Le gusta sentarse a la hora del aperitivo en la terraza del Manhattan y no perdona una copa de vino. Desde ella Jaime Presas Carbajo contempla la vida pasar desde la atalaya de quien ya lo ha visto casi todo. Y si alguien tiene alguna duda, un dato lo recalca: es el socio número 1 del Deportivo desde hace ocho años. Su primer carnet lo sacó el 1 de octubre de 1941, así que va para 84 años de abonado.
Usted iba al viejo Parque de Riazor…
El campo que estaba donde están ahora las Esclavas. El vestuario de los jugadores estaba en el fondo. Y por allí salía Chacho. Estaba Chao, uno que se llamaba Viso... Los niños nos poníamos allí y cuando salía un jugador le tocabas.
¿En qué temporada fue eso?
Ah, pues yo que sé. Yo tenía catorce años. La temporada ya le decís vosotros.
Pues antes de octubre de 1944, que fue cuando se inauguró el nuevo estadio. ¿Pero entonces cuántos años tiene usted?
Eso es secreto de sumario. Estaba Muntaner, un catalán. Pues ahí empecé yo. Tenía un tío soltero que vivía con nosotros en casa y me llevaba al fútbol. Se pasaba gratis si ibas con un mayor. Aunque también podías hacerlo cuando salía un balón del campo y andabas rápido para cogerlo. Ahí te dejaban pasar.
Porque traía el balón, claro.
Hombre, ¿sabéis lo que costaba un balón entonces?
Lo de entrar con un mayor se hizo hasta inicios de los ochenta. Pillabas a un señor en la puerta y le preguntabas si te pasaba.
Algo así, sí. Pero a mi padre no le gustaba el fútbol y siempre me reñía por ir, pero bueno… Luego ya me hice socio y aquí estamos.
¿Cuál fue su primera gran alegría con el Deportivo?
El ascenso a Primera contra el Murcia. Pero el primero. Luego hubo el de los goles de Stoja en 1991. El que les digo yo fue mucho antes.
Y tanto. En 1941.
Desde ese año soy socio. Jugaba Hilario Marrero en el Deportivo.
“No creo en los entrenadores. Si no tienes jugadores, no tienes nada”
¿Iba tanta gente joven antes al fútbol como lo hace ahora?
No. En el campo viejo los chavales íbamos a la grada de madera, pero no éramos muchos. Pero veías jugar a Chacho.
¿Cómo era Chacho? ¿Es cierto eso de que corría cuando le daba la gana?
Es verdad. Era un tipo bastante bajito y trabajaba muy poco en el campo, pero jugaba al fútbol muy bien. Era impresionante en cuanto a calidad. No era un jugador físico, pero sí muy inteligente.
¿Y Juan Acuña?
Era muy amigo mío. Muy amigo. Yo tenía un negocio en la calle Real y siempre me saludaba cuando pasaba por allí.
¿Qué negocio?
Carbajo, la camisería. Acuña era impresionante. De los porteros que he visto nunca he conocido uno como él. Si llega a nacer hoy sería millonario. Aquí hubo grandes jugadores y personajes. Amancio, Arsenio… Arsenio era buen muchacho.
¿Y como entrenador que le parecía?
Bueno, con aquel equipazo que tenía lo era cualquiera, Hasta yo (risas).
Pero también tuvo equipos peores.
Ya, pero bueno…
Entonces usted era de los que le pitaba...
No, para nada. Pero partamos de la base de que yo no creo en los entrenadores. Si no tienes jugadores, no tienes nada. Hay que fichar buenos futbolistas.
Los que quedaron subcampeones en 1950 debían de serlo.
Moll, Rafael Franco, Pedrito, Tino… Era muy buen equipo.
Pero si se tiene que quedar con un futbolista de la historia del Dépor, ¿con cuál se queda?
Mi favorito era Martín. Cheché. Tenía una técnica deliciosa y además era un rastrero fino.
“El tío que más corrió en el Deportivo fue Guimeráns. Una bestia”
Era un tipo especial, una persona muy culta.
Cuando yo iba a Madrid comía con él casi todos los días. Pintaba como los ángeles.
Se fue al Barcelona, luego al Atlético y al Valencia. Y al final acabó en México.
Era un buen mujeriego, ¿eh?
Le gustaba Cheché, pero también estaban Amancio o Suárez.
Amancio era una flecha. Luisito Suárez… Poco trabajador en el campo. Jajajajaja. Qué va, tenía mucha amistad con él
Era un hombre elegante. Compraría las camisas en Carbajo.
En mi casa, sí. Él sabía…
Técnicamente era un prodigio, ¿no?
