Durante mucho tiempo hubo aficionados al fútbol que sostuvieron que los dos mejores jugadores de la historia del balompié español eran coruñeses. A saber: Luis Suárez y Amancio. A estas dos destacadas figuras se podría añadir ahora quizá algún nombre más. Pero los más veteranos –que recordarán perfectamente las andanzas en un terreno de juego de ambos- seguramente mantendrán aquella primera opinión.
Ahora, hace unos días se murió Amancio Amaro. Uno de aquellos componentes del Real Madrid “ye-yé”, de aquella delantera de los años sesenta que se recitaba de memoria, como tantas otras: Serena, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento, todos ellos ya desaparecidos. Amancio, un coruñés de la calle Vizcaya, comenzó su carrera futbolística en su ciudad, en el Victoria, y nosotros le vimos despedirse también en el Victoria, cuando jugó un tiempo frente a una selección del fútbol modesto herculino en un partido que se organizó cuando él cumplió 40 años, y que todavía figura en las retinas de quienes presenciaron aquellos minutos. También jugaría al fútbol-sala, contribuyendo a la creación de un equipo en el que participaba.
Para quienes no hayan visto jugar a Amancio habría que decir que su fuerte era el regate y encarar al rival, así como su sentido de la profundidad en el juego. Para los que ahora hablan de la dureza del fútbol, Amancio sufrió (según tenemos entendido) nada menos que cinco operaciones y de la última (producto de la entrada del paraguayo Fernández, del Granada) no quedó del todo recuperado. Pero todavía siguió en activo hasta retirarse a los casi 37 años. Él no se arrugaba y, a veces, respondía a la violencia que recibía porque tenía un fuerte carácter que se manifestaba en el campo cuando era castigado por los rivales.
Fuera de los terrenos de juego Amancio tuvo también una gran popularidad, comparable o superior a la de cualquier personaje popular del momento. Él, de origen tímido y humilde, fue escalando posiciones hasta el punto de manejarse perfectamente en la vida social (en ese sentido podría establecerse un paralelismo con Manolo Santana).
Finalmente, nos gustaría recordar cuando fue seleccionado por la FIFA para jugar un partido amistoso frente a Brasil, lo que entonces era un acontecimiento. Se hizo una fotografía con Pelé, que dio la vuelta al mundo y que sirvió de portada a la edición del reglamento del fútbol español durante unos cuantos años. Ha sido una leyenda (de las de verdad) y su juego quedará impreso para siempre en la memoria de todo buen aficionado. Descanse en paz.