OPINIÓN | Como para olvidarme
lll
17º-23º

OPINIÓN | Como para olvidarme

OPINIÓN | Como para olvidarme

Usuario

El 19 de mayo de 2000, yo aún no había desembarcado en A Coruña, pero ya tenía preparadas las maletas para hacerlo un mes después, así que viví el título desde Valladolid por la televisión. El cabezazo de Donato, tras el córner botado por Víctor, y el tanto de Makaay que hicieron llorar a Riazor seis años después de aquel penalti fallado por Djukic, pero esta vez de alegría. Desde la distancia seguí las imágenes de una ciudad soñando, de la fiesta en Cuatro Caminos, de una afición que pasaba a ser una de las nueve que han tenido el privilegio de celebrar la Liga. Pero hasta que, poco después, no aterricé en la capital herculina y entré en Riazor —en mis inicios como periodista—, no me di cuenta de lo que significa el Dépor para A Coruña y de las noches mágicas de las que formaría parte en los años venideros, empezando por la oportunidad de disfrutar del talento de elegidos como Fran, Valerón, Djalminha o Tristán, o gestas como los triunfos en estadios épicos en la Champions, el Centenariazo o el 4-0 al Milan.


Llegué un mes tarde a A Coruña. No pude sentir ni relatar ese título de Liga in situ, pero aun así, es imposible olvidar un instante que marcó el inicio de todo lo que sí pude experimentar después. La grandeza de un club que se permitió tutear a los gigantes de la Liga y de Europa. Que doblegó al Barça y al Madrid, al Manchester United, a la Juventus, al Bayern, al PSG... Porque sin ese 2-0 al Espanyol, sin ese 19 de mayo histórico, todo lo demás no habría existido. Tampoco la caída a los infiernos posterior y el proceso de retorno a la gloria en el que nos encontramos inmersos. Pero esa ya es otra historia.

OPINIÓN | Como para olvidarme

Te puede interesar