Damián Seijoso, portero del Victoria: “El fútbol es como una universidad que te sirve para todo en la vida”
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Damián Seijoso, portero del Victoria: “El fútbol es como una universidad que te sirve para todo en la vida”

Damián Seijoso, portero del Victoria: “El fútbol es como una universidad que te sirve para todo en la vida”
Damián Seijoso posa para la entrevista en Cuatro Caminos | Pedro Puig

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Un año más. Es la decisión de Damián Seijoso (A Coruña, 1986), portero del Victoria y ex de equipos como el Silva o el Ciudad de Santiago, con el que  jugó en Segunda B. El guardameta explica los motivos de su continuidad y hace una profunda reflexión sobre la evolución del fútbol y los horizontes que pueden aprovechar los jóvenes. También hay espacio para las anécdotas, como cuando en pleno O Son do Camiño se enteró de que iba a ser titular en el que podía ser el último partido de su carrera. Ante ello, naturalidad, un refresco en el concierto de Estopa, y viaje de vuelta para A Coruña con la idea de guardar fuerzas.

 

Tenía dudas, pero sigue un año más en activo. ¿Cuándo y por qué toma esta decisión?
Fue en la cena de final de temporada, a las ‘tantas’ de la madrugada. Me liaron allí. Tenía dudas, porque son muchos años ya y un ascenso parecía un momento bonito para retirarse, pero físicamente me encuentro bien, en el Victoria hay un grupo con gente muy buena y me convencieron. Tenía la balanza bastante inclinada hacia dejarlo, pero ahora ya con ganas de afrontar la última. Será la definitiva.

 

No debe ser fácil tras tantos años jugando.
Claro... Sé que lo voy a echar de menos, porque llevo toda la vida en esto, con muchos sacrificios. Lo hablaba con unos amigos músicos en Valencia: su pasión no tiene fecha de caducidad. En cambio, la del futbolista sí. Sabes que esto se acaba, y no tarda tanto.

 

Y una vez termine la etapa como jugador, ¿cómo se plantea seguir ligado al fútbol?
No lo tengo claro. Valoraba retirarme para recuperar tiempo, porque han sido muchos años con la agenda llena, renunciando a muchas otras cosas, por lo que creo que cuando lo deje, querré desconectar del fútbol. No me atrae ser entrenador principal, lo único que quizá valoraría es ser entrenador de porteros. Eso sí me gusta y me veo más capacitado.

 

“Con el tiempo los malos momentos se difuminan y te quedas con lo positivo”

 

¿No casa con su carácter dirigir a un equipo?
Me parece una labor muy complicada, tienes que gestionar a 25 personas con personalidades muy diversas. Lo hablaba con Taibo (su técnico) hace poco, repasando el año. Le decía que ser entrenador es muy difícil porque la justicia no existe: tomes la decisión que tomes, siempre será justa para unos e injusta para otras. Hay que manejar muchas cosas, y creo que por mi carácter no valdría. Como entrenador de porteros sí me veo, es casi como un deporte individual dentro de uno colectivo. Algo diferente, y me motiva más.

 

Habla de que el fútbol implica una renuncia de tiempo. ¿Ha merecido la pena?
Sí, sin duda. Como todo en la vida, hay momentos buenos y malos, pero con los años lo ves con otra perspectiva y los malos se van difuminando, te quedas con lo positivo. Son 30 años en los que he vivido de todo e intento quedarme con lo bueno, porque eso también forma parte de nuestra educación. El fútbol es como una universidad que te sirve para la vida, para el trabajo, para todo.

