Óscar Viana: “La primera canasta vale igual que la última”
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Óscar Viana: “La primera canasta vale igual que la última”

Óscar Viana: “La primera canasta vale igual que la última”
Óscar Viana, durante una concentración con la selección española femenina | FEB

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Nacido en Ourense “por accidente” [según sus propias palabras] y coruñés porque ha elegido serlo, Óscar Viana (1977) se está convirtiendo en un coleccionista de medallas. El expreparador físico del HC Liceo (diez años), el Obradoiro (seis) y el Breogán (uno) añadió el 29 de junio otra a su CV: la plata en el Eurobasket con la selección femenina absoluta. Con la sub-20 masculina tiene dos oros continentales, los de 2016 y 2022.

 

¿Fue esta una plata inesperada, habida cuenta del gran cambio generacional?
No sé si inesperada, pero sí que fue fruto de un trabajo brutal: creación de equipo, gestión de recursos humanos... Inesperada en cuanto a cambio generacional, pero a España siempre se la espera en la pelea por las medallas.

 

España sufrió en las primeras partes y asfixió a las rivales en las segundas, sobre todo en los últimos cuartos. ¿Plan de partido, o la cosa salió así?
Hay que intentar ganar desde el primer minuto, porque la primera canasta vale igual que la última. Por ello no se puede plantear un partido así. Desde el principio intentamos prestarle mucha atención a las rotaciones, al reparto de minutos. Teníamos una plantilla, dentro de la juventud, bastante compensada y cualquiera de las doce jugadoras podía intervenir en cualquier momento. Sí que es cierto que en los terceros cuartos, y sobre todo en los últimos, se abrió el marcador, yo creo que por esa buena gestión de las rotaciones, ya que los otros equipos iban un poco más justos de rotación: suelen tener seis o siete jugadoras de nivel pero el banquillo les penaliza un poco. Desde la primera ventana [FIBA] insistimos mucho en el reparto de minutos y en llegar frescas al final, donde se suelen decidir los partidos. Y en este caso nos funcionó muy bien.

 

¿Qué porcentaje de responsabilidad tiene Óscar Viana?
Si somos diez en el cuerpo ténico, un diez por ciento. No es ni mérito de uno ni mérito de otro, sobre todo en un deporte tan táctico como el baloncesto, en el que se puede hacer cambios infinitos. Soy un afortunado porque desde el primer día Miguel [Méndez, el seleccionador] confió plenamente en mí y me cedió el protagonismo en cuanto a decisiones muy importantes dentro de la estructura y la planificación de las semanas de trabajo, así como durante los partidos. No soy ni de ponerme medallas ni de quitármelas, por eso creo que es un mérito repartido entre todo el cuerpo técnico.

 

A España siempre se la espera en la pelea por las medallas

 

¿Le consulta el seleccionador los minutos de cada una?
Sí. Antes de cada entrenamiento hay una reunión, al acabar hay otra y la preparación de los partidos va enfocada a sacarle el mejor rendimiento posible a cada jugadora. Previamente se hace una estimación y después, durante el partido, obramos en función de los minutos que lleva en pista cada jugadora. No en los partidos oficiales, pero en los amistosos tenemos datos de GPS y pulsómetro y sabemos cuánto tiempo podemos mantener a cada jugadora dando un rendimiento alto y cuánto tiempo necesita estar en el banquillo para poder volver a exigirle ese rendimiento alto.

 

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El preparador físico coruñés, trabajando con una jugadora de la selección española | FEB

 

No es difícil imaginar qué borraría del Eurobasket. ¿Qué pasó en los dos últimos minutos de la final, fue cansancio, exceso de confianza o simplemente baloncesto?
Principalmente baloncesto. Al final estábamos jugando contra unas subcampeonas olímpicas y campeonas de Europa, una selección con muchísima experiencia, con jugadoras WNBA, y cada fallo te lo penalizan. Quizás hubo cierto nerviosismo cuando se acercaron en el marcador, pero no creo que sea culpa ni de nada ni de nadie; es simplemente baloncesto, un deporte dinámico y en el que no puedes dar por ganado un partido a falta de dos minutos y tampoco darlo por perdido. En este caso salió cruz, pero en otros partidos salió cara. Es lo bonito de este deporte.

 

Poniendo todo en la balanza, ¿es una plata para reír, o una plata para llorar?
Para reír, para estar satisfechos, para estar orgullosos de nuestro trabajo, de las jugadoras, del compromiso y de que hemos creado un equipo, un grupo humano brutal, y eso, a medio y largo plazo, estoy seguro de que nos va a dar muchísimo rendimiento. 

¿Qué exige más, la preparación de la larga temporada de un equipo o la corta, y tal vez más urgente, más intensa de una selección?
Es diferente. En cuanto a responsabilidades y, sobre todo, en cuanto a exposición mediática, un  Eurobasket está muy, muy por encima. En un club, depende de las exigencias; si te estás jugando el descenso, hay una responsabilidad añadida; si estás para jugarte un título, exactamente igual; si ya estás salvado, baja la exigencia. En la selección, por la trayectoria que tiene nuestra Federación, la exigencia es muy, muy alta. Por suerte.