Sí, un prodigio. Pero ya les digo que no trabajaba mucho. Yo soy de Cheché. Fue el que más me gustó. Y después Mauro Silva, pero con matices.
¿Con matices?
Sí. Estaba en el medio del campo y no salía de ahí. El tío que más corrió en el Deportivo fue Guimeráns. Una bestia… Un elemento, también mujeriego… Yo es que soy muy viejo y conocí mucho Coruña. Viví mucho de noche. Era un noctámbulo total.
Como Lendoiro.
Lendoiro me puso una medalla, pero… Yo no tengo nada contra él, ojo, pero tampoco le tengo simpatía.
¿Cómo era la noche en A Coruña en los cincuenta?
Una maravilla porque había menos gente que ahora. No se hacían botellones ni nada de eso. Nos conocíamos todos. Antes tratabas con todos los vecinos. El otro fui a ponerme una inyección y estaba el padre, la madre y el niño, todos con su teléfono móvil mirándolo. Mis hijos siempre estaban con nosotros hablando y comentando las cosas…
¿Viajaba usted con el equipo a verlo fuera?
No. A Ferrol, a Vigo..., pero no más. Íbamos a Vigo y estábamos allí tres o cuatro días. Pero al Deportivo le he seguido en Coruña. ¿Saben otro jugador que me gustaba muchísimo? Bebeto. Otro bicoquero.
Metía goles.
Se los daban también. Tenía a Fran, que era una maravilla. Pero a los de ahora también se los dan y no los meten. Bebeto tenía mucha clase. Makaay era muy bueno también. Y Djalminha un artista.
¿Sigue yendo al estadio?
Si el partido no es muy tarde, voy, pero en casa tengo unas butacas cojonudas. Yo soy muy cómodo ya.
“He disfrutado mucho, pero en realidad el Dépor da pocas satisfacciones”
¿Su peor recuerdo en Riazor?
Djukic. El penalti. Lo pasé horrible. Fue un disgusto tremendo.
¿Ha sufrido más que disfrutado en Riazor?
He disfrutado muchísimo. Aquello del Milan… Pero en realidad el Deportivo da pocas satisfacciones.
Lo normal no es ganar. Eso solo en el Madrid o el Barcelona. ¿Nunca pensó en eso de romper el carnet y darse de baja?
No, no. Yo voy al fútbol a divertirme. No soy nada forofo. No me interesa ir al campo a enfadarme o pasarlo mal.
¿Estuvo el día de la Liga en el campo?
¿De qué Liga?
Cuando ganamos la Liga hace 25 años.
Hombre, ¿dónde iba a estar? 25 años no son nada. Una emoción terrible. Lo vi con mi amigo Fefé del Río. Allí en la fila diez de Tribuna. Ahí tengo el carnet, que me lo mandan todos los años. Ya poco debe quedar, que tengo muchos años.
Pues se le ve de maravilla.
¿Saben lo que hice para llegar aquí? Nadar. Y el vinito diario.
¿Playa o piscina?
Piscina. En La Solana. Fui de los socios fundadores, con Casteleiro. Yo iba al Castillo de San Antón nadando.
Usted es un CTV, entonces. Coruñés de toda la vida.
De Juan Flórez. Lo bueno de la calle era hacia la Plaza de Pontevedra, luego había un cine y a partir de ahí ya cambiaba la cosa… Lo primero que recuerdo es que no había luz.
¿Se acuerda de cuando inauguraron el estadio?
Si, hombre. Y de Mazagatos, menudo lío.
Eso fue un poco antes. En 1942. El árbitro Mazagatos anuló dos goles contra el Valencia y les concedió dos en fuera de juego. Le llevaron a comisaría.
Bueno. Es que fue un atraco.
Por Riazor han pasado los mejores futbolistas de la historia.
¿Saben a quién me gustaría ver? A Mbappé. Trabajador, mete goles... Una maravilla.
¿Le parece mejor el fútbol de ahora que el de antes?
No, no. El de antes iba de meter goles, el de ahora se trata de que no te los metan. Demasiada táctica.
Cómo eran los futbolistas antaño, ¿unas estrellas?
Había de todo. Acuña era una persona normal, humilde. Había un tal Valle, delantero centro... Tenía una mujer guapísima, un cañón de mujer.
¿Usted conoció a Virgilio Rodríguez Rincón?
Si, por supuesto. Una maravilla de persona.
Fundador del club, jugador, presidente…
Vivía en San Andrés. Era un hombre discreto, un señor. No los hay ahora así. Pero todo es muy distinto ahora. Aunque lo más divertido es seguir hablando de fútbol.