Un club en apuros y un fichaje temerario
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Un club en apuros y un fichaje temerario


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A poco más de diez días para comenzar la competición en Primera RFEF todavía no sabemos si el DUX Internacional, primer rival del Deportivo, está en condiciones de acudir a su cita en Riazor. La necesidad de presentar un aval que cubra las nóminas de los futbolistas de la plantilla y disponer de un campo de juego con césped natural son los principales condicionantes de la desesperada situación del club madrileño.
 

Y el caso es que el DUX es un conjunto saneado, sin deudas, que ha cumplido siempre con sus obligaciones, pero los nuevos requisitos de la RFEF para esta categoría pueden llevarse por delante al club si no aparece un inversor de última hora.
 

No voy a ser yo quien cuestione a la Federación por intentar profesionalizar una categoría que necesitaba de una profunda reestructuración, sin embargo, la expulsión la temporada pasada del Extremadura y la posible descalificación del DUX en las primeras de cambio este curso, no hablan bien del papel que debería de jugar la institución presidida por Rubiales. Si alguna función tiene la RFEF es la de promocionar el fútbol y tender la mano a los equipos con dificultades para ayudarles a encontrar soluciones. Aplicar una norma -discutible por el apremio con el que se ha hecho- y sancionar con un descenso que podría conducir a la disolución de un club, no parece el camino más indicado para fomentar este deporte.
 

Mientras tanto el Dépor sigue completando su plantilla para reforzar los puestos más flojos del equipo. Las nuevas incorporaciones se han dejado ver en los partidos de preparación y poco a poco se irán integrando el proyecto futbolístico de Borja Jiménez. 
 

En las últimas semanas ha sonado con insistencia en los medios de comunicación, y sobre todo en las llamadas redes sociales, la posibilidad del regreso de Lucas Pérez al cuadro coruñés. El de Monelos no ha desmentido nada de lo publicado y da la sensación de dejarse querer. Nada discute su calidad que ha demostrado en diferentes equipos nacionales y extranjeros, ni tampoco su deseo de regresar al equipo de su ciudad, club en el que querría colgar las botas. Sin embargo, este fichaje genera ciertas dudas.
 

En primer lugar, Lucas pertenece al Cádiz y es uno de los puntales de su ataque. Es decir, es un elemento valioso en un club de Primera División. Las condiciones económicas de un jugador de estas condiciones están lejos de lo que le puede ofrecer el RCD en tercera categoría nacional -fútbol no profesional- y arrastra una deuda inquietante.
 

Existe otra razón poderosa que aleja al jugador de Riazor. La Primera RFEF exige regularidad en el rendimiento del equipo jornada tras jornada. Eso se consigue construyendo una plantilla equilibrada que funcione como un bloque, sin estridencias ni ocurrencias de última que puede desestabilizar el vestuario, no sólo en cuanto a los emolumentos sino en otro tipo de liderazgos. Mejor apostar pacientemente por la cantera y olvidarse de fichajes salvadores de otras épocas.

Un club en apuros y un fichaje temerario

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