El Liceo descansa tranquilo con el objetivo cumplido de acabar segundo la fase regular de la OK Liga. Es prácticamente lo máximo a lo que podía aspirar con un Barça que con una derrota y una empate en todo el curso, se ha mostrado todo lo intratable que le ha faltado en el resto de competiciones. Con dos semanas sin partidos y con dos jornadas todavía por delante de la fase regular en las que no se juega nada, los verdiblancos se ponen en modo playoff, con el 18 de mayo como fecha clave en su calendario. El curso pasado cayeron frente al Noia en semifinales, pero no contaban el factor cancha de su lado como tendrán este año salvo en el caso de la final si es contra los azulgrana. Pero llevan toda la temporada superando lo logrado en la anterior. En Copa, en Champions con la espectacular eliminatoria contra el Barcelos decidida en los penaltis y en una OK Liga en la que hace un año fueron terceros con 46 puntos y en esta ya serán segundos y ya llevan 55 (incluso más que los 52 con los que el Noia fue segundo).
La mejoría es evidente pese a las dudas iniciales con la eliminación en las semifinales de la Supercopa de España y, sobre todo, las tres derrotas consecutivas (Vic fuera, Barça en casa e Igualada a domicilio) en las cinco primeras jornadas, en las que los coruñeses solo sumaron seis puntos. No tardaron en hacerse comparaciones con el curso anterior y en asaltar viejos fantasmas. Pero el equipo ya demostró entonces que nada tenía que ver y que el año de transición estaba completamente superado. Con cinco piezas nuevas y muchos jugadores jóvenes, además de una pretemporada complicada, la plantilla necesitó un tiempo para empezar a ser competitiva. Seis victorias seguidas les catapultó hacia la Copa del Rey. Eso ya significaba superar lo de la temporada pasada, aunque el listón estaba demasiado bajo ya que ni siquiera se habían clasificado. Pasaron los cuartos de final, con gol épico de Dava Torres sobre la bocina el duelo contra el Igualada, y cayeron en semifinales frente al efecto Martí Casas del campeón Reus.
La segunda vuelta del Liceo es, hasta el momento, prácticamente intachable. Perdió en el Palau Blaugrana dando la cara (3-1), y empató en Sant Just un partido que tenía controlado y en el que recibió dos goles al final fruto en parte del cansancio en una fase de la competición en la que los jugadores acumulaban ya mucho en sus piernas. De hecho, habían viajado directamente desde Oliveira de Azemeis. Con estos resultados, los coruñeses igualan la segunda vuelta del intratable Barça, que perdió contra el Noia y empató en Igualada, por lo que serían virtualmente líderes si solo contaran los marcadores desde el ecuador.
Los números son más llamativos todavía si entran en la balanza con los de la temporada pasada. El Liceo, con 55 puntos, ya ha superado la cifra con la que terminó el curso anterior, 46. Y suma 13 más de los que tenía hace un año a estas alturas, una vez finalizada la jornada 24, cuando solo acumulaba 42 y decía adiós a la posibilidad de acabar segundo en la lucha por esa plaza con el Noia. Esos 13 puntos son cuatro victorias y un empate más. Y eso que la segunda parte de la competición ya había sido bastante buena entonces. Aún puede llegar hasta los 61, que significaría a su vez superar los 59 de la temporada 2022-23 y quedarse cerca de los 65 de la 2021-22 en la que levantó el título tras superar en la final del playoff al Reus.
El gran mérito del Liceo, además, fue compatibilizar todas las competiciones y haber sido el más regular entre las tres. Porque el Barça es el líder intratable de la Liga, pero cayó en cuartos de la Copa del Rey y fue eliminado en la fase de grupos de la Champions. El Noia, que será el único equipo español en la final a cuatro europea, es sin embargo séptimo en Liga con 19 puntos menos que los verdiblancos. Y el Reus, campeón de Copa, también estuvo en cuartos de Champions, aunque contra el Benfica tuvo menos opciones de clasificación y es tercero en la competición doméstica a siete puntos del Liceo.
El gran salto de los de Juan Copa fue en Europa. Llevaban sin pasar a cuartos desde 2018 (con el año de la pandemia de por medio, cuando la competición se paró y jugaban por la primera plaza del grupo) y necesitaban volver a sentirse competitivos frente a las grandes potencias continentales. La victoria, pese a la eliminación, en Barcelos es el primer paso hacia ese objetivo de recuperar un cetro europeo que les es esquivo desde 2012.
Salvo Nil Cervera y Jacobo Copa, que ya están en Sant Cugat en la concentración de la selección española sub-23 de la que saldrá la lista definitiva de los que la próxima semana disputarán el Campeonato de Europa de la categoría en Sant Sadurní d’Anoia, la plantilla no tendrá vacaciones, pero sí bajará un poco el ritmo durante esta semana. Solo tendrá tres sesiones de entrenamiento, martes, miércoles y jueves, con un fin de semana largo por delante para desconectar después de tres exigentes semanas con siete partidos en apenas veinte días.
El equipo tiene más de un mes por delante antes de que empiecen los playoffs porque después de estas dos semanas sin competición y las dos jornadas que quedan de liga regular, todavía quedará otro parón para la disputa de la final a cuatro europea (10 y 11 de mayo). A continuación, la traca final con vuelta a los dos partidos a la semana.