 

Este año ha habido mucha rotación en la portería. ¿Cree que la próxima temporada será igual?
No lo sé. Álvaro (su compañero, de 21 años) está en un momento de crecimiento brutal y yo voy en curva descendente. Hablé mucho con él, porque me preguntaba por el futuro, y la verdad es que tiene nivel para jugar en una categoría superior, pero también es difícil tomar esa decisión siendo portero: si vas a otro equipo de Tercera o Segunda RFEF y te encuentras con un portero contrastado, a lo mejor juegas poco. Sin embargo, yo también me fui de chaval a Tercera, y acabé jugando por circunstancias. La portería es compleja: tienes que valorar bien, decidir y ser coherente con eso.

 

¿Cuáles diría que son sus virtudes?
Es un portero muy completo, pero lo que más me sorprende es la tranquilidad que tiene para su edad. Eso lo noto mucho comparado con nuestra generación. Antes no teníamos entrenadores de porteros específicos en la base. Ahora los chavales llegan mucho mejor formados técnicamente. Nosotros teníamos que aprender sobre la marcha. Yo hasta que llegué a Segunda B, con 21 o 22 años, no tuve un entrenador específico. Fue Casal, el que ahora está en el Dépor, y ahí empiezas a corregir manías, pero ya con una edad en la que es más difícil pulir detalles.

 

¿Qué ve en él de cuando tenía su misma edad?
Las ganas, la motivación y el ver hasta dónde puedes llegar. Es algo que me pasaba cuando en Segunda B me tocaba parar en los entrenamientos a algún jugador que incluso había estado en Primera. Ahí te lo preguntas.

 

¿Qué le aconsejaría a los jóvenes jugadores?
Una cosa que comento mucho es que aquí en España llega un porcentaje muy bajo a Primera o Segunda, pero con el nivel que hay se puede aprovechar para tener la experiencia de ser profesional en otro país. Puedes ganar un dinero, y además te nutres de otra cultura, estudias un idioma, una carrera... Aquí a veces arriesgas y no te ganas la vida en ciertas categorías, pero yendo fuera... Tengo compañeros que se fueron a Estados Unidos o a países exóticos y dices ‘mira, gana 90.000 - 100.000 euros al año o tiene una beca, etc... Luego te vuelves a España con otras posibilidades laborales.

 

De la evolución del fútbol en estos años, ¿qué es lo que más y lo que menos le gusta?
Lo que noto sobre todo es que los chavales técnicamente vienen mejor formados. Ya lo ves en un staff técnico. Cuando empecé había un entrenador, el ayudante o el padre de uno que te echaba una mano con lo que fuera, y hoy ves entrenador, segundo, preparador físico, en algunos casos nutricionista o psicólogo... También herramientas como verte en vídeo, que te pueden ayudar a corregir, datos, estadísticas... Todo suma para perfeccionar. Sí que a lo mejor echo en falta el fútbol callejero, de talentos innatos, la imaginación que te daba el barrio o la calle. Pero yo envidio a los chavales, si tuviera este campo, balones, un entrenador de porteros… pues lógicamente podría ser mejor. Cada época es diferente.

 

¿En qué momento cree que alcanzó su mayor nivel?
Pues no lo sé, porque a veces tuve momentos de estar físicamente como un auténtico avión. Por ejemplo, cuando coincidí con Mackay en el Ciudad de Santiago. Había jugado partidos y me encontraba muy bien, pero cuando lo firman en diciembre, ya sé que es para ser titular. Es de esos casos en los que sigues mejorando por el nivel de los entrenamientos, pero tienes una bestia delante y dices: ‘uf, estoy en mi mejor nivel y es cuando menos estoy jugando’. Y después, en otras situaciones, estás peor y jugabas más por otra inercia, por otro entrenador… Esas son las cosas de la portería.

 

“Alcancé mi mejor nivel cuando entrené con Mackay, pero ahí no jugaba”

 

No tiene nada que ver con otras demarcaciones.
Es lo que comentaba antes de que es casi un deporte individual dentro de un deporte colectivo. Si eres jugador de campo, puedes salir 20 minutos, demostrar, resolver un partido, pero el portero… Y eso que en los últimos tiempos se alterna más, pero antes normalmente lo jugaba todo el mismo.

