La afición merece alguna alegría
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17º-23º

La afición merece alguna alegría


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De las derrotas dolorosas del Deportivo esta ha podido ser la más amarga y desoladora. Si en anteriores ocasiones se luchaba por una recompensa mayor -título de liga, final de Champions o el ascenso a la máxima categoría- el sábado se peleaba por materializar una necesidad casi perentoria: regresar al fútbol profesional.


En un visto y no visto el Dépor pasó de jugar en Primera División a descender a los infiernos de la tercera categoría, un infierno en el que lleva instalado tres campañas y que amenaza en convertirse en un purgatorio donde podría penar alguna campaña más.

Si el resultado del sábado hubiera sido distinto, nadie hablaría de una mala temporada. Sería una equivocación resumir este curso en el último partido. Fue en la segunda vuelta donde los blanquiazules le perdieron la cara al ascenso directo. Las consecuencias son palpables: el RCD ha entrado en una nueva crisis de dimensiones todavía insospechadas.

El análisis de esta campaña ha de hacerse teniendo presente una circunstancia clave en la historia del club. El cambio de propiedad ha marcado de manera definitiva la estrategia y gestión del RCD.


Y tampoco se puede culpar al nuevo Consejo de un cambio de rumbo necesario e inaplazable para sobrevivir económica y deportivamente.


En menos de un año reestructuró la organización administrativa, técnica y deportiva tratando de aligerar la masa salarial, prescindir de profesionales con elevados sueldos para la categoría, se buscó un entrenador contrastado en tercera división y se armó una plantilla competitiva para volver al fútbol profesional. Quizás la única laguna haya estado en no confiar en la cantera, sobre todo en una nueva generación de deportivistas que venía de proclamarse campeón de España de juveniles.


Entre medias se queda una afición que ha demostrado una fidelidad heroica, que se conforma con muy poco y a la que se ha decepcionado nuevamente. Muchos esfuerzos deberá de hacer el Consejo para reconstruir un proyecto en donde jugadores, técnicos y empleados estén comprometidos al máximo con el Club.


Es hora de que ponerse a la altura de su hinchada y devolverles en el campo toda la pasión que ha derrochado la afición en la grada. Pocos clubes españoles pueden presumir del apoyo popular de toda una ciudad a sus colores y ese, no lo olvidemos, sigue siendo el activo más importante del RCD.

La afición merece alguna alegría

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