Rodri Méndez (14/12/1999) fue el autor del gol del Montañeros contra el Victoria. Un tanto de bella factura, con una buena internada en el área y un disparo con rosca imposible para Damián Seijoso.
“Fue un partido muy igualado y disputado. Creo que nos equivocamos en caer en su juego directo; deberíamos haber tenido más pausa y mover más el balón hasta encontrar alguna ocasión”, realiza como primera valoración.
No acabó muy contento con la actuación del colegiado, ya que entiende que no fue “el típico derbi entre Monta y Victoria con muchas patadas”. Considera que “no pasó nada de nada” y ve excesivo que ambos acabaran con diez.
“No fuimos superiores en cuanto a juego, pero sí en cuanto a ocasiones. Tuvimos un palo, otra en área pequeña que no pudimos rematar, una de Samu, una mía...”, enfatiza.
En un balance más global, señala que ve al equipo “muy bien”, viendo muy positiva la juventud del mismo, combinada con el buen trabajo de los veteranos Guillermo y Mauro.
“Tenemos diferentes salidas de balón, diferentes presiones..., todo muy entrenado. Es muy raro que haya alguna situación en el juego que no hayamos entrenado. Nos puede salir mejor o peor, pero lo hemos trabajado prácticamente todo”, explica Rodri sobre el trabajo que realizan en las sesiones de entrenamiento.
Su vida futbolística está vinculada a dos equipos, el Montañeros y el Carral. Tras formarse en la cantera del equipo herculino decidió recalar en el Carral para su primer año como senior. Fueron cinco temporadas allí, hasta que este verano decidió regresar al Montañeros.
“En ese momento quería jugar allí. Había gente con la quería jugar, desde pequeño había visto al Carral, etc. y siempre quise jugar allí”, explica sobre la decisión que tomó a los dieciocho años.
Por esas razones, tuvo sus dudas a la hora de cambiar de aires este verano. “Me costó dejarlo y tardé un poco en adaptarme; también porque a nivel físico es mucho más exigente esta categoría”.
Además, cuenta que en el Carral “los tres primeros años no jugué casi nada, con muchas lesiones; pero los dos últimos sí e hice 12 goles. Me lo pasé muy bien, había mucho compañerismo, hacíamos muchas cenas, etc. Eramos una familia prácticamente. Tenía algo de dudas con eso, pero en el Montañeros me encontré algo similar: todos los compañeros me caen bien y hacemos cosas juntos”.
“Llevaba cinco años sin hacer pretemporada y eso se nota. Empezamos a jugar y rápidamente tuve una leve lesión, por lo que me costó un poco arrancar. A la vuelta empecé a arrancar. Creo que jugué bien contra el Lemos y a partir de ahí muy bien, muy cómodo”, profundiza sobre su proceso de adaptación al Monta.
Cuestionado por la faceta del juego que más le costó, señala el “trabajo defensivo, al que no estaba acostumbrado”.
Es el balance de un derbi en el que ambos conjuntos creen que pudieron llevarse los tres puntos. La próxima jornada, el Montañeros buscará los tres puntos en su visita al complicado campo del Boiro.