FUERA DE JUEGO | Mar Barcón: “Menos mal que mi padre no llegó a ver al Dépor arrastrándose en Coruxo”
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FUERA DE JUEGO | Mar Barcón: “Menos mal que mi padre no llegó a ver al Dépor arrastrándose en Coruxo”

FUERA DE JUEGO | Mar Barcón: “Menos mal que mi padre no llegó a ver al Dépor arrastrándose en Coruxo”
Mar Barcón, en una carrera con la Mochila del Deporte | CEDIDA

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Mar Barcón (A Coruña, 1963) es una cara conocida del deporte de la ciudad por su aportación a diferentes clubes. Pero viene del mundo de la política, donde fue concejal de A Coruña, diputada en el Parlamento de Galicia, secretaria de organización del PSdeG y ahora, asesora de la Valedora do Pobo.

 

¿De dónde viene su afición por el deporte?
Yo siempre digo que todo empezó con mi padre. Yo era hija única y como mi padre no tenía con quién ir al fútbol, que básicamente era su pasión, me cogía de pequeña e íbamos a un campo que se llamaba A Granxa a ver los partidos de modestos y también me llevaba a los partidos del Dépor. Y así me fui enganchando. Y aún quedaba otra vuelta de tuerca, porque hasta aquel entonces había sido sobre todo fútbol, pero conocí a unos amigos que se metieron en la directiva del Sondeos Coruña y como ya era médico, me pidieron que echara una mano. Y luego, en mi segunda vida llegaron los niños y uno se enganchó sobre todo al hockey sobre patines.

 

¿Había más mujeres viendo fútbol en aquellos años?
Había muy pocas. Y niñas, apenas. Es curioso, porque luego, por ejemplo, Riazor fue un campo en el que enseguida hubo muchas mujeres. Yo me acuerdo que en clase les daba la lata a las compañeras y me miraban como si estuviera loca. La verdad es que tengo un mundo de imágenes muy asociado a ser muy feliz con mi padre viendo fútbol y discutiendo con él de fútbol. Y me acuerdo de cuando fueron los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, que yo estaba en primero de carrera y me había agenciado unas prácticas en el hospital militar y siempre llegaba con unas ojeras tremendas porque mi padre y yo nos levantábamos y mi madre venía a reñirnos.

 

¿Dónde estaba cuando el Dépor ganó la Liga?
Hombre, en el estadio, claro. En el estadio y en Cuatro Caminos. Cuando perdimos la Liga con el penalti del Djukic, el fin de semana anterior habíamos ido a Logroño. Me acuerdo que había un niño del Logroñés llorando y le di mi bufanda y el padre del niño le dijo, dales la enhorabuena que estos son los que van a ganar la Liga. Para el último partido me compré otra bufanda que quemé el día del penalti. Esa bufanda no volvía para mi casa. Así que el día que ganamos fue una gran celebración. Y eso que mi padre siempre decía que más que la Liga, su mayor alegría fue el día que no descendimos a Segunda B. Cuando estuvimos en Primera Federación di las gracias a Dios por llevarse a mi padre antes de que pudiera volver a ver al Deportivo arrastrándose por el campo del Coruxo. Porque yo creo que se me tira por la ventana.

 

¿Siempre vivió el deporte como espectadora?
Practiqué básquet y balonmano, pero era extremadamente mala. Y después, un día de casualidad conocí a Madó González. Por entonces yo salía a correr así de vez en cuando con Luis [su marido] y ella me habló de la Mochila del Deporte [club de atletismo]. Me salvaron la vida. Hasta gané algún campeonato de estos que claro, cómo no vas a ganar si de tu edad corren dos nada más.

 

¿Qué le aporta formar parte de la Mochila del Deporte?
A mí me regalaron un espacio en el que no tengo que demostrar nada. No hace falta llegar a meta, no hace falta batir un récord, no hace falta subirse a ningún sitio. Porque no te examinan. Es una manera de entender el deporte muy gratificante. Vas corriendo y vas hablando de tu vida. Y cuando tú te crees que tienes problemas, descubres que el resto de la gente los tiene tan grandes o más y que hacen las mismas heroicidades o más que las que tú crees que haces cada día. Es un lugar irreemplazable y me rescató en un momento en el que yo había vivido muy estresada y donde encontré la otra cara, la amable, la de la solidaridad, el apoyo, con compañeras, amigas, tu gente que está ahí pase lo que pase.

 

¿Cuál es la mayor locura que ha hecho por deporte?
Varias como recorrer Europa para ver un Mundial de atletismo. Y hubo un año que iba de médico al OK Liga, al OK Liga femenino, al Plata y al júnior del Liceo y no tuve libre ningún fin de semana. Y mientras mi hijo estaba jugando un Campeonato de España, una compañera y yo hicimos en una mañana 950 test de antígenos. 

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