Alfonso Queijo (Orillamar): “La sociedad pasa por una situación de crisis y no podemos vivir aislados”
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Alfonso Queijo (Orillamar): “La sociedad pasa por una situación de crisis y no podemos vivir aislados”

Alfonso Queijo (Orillamar): “La sociedad pasa por una situación de crisis y no podemos vivir aislados”
Alfonso Queijo, presidente del Orillamar, en los campos de A Torre | Orillamar sd

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Presidente del Orillamar SD

 

El Orillamar SD, uno de los equipos más emblemáticos de A Coruña, ha dado un giro en los últimos años. De la mano de su presidente Alfonso Queijo Rodríguez y su equipo directivo, el Orillamar se ha convertido en una de las entidades herculinas más concienciadas con la ayuda social pero sin dejar de lado su visión formativa con su amplia cantera.

 

¿Cuánto tiempo llevas en la presidencia del Orillamar?
Desde febrero del 2017. Empecé a los 11 años jugando en el Orillamar. Luego lo dejé a los 23 cuando empecé a trabajar en El Ideal Gallego. También fui directivo pero en el 2017 me dejé convencer y me liaron para presentarme.

 

¿En qué situación se encuentra el Orillamar actualmente?
El Orillamar es de los clubes tradicionales del fútbol modesto de A Coruña, por decirlo de alguna manera, y siempre ha mantenido un nivel tanto en el aspecto deportivo como social. Actualmente tenemos 20 equipos y posiblemente la temporada que viene serán 22. Este último año hemos tenido un incremento bastante grande de chavales porque pasamos de aproximadamente 300 licencias a tener esta última temporada 438. Después de la pandemia hubo gente que se desvinculó pero mucha de esa gente volvió, alrededor de 50 niños, y hemos tenido un incremento notable de gente que se ha incorporado por primera vez. Lo entendemos como esas ganas de volver a la normalidad y reactivarse. Las expectativas del club, vistos los números, son muy positivas. Posiblemente eso nos lleve a incrementar dos equipos en prebenjamines y benjamines. Además, desde hace dos años hemos venido asumiendo la gestión de actividades extraescolares en dos colegios y algunos de esos niños se han incorporado al club. De hecho, en dos colegios se han hecho dos equipos de fútbol sala que comparten el nombre entre el Orillamar y el AMPA de los propios colegios, que están en O Graxal (Cambre). El club goza de buena salud.  

 

¿Qué metas se marca el Orillamar a corto plazo?
Posiblemente se puedan diferenciar en tres apartados. En primer lugar está el plano deportivo. Este año ascendimos el equipos de aficionados a Primera Autonómica. El curso anterior nos quedamos colgados por culpa de la pandemia, pero esta vez lo conseguimos. El objetivo es consolidarse en Primera y seguir creciendo. Después de eso, con el Juvenil A, que bajó por arrastres de la Liga Gallega, esperamos recuperar la categoría. Eso también implicó que el segundo equipo de juveniles perdiera la categoría. Respecto a cadetes e infantiles, intentaremos el ascenso a Liga Gallega. A partir de ahí, lo que se pueda conseguir. Y en fútbol 8, formar y que disfruten los niños y las familias.

 

¿Cuál es el segundo apartado de los objetivos?
El segundo es el tema social. Venimos desarrollando estos últimos cuatro años un programa social, un proyecto que empezó como Escuela de Padres y Madres del Orillamar. Estaba orientado hacia el tema de la concienciación, la lucha contra la violencia... Estos dos últimos años nos hemos  dedicado más al tema social a través de un programa llamado O Abeiro Orillamar Solidario. Dentro de ese proyecto, que nos financia la Fundación Emalcsa, tenemos varias líneas de actuación. Por una parte, tenemos un convenio con Aspronaga por el que personas con discapacidad intelectual se incorporan a la actividad del club. Actualmente tenemos tres personas que actúan como delegados. Ayudan al entrenador, se encargan del material y la idea es que se integren y desarrollen su vida integrados con personas que no tienen esa discapacidad. Dentro de esto tenemos la idea de crear un equipo de categoría inclusiva. No se trata de un equipo Genuine como puede ser el del Depor, sino un equipo en el que conviven personas con discapacidad con personas sin discapacidad. Hemos incluido esta categoría en el torneo del club y entonces juegan mezclados, que es lo que nos plantea Aspronaga para su mejor inclusión. Otra pata del proyecto es una colaboración con el Ayuntamiento para que familias con pocos recursos económicos que no puedan permitirse estar en un club y que puedan tener algún problema de carácter social, puedan jugar con nosotros. Las educadoras sociales del Ayuntamiento valoran los casos y posteriormente se incorporan gratuitamente a los equipos. La tercera línea de actuación es una colaboración con Cruz Roja para el tema de refugiados. Hemos tenidos cuatro personas de Malí, que tienen la condición de refugiados, también a un niño ucraniano y tenemos una colaboración con un colectivo de inmigrantes senegaleses con tres chicos en los equipos del club. Otra línea es el fomento del deporte femenino en todas las categorías. 
 

