Se acerca el verano y el buen tiempo ya ha empezado a asomarse a A Coruña y su área metropolitana. Esto significa que las playas no tardarán en llenarse de bañistas, pero también de gente que disfruta practicando deportes acuáticos de todo tipo. Varios de ellos se enseñan en la escuela Marea Surfschool, ubicada a apenas unos pasos de la playa de Santa Cristina. Allí se puede aprender hasta cinco deportes: surf, kitesurf, windsurf, wingfoil y paddle surf. 

A los mandos de la escuela está Juan Latorre, campeón gallego de windsurf en múltiples ocasiones, llegando a ser integrante de la selección española y participante del circuito profesional. Es instructor titulado de los cinco deportes que se enseñan en su escuela, la cual regenta desde hace nueve años, aunque lleva dando clases más de veinte.

Su temporada alta es claramente el verano, coincidiendo con las vacaciones escolares. Sin embargo, la escuela también abre el resto del año, sobre todo con cursos de surf y un público más especializado y experimentado en el deporte. En la época estival cuentan mayor oferta y demanda, que llega en buena parte a través de convenios con campamentos, que buscan una jornada diferente para que los más pequeños se acerquen a los deportes acuáticos. También organizan salidas para grupos organizados, recibiendo a gente de empresas o entidades públicas. Los grupos reciben descuentos sobre los precios originales, dejando a la escuela como una opción utilizada durante el verano para cumpleaños o eventos de empresa.

De los cinco deportes tienen varias modalidades de cursos y actividades dependiendo del nivel, yendo desde el bautismo de surf a cursos de perfeccionamiento y entrenamientos para competición. En surf cuentan con la posibilidad de coger sesiones sueltas o alquilar material, mientras que el paddle surf hacen rutas por distintos parajes como la cascada de Ézaro, las Fragas do Eume o las rías de A Coruña y O Burgo.

Competición

Actualmente, la escuela no cuenta con un club como tal con el que acuda a competiciones. Algunos participantes, cuando acaban la formación quieren “profesionalizarse”, pero se trata de un deporte caro a la hora de comprar material propio y de calidad, con tablas que pueden alcanzar varios miles de euros, dependiendo de los materiales con los que estén fabricadas. “El equipo de alta competición, mínimo puede costar 6.500 o 7.000 euros”, afirma Juan Latorre sobre el windsurf.

Como no se trata de deportes abordables por todos los bolsillos, en la escuela cuentan con un servicio de ‘membresía’ similar al de los gimnasios. La gente interesada en él paga veinte euros al mes con los que tienen libre acceso al material de la escuela, con el navegan por su cuenta.

El dinero dificulta la entrada en el circuito de competición de nuevos deportistas. Sin embargo, la creación de una nueva competición ‘más barata’ podría hacer que esto cambiara para Marea Surfschool próximamente. Se trata de una nueva clase que ‘rescata’ modelos de tabla más antiguos y de menor precio, rondando los 2.500 euros. “Es una monoclase, no hay guerra de material. La máquina no influye porque todas son iguales, por lo que el factor humano es el que manda. Es barato y accesible para cualquiera. Un chaval que empiece no necesita patrocinador, aunque quede en los últimos puestos, puede seguir formándose”, explica Latorre.

Viajes

Además de la escuela, Juan Latorre regenta una agencia de viajes a nivel internacional basada en estos deportes acuáticos. Varias veces al año organiza viajes a destinos de todo el mundo con la excusa de hacer allí kitesurf o windsurf a los que se apuntan cientos de personas procedentes de distintos rincones del planeta.

“Este año empecé la temporada en Baja California, en abril hice Cuba y luego me fui al Sáhara Occidental”, cuenta. En los próximos días tiene organizado uno más, con el que se va al Mar Rojo en un barco de lujo que funcionará a modo de hotel para los participantes. “Es un barco privado con el que salimos de un puerto egipcio y la ruta la decido yo en base a las condiciones meteorológicas. El barco irá parando por diferentes islas deshabitadas, bajamos con dos zodiacs y hacemos kitesurf durante horas”, explica. En concreto, este viaje tenía un precio de 1.250 euros con todo incluido salvo los vuelos hasta el punto de salida y el alcohol dentro del barco. Las comidas, el material deportivo y el alojamiento dentro de la propia embarcación sí están incluidos en esa cantidad.

Entre estos viajes y su época como competidos, Juan ya se ha recorrido buena parte del mundo gracias a su pasión por los deportes acuáticos. “En septiembre me voy a Isla Mauricio y octubre y noviembre los paso en Brasil. Estoy todo el año de aquí para allá. Tengo como seis viajes al año y llevo así diez años”.

Sus destinos favoritos con olas son Isla Mauricio y Cabo Verde, mientras que como destino bonito y con un mar más plano, prefiere Cuba. A pesar de que lleva muchos años viajando con el deporte, todavía le quedan varios lugares por los que descubrir en su lista de deseos: “Me queda una isla que se llama Borácay, en Filipinas, y me quedan Sri Lanka, Hawái y Sudáfrica, pero tampoco me apetece demasiado porque el agua está fría y me gusta hacer kitesurf con agua caliente, con bañador”, relata Latorre.

“Nosotros estamos aquí para la promoción del windsurf. Vivimos de esto, pero muy modestamente. Posiblemente, todos los que estamos en este negocio tengamos opciones de estar en otros sectores, pero ya no puedo, llevo toda la vida con esto. Tengo estudios de marina, pero no podría estar embarcado, pescando o en una oficina. No aguanto” explica un Juan Latorre que ha conseguido hacer de su pasión su profesión, siendo de esa gente que tiene la posibilidad de decir que se dedica profesionalmente a lo que realmente le gusta y le hace feliz.