado por la Asociación de Clubes de Baloncesto. Al menos el 50% de los ‘expertos’ dejaron de reír. La moratoria concedida por la ACB para cumplir con todas la exigencias no hizo más que prórrogar el sufrimiento verdiblanco. La sonrisa quedó congelada ese día, el 24 de julio. Y así sigue, porque todavía no se conoce el veredicto del juzgado de Barcelona que, este viernes, encaró el tema de las medidas cautelares solicitadas por el presidente de la entidad andaluza, un personaje, con todas las letras, llamado Pedro Fernández.


Por su parte, del Fuenlabrada se sabe poquito. Tanto de su situación financiera –que se intuye alarmante– como de sus movimientos de confección de la plantilla. Entrenador y dos jugadores están en nómina cuando hay ya varios rivales con los rosters cerrados (Gipuzkoa, Tizona y Melilla) o a punto de hacerlo (caso del Básquet Coruña, entre otros). El otro 50% de los ‘expertos’ también ha recogido cable.


Y en medio de este asunto están, claro, la ACB y la Federación Española de Baloncesto. Apagafuegos con gasolina super. La asociación, dando una segunda moratoria que huele más a plazo para que el Granada areglase su reentrada en la liga que a verdadera fe en que el Betis (ahora llamado Baloncesto Sevilla) hiciese en siete días los deberes que no fue capaz de resolver en cuatro semanas.


La FEB, sin un plan de contingencia. Si a principios de mayo se conocía la precariedad de Betis y Fuenlabrada, ¿por qué no fue capaz de tener al menos un club en la recámara para evitar que su principal liga tenga –otra vez– participantes impares?


Presumimos de baloncesto a nivel internacional, pero la casa no está tan barrida como debería. Ni es una casa. Es una tómbola donde se sortean plazas en competiciones de manera casi aleatoria. Es ese chaval al que le dan un silbato como premio por meterle un gol, después de tres intentos, a un portero metálico con la cara y el cuerpo de uno de verdad. La ilusión de una fachada sin nada detrás. 

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