¿Por qué el Orillamar se ha centrado en los últimos años en estas iniciativas sociales?
No me gusta decirlo de esta forma, pero fue una idea mía. Es un planteamiento que hice de darle una vertiente más social al club. Estamos en una sociedad y la sociedad pasa en estos momentos por una situación de crisis económica y sanitaria y no podemos vivir aislados del mundo. Si tenemos capacidad de dar respuestas y ayudar, fenomenal. Así nació esa idea de tratar de ayudar y dentro de esa idea concurrimos a las convocatorias que hace anualmente la Fundación Emalcsa, que tiene un programa que se llama Deporte Solidario. Además, en cada convocatoria vas viendo lo que hacen otros clubes de diversas modalidades deportivas y siempre vas aprendiendo y viendo lo que puede ser interesante. Además, la Fundación Emalcsa te orienta. En nuestro caso lo hizo en el tema de Aspronaga y hemos conectado fenomenal. Y una cosa te lleva a la otra.  Por ahí va la explicación del proyecto. Ahora mismo, nosotros y el Torre somos los que estamos trabajando más en esta línea. Estamos contentos porque, a pesar del poco tiempo que llevamos, la propia Fundación Emalcsa nos ha puesto de referente en algún momento, algo que nos enorgullece.

 

¿Y cuál es el tercer apartado en cuanto a objetivos del club? 
Es el proceso de renovación y modernización del club. En términos generales, el club necesitaba una actualización y es lo que venimos persiguiendo. Hemos empezado con cosas más simbólicas que otra cosa. Hemos renovado y modernizado el escudo, las equipaciones y demás y la idea es tratar de culminar el proceso con la posibilidad de adquirir un nuevo local social que nos permita más espacio y trabajar con más calidad.

 

¿Cuál es la situación económica del Orillamar?
Estamos bien, afortunadamente estamos bien. No es cosa de la directiva actual, viene de años atrás. Cuando cogí el club estaba muy saneado y no tenía ningún problema económico. Tratamos de gastar lo mismo que ingresamos o menos.

 

¿Cómo ha afectado la pandemia en este sentido?
La pandemia ha supuesto una parálisis pero ha afectado tanto a los gastos como a los ingresos. El problema lo puede tener un club que no tenga esa liquidez para afrontar esos gastos periódicos y fijos. Ahora prácticamente estamos en la misma situación económica que antes de la pandemia.
 

¿En que aspecto te gustaría que se diferenciase el club?
Lo que me gustaría es que la gente que pertenece al club, jugadores, familias y demás, tuviera ese sentimiento de pertenencia e identificación con el club. El fútbol aficionado ha cambiado mucho desde que jugaba yo. Yo jugué toda la vida en el mismo equipo. En mi caso estuve unos años en el Deportivo pero cuando acabé volví al Orillamar. Eso es lo que me gustaría que siguiera sucediendo ahora. Ahora es mucho más habitual que los niños vayan de un equipo a otro. Por un lado eso. Supongo que los demás clubes también dirán algo similar, que esto es una familia y cosas así. He estado en algunas cenas de otros equipos y el discurso es similar. Y no me malinterpretes. Es lo que tiene que ser. De hecho, uno de nuestros lemas es ‘la familia azul’. Lo que quiero decir es que eso tiene que reflejar el tema de la pertenencia y la ligazón del club con su entorno, su barrio y la propia ciudad, en nuestro caso con Orillamar y Atocha, y que sea un referente dentro del barrio. Obviamente el objetivo principal especialmente en fútbol 8 es colaborar en la formación y ayudar a las familias. Que no educar, eso le corresponde a las familias.

