Primer golpe del Lleida. Duro. Porque el Liceo tenía el primer punto de la eliminatoria en el bolsillo cuando a siete segundos para el final Nuno Paiva fusiló desde fuera del área y mandó el partido a la prórroga. Y cuando los verdiblancos habían hecho lo más difícil, que era reponerse de eso y del gol inicial en ella de Tombita, el portugués lo mandó definitivamente a la lona cuando quedaban 48 segundos para que todo se decidiera en los penaltis (5-6). Sí, cuatro goles de los visitantes fueron de un cedido y de un fichaje del año que viene. Cosas de la vida. Tras la locura de goles, los de Juan Copa están contra las cuerdas, con la obligación de ganar en Lleida y que la serie u dvuelva para secisión a Coruña. Vuelven a quedar dos victorias para llegar a semifinales. Eso sí, ahora sin red.
El Lleida casi casi jugaba en casa. Desde Vigo, medio club del Cíes, con su característico amarillo flúor, animaba a Tombita, sobrino de su alma mater. La gamilia Miguélez al completo y parte de Compañía, el club quie le vio crecer, torcían por Chino. Y alguna que otra camiseta azul, y no de los que vinieron desde el Dépor, también había por la grada. Pero mayoría verde, por supuesto, con una buena entrada, aunque no todavía muy de playoff.
El juego comenzó más dividido. Dominio local, pero mucha estrategia. Como al ajedrez, protegiendo la reina, pero con las jugadas tan estudiadas que prácticamente se iban neutralizando. Uno le taponaba los tiros al otro. El otro le impedía la conexión en el área entre delanteros. Así que salvo errores, que era precisamente la línea roja que había fijado el entrenador, tenían que ir buscando otras fórmulas para sorprender y hacer daño al rival.
Una de ellas fueron las contras. Nil Cervera, muy atento en la frontal del área, cortó un avance del Lleida y se plantó solo frente a Martí Zapater, al que no pudo superar. Y poco después respondió de la misma manera el conjunto visitante. Esta vez con Darío Giménez y Martí Serra frente a frente con victoria parcial del meta liceísta. Empezaba a recordar al 1-0 de hace unos meses, en el inicio de la segunda vuelta, cuando los dos porteros convirtieron el festín ofensivo esperado entre dos equipos a los que les encanta correr y atacar, y por supuesto con mucho gol, en una contienda entre ellos.
Después llegó el momento de intentarlo desde lejos. Disparos de Nil Cervera y de Dava Torres para los locales. De Nuno Paiva como cañonero visitante. Seguía sin abrirse la veda. Tampoco con la entrada de Arnau Xaus, que también lo intentó en la transición. Iba a hacer falta ese extra de combinación para tener opción. Un pase más. César Carballeira lo entendió. Después de hacerlo todo bien, podía haber tirado. Pero no se les capó cómo estaba esperando Bruno Saavedra en el segundo palo para asistirle y que este solo tuviera que empujarla.
El santiagués dio unos grandes minutos sobre la pista, aunque le fue mejor cuando buscaba el juego en equipo que la jugada individual, aunque estas fueran espectaculares. Rozó el segundo en varias de ellas. Eran los mejores minutos del Liceo, pero también despertó el Lleida. Por debajo en el marcador tuvo que dar un paso adelante. Llegó más a la portería de Martí Serra, obligándole a grandes intervenciones. Y casi al filo del descanso encontró su premio con una jugada en la que Tombita hizo de las suyas en el área. 1-1 al descanso.
La segunda parte se abrió a lo grande. Dos goles casi seguidos. También uno para cada bando. El del Liceo primero, de César Carballeira. La bola quedó muerta en el área y no perdonó. Y la respuesta de Darío Giménez, la jugada personal de un genio. El partido se fue más al terreno que prefería el Lleida. Los verdiblancos no conseguían correr y les costó más crear peligro en el cuatro para cuatro. Y encima subían y subían las faltas, y ahí sí que no de forma equilibrada.