 

La derrota en la final no es culpa de nada ni de nadie; simplemente es baloncesto

 

¿Cuál es exactamente la idea, en cuanto a preparación física, de cara a un torneo corto como un Eurobasket?
También influye el momento del año en que nos coincida. Este año fue a final de temporada y había jugadoras que disputaron el final de la liga y acabaron una semana antes de la concentración. Había otras que llevaban un mes o mes y medio paradas. Alguna venía lesionada, como Raquel Carrera. Hubo, sobre todo, que homogeneizar los estados de forma. Si coincide como este año, hay que priorizar el recuperar a las jugadoras, tanto física como mentalmente, y darle a los entrenadores tiempo para poder introducir la carga táctica. El próximo Mundial nos coincidirá, esperemos [todavía no se ha disputado el calificatorio], a final de verano, ahí va a ser construir y generar otra vez estados de forma alto.

 

¿Prefiere que sea como este año, o con más separación temporal?
Conociendo a las jugadoras, que se cuidan, que cualquier propuesta que les envíes para casa la hacen a pies juntillas, lo ideal es tener un tiempo de descanso después de las competiciones de clubes, con los que tenemos una buena relación para hacer seguimiento a las jugadoras durante la temporada y luego poder valorar mejor cómo llega cada una y optimizar recursos. Lo bueno es que el nivel profesional de ellas está por encima de todo. Pero cualquiera de las formas es bienvenida. Es simplemente adaptarnos a las circunstancias y ser flexibles.

 

¿A qué tanto por cien de su capacidad física afrontó la ourensana Raquel Carrera el Eurobasket?
Estuvimos hasta la semana previa al campeonato poniendo toda la carne en el asador para recuperarla. La verdad es que hizo un esfuerzo brutal y mostró una capacidad de sacrificio y un compromiso brutales. Es un ejemplo a seguir como jugadora y como persona. No puedo decirte si al 99, al 98 o al 97, porque un uno por ciento a nivel físico es una barbaridad; piensa en una carrera de 100 metros lisos: una décima de segundo es quedar eliminado en semifinales o en series. Es cierto que podía haber estado mejor, pero aun así fue MVP en un partido y estuvo en el mejor quinteto del torneo.

 

En la selección, por la trayectoria de nuestra Federación, la exigencia es muy, muy alta

 

¿Quién es la superwoman de la selección?
(Risas) Difícil. Depende de las características. Alba [Torrens], aun siendo la veterana tiene una capacidad muy grande de recuperación de esfuerzos. Raquel, estando lesionada fue capaz de alcanzar un nivel de forma bastante alto en muy poco tiempo. No te puedo decir una sola (risas). Al final no se trata de ser una superatleta, sino de ser buena, de ser un ocho en todas las capacidades. Y en este sentido la mayoría estaba en esos rangos.

 

Circuló por internet un vídeo suyo motivando a las jugadoras. ¿Preparador físico y psíquico?
Fue un pequeño robado dentro del gimnasio (risas). En concentraciones así hay muchas charlas, tanto grupales como individuales. Llevábamos cuatro días con una carga bastante alta y para evitar que el cansancio acumulado pudiese preocuparlas, coincidió que ese día intentase trasmitirles cierto positivismo. Y entre ellas se contagia ese optimismo.

 

¿Hay mimbres para volver a ser una selección dominante en Europa?
Siempre hay. España tiene un gran carácter competitivo, un ADN que no se pierde nunca; las jóvenes han demostrado que están sobradamente preparadas y para dar guerra. Tenemos un buen grupo y viene gente detrás pisando fuerte, jugadoras de la sub-18, de la sub-20 y algunas que están en Estados Unidos. Hay un grupo de 25-30 que pueden darnos muchas alegrías 

 

No se trata de ser una superatleta, sino de ser un ocho en todas las capacidades

 

Galicia calidade en la selección: un vigués (Miguel Méndez) a la batuta, un coruñés en la preparación física, un santiagués en el equipo de fisioterapeutas (Tomás Richartz) y una ourensana (Raquel Carrera) tirando del carro en la pista. 
Coincidió este año así. Miguel vive en Vigo, yo en A Coruña y esto simplifica bastante las cosas a la hora de trabajar juntos en persona.

 

¿Está el baloncesto gallego en un buen momento? 
Creo que sí. Desde la federación se está trabajando muy bien; en la base, los clubes y los entrenadores cada vez están más formados y tienen un compromiso muy elevado en la formación. Obviamente, depende de las generaciones: en unas surgen dos o tres jugadores, en otras surge uno y en otras no surge ninguno. Pero creo que a nivel global el baloncesto gallego está muy bien. Aunque solo está el Breogán en la ACB, tenemos tres equipos llamando a las puertas para volver.

 

¿Que nota le daría de cero a diez?
Un nueve. Un diez sería perfecto, pero el nueve invita a todos a querer mejorar.

 

A nivel competición, ¿este año solo se ha dedicado a la selección? 
Sí. Tengo mis dos centros de preparación física y readaptación de lesiones, en Arteixo y en A Coruña, a los que vienen jugadores de baloncesto.

 

¿Ha recibido últimamente alguna oferta de club? 
Sí. Siempre salen, pero ahora mismo mis prioridades son estar en A Coruña, estar con mi familia y disfrutar del privilegio de poder pertenecer a la selección.

 

¿Siguió la temporada ACB?
Sí. Tengo muchos amigos en distintos clubes y veo muchos partidos en A Coruña, en Lugo y en Santiago.

 

Un deseo, o deseos, para el futuro. 
Primero tenemos el Premundial, el Mundial –si nos clasificamos–, otro Europeo y los Juegos de Los Ángeles. El deseo es poder seguir ahí, disfrutando del máximo nivel del baloncesto y que siga creciendo el deporte en Galicia. 

Óscar Viana: “La primera canasta vale igual que la última”

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