 

¿En qué punto está el club respecto al fútbol femenino?
El equipo femenino fue una de las primeras cuestiones que me planteé cuando la actual junta directiva nos unimos. Fue la creación del equipo femenino. Es cierto que de alguna manera llegamos tarde al tema del fútbol femenino. Los equipos son los que son y el número de chicas es el que es. Afortunadamente está creciendo en todos los aspectos y cada vez más mujeres quieren practicar fútbol. Y precisamente por llegar tarde, nos lo hemos tomado con cierta calma. En estos tres años hemos participado en la liga de fútbol 7 y lo importante es que hemos conseguido crear un grupo estable y fuerte. Es un grupo consolidado, se llevan muy bien y entiendo que están contentas en el club. La idea es tratar de dar el salto al fútbol 11. Si puede ser la próxima temporada, fenomenal. Si no, para la siguiente. Hace falta dar ese pequeño salto y pasar de 18 licencias a veintitantas para que nos permita tener garantizada una estabilidad. Vamos sin prisa pero sin pausa.

 

El Torneo Internacional del Orillamar es una seña de identidad del club.
Sí. Este año fue la trigésima edición. Si no me equívoco es el torneo de fútbol base más veterano de Galicia. Igual hay alguno por ahí pero creo que no me equivoco. Obviamente el torneo ha vivido de todo. En las primeras ediciones contaba con el apoyo del Ayuntamiento y el nivel del torneo era increíble. Lo que ahora vemos en la tele con los equipos punteros, antes se daba en estos torneos. Real Madrid, Barcelona, Atlético, Oporto... La situación ha variado mucho. Ahora hay infinidad de torneos y el coste para mantener este nivel se nos escapa. El planteamiento es mantener vivo el torneo. Lo hemos reorientado con categorías para facilitar la participación de los niños y las familias y en ese sentido tratamos de mantener la tradición. Supone además el fin de fiesta de temporada del club y tratamos de conseguir la mayor participación de los equipos más destacados que puede haber en Coruña y comarca además de alguno más de Galicia como Celta o Lugo que pueda garantizar la calidad del torneo. Este año han sido 1.200 niños y sigue suponiendo un esfuerzo enorme por parte del club. Los compañeros de la junta directiva, entrenadores y jugadores del equipo de aficionados se involucran y colaboran. Es ejemplar la participación de ellos.

 

Se necesitan ideas nuevas, el cansancio pasa factura

 

Alfonso Queijo reconoce lo sacrificado que resulta ser el presidente de una entidad como el Orillamar.

 

¿Cómo has vivido tu etapa como presidente del Orillamar hasta el momento?
Cuando empecé les dije a los compañeros de la directiva que mi planteamiento era servir de transición, de puente, y en un plazo de dos o tres años dejarlo porque come mucho tiempo, genera mucha preocupación, lo tienes que compaginar con la actividad de trabajo, te come tiempo de familia… Es cierto que te da satisfacciones pero es mucha preocupación porque son 50.000 cosas. Dentro de ese proceso de renovación, una de las cosas que hemos procurado hacer es incorporar gente nueva, gente joven, que pueda recoger el testigo. Ahora mismo en la directiva somos un grupo de gente que lleva muchos años combinado con otro grupo que lleva dos o tres años, que está empezando. Por ahí debe ir la renovación del cargo y de la junta directiva con savia nueva. Objetivamente no me veo 20 años en el club. El anterior presidente, Manolete, estuvo 22 años y ya te puedes imaginar cómo acabó después de tanto tiempo. Toda entidad y toda asociación necesita un estímulo, que bien puede ser una nueva junta directiva o una renovación poco a poco. Se necesitan ideas nuevas porque el cansancio a veces te pasa factura. También es cierto que yo dije dos o tres años y llevo cinco. Ya les he dicho que se lo vayan pensando pero no parecen estar por la labor (risas).

Alfonso Queijo (Orillamar): “La sociedad pasa por una situación de crisis y no podemos vivir aislados”

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