 

¿Cómo vivió ese partido que les dio el ascenso en Carral? 
Lo lógico era que jugara Álvaro, porque venía haciéndolo muy bien y Miguel no había tocado nada durante el playoff, el equipo estaba funcionando. Pero mientras estaba en O Son do Camiño me llaman y me dicen que tiene problemas en una pierna, que Taibo acaba de ser operado de apendicitis... y que iba a jugar de titular. De repente me veo ante el partido más importante del año. Era una situación complicada, pero acabó saliendo bien. Llegas a Carral, un partido con mucha responsabilidad, puede ser el último de tu carrera, y te invaden muchas emociones. Parecía todo de cara, y en unos minutos se nos pone patas arriba. Dices: ‘¿Qué está pasando aquí?’. Pero al final lo conseguimos y fue de película.

 

Imagino que le tocó cambiar el chip en el festival.
Sí, sí (risas). No me podía perder el concierto de Estopa, que es uno de los grupos que más me gusta, pero lo vi tomando una coca-cola y después ya de vuelta para A Coruña a descansar para el partido.

 

“Estaba en O Son do Camiño cuando me enteré de que iba a ser titular en Carral”

 

Y eso que el ascenso pudo ser un mes antes, en Vilaboa.

Es que yo creo que ahí estuvo el mérito, en reponernos de ese palo tan gordo. No es nada fácil ese momento en el que piensas ‘uf, tenemos que estar un mes más si queremos ascender’. De hecho, al acabar el partido en Carral, antes de ir a celebrar, fui a darle un abrazo a Jony (jugador del equipo rival), porque fue algo que nos pudo haber pasado a nosotros. Pensaba: ‘aguantas hasta aquí, se te pone el partido de cara con la remontada, estás en casa, pero al final te sale cruz’. Nos salió cara a nosotros, pero podríamos haber perdido por cualquier detalle.

 

¿Qué espera de la nueva temporada?
Sabemos que la Preferente va a ser difícil. Competiremos contra equipos con más presupuesto, pero es una motivación. Será un año complicado, pero también bonito.

 

Así ve la Tercera RFEF

“Me alegro de que Fiuza y Joao Paulo sigan en el Silva”
 

Tras tantos años en el fútbol modesto, no pierde de vista categorías como la Tercera RFEF en la que tiene equipos en los que militó como el Montañeros o, sobre todo, el Silva. Espera un gran año de ambos y desea suerte a sus excompañeros Miguel Fiuza y Joao Paulo.

 

¿Cómo ve la Tercera Federación de este año? Sobre todo en lo que incumbe al Silva.
Va a estar bonita. Con el Arteixo y el Montañeros el Silva pierde algo de marcado, porque siempre ha pescado por esta zona. Nos era fácil fichar pese a no haber mucha historia económicamente porque éramos el único equipo de la zona, pero ahora les es más complicado. Ahora debe estar Chechu (director deportivo) volviéndose loco (risas). Pero al final seguro que encontrarán la manera de competir. También les ayudará Noé (entrenador), que fue compañero mío, lo conozco y sé que le va a imprimir carácter al grupo, que con él van a competir bien. Me alegro también de que sigan por allí Fiuza y Joao Paulo, los supervivientes de los años que estuve.


Siempre es bonito reencontrarse con amigos, ¿no?
Sí... Y por edad van quedando menos. Ahora los de mi generación o están retirados o son entrenadores. Antes ibas a jugar a los sitios y saludabas a todo el mundo y ahora me pasa menos.

 

¿Y al Montañeros como lo ve?
Siempre es bonito verlo ahí también. Es otra opción para los chavales de la zona y espero que sigan apostando por la base, ya que en mi etapa allí era algo más complicado tener la oportunidad.

Damián Seijoso, portero del Victoria: “El fútbol es como una universidad que te sirve para todo en la vida”

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