Iván Puente tiene solo 18 años, pero ya ha participado en tres Mundiales de paddle surf, una modalidad a caballo entre el surf y el piragüismo y que gana cada vez más adeptos entre los amantes de los deportes de agua, con más de 500 participantes de 40 países en la cita que tuvo lugar hace unas semanas en Sarasota (Florida, Estados Unidos), pero también a nivel local con el trabajo de escuelas como la de Nacosta Watersports, en Santa Cristina, a la que el joven coruñés pertenece. “No conozco a nadie que haya empezado y no se haya enganchado”, asegura.
Fue su caso. “Yo practicaba sup olas, que es la modalidad como el surf pero con el remo. Y ahí conocí a Guillermo (Goyanes, su entrenador), que me habló de las carreras y me invitó a probar”, recuerda. Era el año 2019. “La verdad que yo era un niño con muchas inseguridades. Siempre había hecho deporte, pero ese año estaba un poco más rellenito y me daba vergüenza ponerme el neopreno. A mi madre le costó mucho convencerme para que fuera y al final fui por compromiso”, reconoce. Y menos mal. Porque fue amor a primera vista. “El primer día ya salí diciendo que me había encantado y que ese era mi deporte. Y a partir de ahí ya empecé a mejorar y hasta ahora”, añade.
Con el paso por tres Campeonatos del Mundo júnior incluido. “El primero fue en Polonia y me llevé una sorpresa porque aún era pequeño, competía con chicos que eran hasta dos años mayores que yo y quedé de undécimo”, repasa sobre su trayectoria. “Después fui en 2023 a Tailandia, que la preparé un poco más y los resultados fueron mejores”. Por eso fue este año al de Sarasota como uno de los favoritos a la victoria. “Me caí en la primera boya en la final de la carrera técnica, que es mi especialidad, y al final acabé sexto”, comenta. Había pasado las eliminatorias, cuartos de final y las semifinales entre los mejores y podía haber soñado con algo más. Mejoró un puesto en la larga distancia, modalidad en la que acabó quinto, y añadió un décimo puesto en esprint a su palmarés.
Porque el paddle surf es mucho más que un paseo en tabla en un día de playa. “Es un deporte minoritario que se practica de pie en una tabla, utilizando un remo, y que tiene varias disciplinas”. Tiene la lección aprendida. “Dentro de las carreras están los sprints, que son de 100 metros; la técnica, que sería un circuito de zigzag de un kilómetro aproximadamente, y la larga distancia, que suele ser entre 10 kilómetros y 15. Y por último, la resistencia, que suelen ser más de 20 kilómetros”, explica.
Como es una modalidad nueva, todavía está a medio camino entre federaciones. “Hay ahí una lucha, competiciones que realiza la Federación del Surf y otras la de Piragüismo. Durante todo el año suele haber más de surf, pero la más importante, que es el Mundial, pertenece a la de piragüismo”, especifica. Entre las dos pueden llevarlas a unos Juegos Olímpicos que siempre buscan refrescarse con novedades como el kayak cross que destacó el pasado verano en París.
“En mi opinión, aún tiene que crecer más el deporte en muchos países para que pueda entrar en los Juegos Olímpicos”, apunta, pero también encuentra argumentos a favor: “Es un deporte muy vistoso, es divertido para ver, a lo mejor una larga distancia no, pero sí las carreras técnicas, que hay bastante contacto entre competidores en las boyas, y es una carrera corta que suele llegar siempre al sprint final”. Es precisamente en lo que destaca el coruñés. “Siempre es lo que más preparo para los Mundiales. Sí que es verdad que también dependes un poco de que a lo mejor te puedan tirar sin querer, dándote con un remo o algo, pero bueno, tienes que estar ágil para girar rápido y que no te den”. Lo que se dice desarrollar el sentido arácnido.
La preparación varía en función del momento del año. “Ahora estoy en pretemporada, así que estoy descansando”, dice. Pero cuando se acercan las competiciones importantes sube los entrenamientos a seis días a la semana, alguno con doble sesión si tiene que ir al gimnasio o salir a correr. “Y una sesión puede durar entre una hora y media y dos”, aclara. Siempre en el mar o en la ría. Verano e invierno. “Hace mucho frío, pero bueno, lo duro sobre todo es entrar al agua, una vez empiezas a remar ya entras rápido en calor”.
En A Coruña disfruta de todo lo que necesita para entrenar. “Tenemos mucha variedad de olas y de playas y es un gustazo poder elegir, tenerlo todo tan cerca. La verdad que es una gozada. Nosotros por ejemplo tenemos esa suerte de tener la ría al lado y cuando necesitamos entrenar en agua plana, tenemos la ría. Y si queremos entrenar en mar movido, podemos salir a la bahía”, comenta. “Este Mundial lo preparé todo en Santa Cristina. Yo creo que hice un entrenamiento en Mera, pero prácticamente todos fueron en Santa Cristina, porque tenía esa doble opción de mar y ría y después es una gozada ir a la escuela a darse una ducha caliente”, afirma.
Por eso los deportes acuáticos están creciendo tanto. “En la escuela somos un montón y cada vez más. Sobre todo lo que noto es que no ha habido nadie hasta ahora que haya empezado y no le haya gustado, que no se haya enganchado. A lo mejor nos cuesta el que venga gente, pero poco a poco vamos siendo más y sobre todo tenemos (él mismo es monitor) desde niños pequeños que están empezando a muchas chicas y gente mayor, nos llegaron a venir de más de 70 años”, expone.
Con un pequeño conflicto con los surfistas. A veces, no hay sitio para todos. Cualquier mañana, sobre todo de fin de semana, las playas de la ciudad y sus alrededores se llenan de puntos negros sobre el agua, principiantes, habituales e incluso viejos rockeros, todos juntos siguiendo las leyes no escritas de las olas. “A los surfistas no les gusta cuando llegamos con la tabla de paddle surf a coger olas. Porque es más grande y tienes que coger la ola desde más atrás y entonces te tienen que ir esquivando... Y siempre tenemos algo de conflicto”, admite. Aunque se van haciendo respetar. “Poco a poco se va conociendo más nuestro deporte y nos estamos ganando un respeto, sobre todo aquí en esta zona que lo practicamos bastante gente, gracias a la escuela de Guille, y nos estamos empezando a ganar un respeto de los surfistas y de la gente que practica otros deportes”.
“Mi madre siempre me ha apoyado e incluso se apunta a las competiciones conmigo”
|
Iván Puente tiene solo 18 años pero tiene muy claro que su vida está enfocada al mundo del deporte. No solo por su práctica del paddle surf, cada vez de una forma más profesional. También está orientando hacia ahí su futuro laboral. Y una de las grandes culpables es su madre, Paula Rodríguez, que no solo se encargó de animarle y llevarle a probar todos los deportes que se le ocurrían, sino que muchas de las veces ella misma aprendía a la par que su hijo hasta el punto de que también compitió en el pasado Mundial en su categoría. “Lo hace como puede”, se ríe Puente. Pero se pone serio: “Estoy súper agradecido y súper contento con la madre que tengo”, dice el joven de 18 años, “mejor imposible”.
|