Quedaban 17 minutos para el final cuando llegó a las diez y se fue al punto de la directa Nico Ojeda. El argentino ya tenía vencido a Serra, pero este contó con la ayuda de última hora del palo para evitar el gol. Al Lleida no le subían las faltas, apenas tres en la segunda parte... y sin embargo eran los jugadores verdiblancos los que se llevaban la peor parte, como Fabrizio Ciocale, al que un golpe en la cabeza obligó a que le hicieran un vendaje a lo rambo y provocó minutos de tensión en pista y en los banquillos.
Y el conjunto visitante se aprovechó de esos momentos de nerviosismo para ponerse por primera vez por delante con un tanto de Moncusí que alteró el status quo. Volvió a pista el argentino con la cabeza vendada porque con su velocidad estaba siendo un elemento desequilibrador. Y tuvo su particular venganza al anotar el empate, a pase de Dava Torres, y de ser un incordio que consiguió que el Lleida llegara a la décima. Quedaban cinco minutos. Dava Torres cogió la bola, como si fuera a tirar él la directa. Pero se le acercó Ferruccio a pedirla. El capitán se la cedió. Debía de tenerlo claro. Y el argentino devolvió la confianza mandando la bola para dentro.
El Liceo controló bien los últimos minutos. Y ya cuando solo quedaban poco más de dos, el Lleida se la jugó sin portero, para atacar con cinco. Resistían bien los verdiblancos, incluso hubo tres tiros de Carballeira desde su propia cancha buscando la portería vacía. Se agotaba el tiempo. Veinte. Diez... y ya con solo siete en el marcador, Nuno Paiva silenció al Palacio con uno de sus obuses que mandaba el duelo a la prórroga.
Algunos asistenses se marcharon sin saber que quedaban por jugar dos tiempos de cinco minutos. Así que empezó fría y más con el gol de Tombita, con un ligero golpe de muñeca otra vez verdugo mientras su club de fans del Cíes coreaba su nombre en un Palacio en shock. Así que hacía falta invocar a los espíritus. Mover todas las piezas posibles. Juan Copa casi utilizaba cambios de balonmano. Atacar con unos. Defender con otros. Acababa de entrar, de hecho, Bruno Saavedra, cuando robó una bola y encaró la portería. Todos creían que iba a chutar. Pero esta vez no, la pasó al segundo palo. Y Dava, por bajo, anotó un nuevo empate. Se sentaba el santiagués. Tocaba aguantar el resultado hasta el descanso del tiempo extra.
El Lleida ya no atacaba con cuatro. Siempre dejaba uno atrás. Al Liceo le costaba salir de su cancha, aunque César Carballeira tuvo una ocasión en el segundo palo y otra en la que la cruzó demasiado y Torres un mano a mano. Y fue agotándose el tiempo. Y ahí surgió de nuevo como especialista Nuno Paiva. Otro misil. A la red. Quedaban 48 segundos. Pero ese golpe ya fue el del KO.
Liceo 5 - 6 Lleida |
Liceo: Martí Serra, César Carballeira, Nil Cervera, David Torre sy Tato Ferruccio -cinco inicial-. Arnau Xaus, Jacobo Copa, Fabrizio Ciocale y Bruno Saavedra.
Lleida: Martí Zapater, Jordi Badía, Antonio Miguélez, Darío Giménez y Fran Torres -cinco inicial-. Nico Ojeda, Nuno Paiva, Sebas Moncusí
Goles: 1-0, m.17: Bruno Saavedra. 1-1, m.23: Tombita. 2-1, m.26: César Carballeira. 2-2, m.27: Darío Giménez. 2-3, m.38: Sebas Moncusí. 3-3, m.43: Fabrizio Ciocale. 4-3, m.45: Tato Ferruccio, de falta directa. 4-4, m.49: Nuno Paiva. 4-5, m.51: Tombita. 5-5, m.54: Dava Torres. 5-6, m.59: Nuno Paiva.
Árbitros: Miguel Díaz y Jordi Reverter. Sin tarjetas.
Incidencias: primer partido de los cuartos de final del playoff por el título de la OK Liga disputado en el Palacio de los Deportes de Riazor ante 1.500 espectadores. |