El vestuario del HC Coruña ha llegado a su límite. A la grave crisis institucional del club, con la salida de tres personas de la junta directiva, la marcha de la capitana del equipo y la moción de censura presentada por un grupo de socios en contra de la actual presidenta, Lucía Sanjurjo, se une la situación de desamparo que la mayoría de jugadoras denuncia atravesar, lo que también se ve reflejado en los resultados deportivos de una plantilla que no gana desde hace dos meses. “Para poder rendir hay que estar bien a todos los niveles, físico y mental. Y no lo estamos. ¿Cómo vamos a estar centradas en el hockey si cada mes tenemos que estar pendientes de mandar un mensaje para cobrar y poder pagar el alquiler, de saber cómo vamos a viajar, de si tenemos material o incluso de dónde vamos a comer después de los partidos? Nos sentimos solas y totalmente desamparadas”, explican fuentes del vestuario que hablan en nombre de la mayoría de las compañeras y cuyos dardos tienen una diana en común: “Le hemos pedido a la presidenta que se vaya”.
“Hemos tenido muchas reuniones y en la última le pedimos a la presidenta que se fuera”
Las jugadoras dejan claro que han intentando solucionar sus quejas y peticiones a través de múltiples reuniones con la mandataria desde que empezaron los problemas, pero que solo se encuentran con mentiras y malas contestaciones de vuelta, de ella y de Xavi Cantón, elegido como enlace con la plantilla tras la destitución de la capitana Luchy Paz, desconociendo muy bien en calidad de qué esa persona se dirige a ellas, en ocasiones con malos modos, si no hay una nueva junta directiva constituida. Se sienten traicionadas. Pasaron por un momento complicado cuando estaban en el Liceo y les prometieron que el grupo se mantendría unido y con unos mínimos en cuanto a derechos y condiciones en este nuevo proyecto. Año y medio después, todo ha cambiado. “Ahora parece que lo que menos importa somos nosotras”. Cobran tarde. Se les debe dinero. Les falta material, incluso botiquín. Los viajes empiezan a ser en coche, como el último a Fraga. Reciben malas contestaciones. Intentos de manipulación, dicen, para poner a unas contra las otras. Y tienen mucha incertidumbre en cuanto al futuro. “Ya estamos en mayo y hay que tomar decisiones para el año que viene”.
De lo que consideran más grave son los problemas con los cobros. Explican que cada mes son ellas las que tienen que preocuparse de escribir a los dirigentes para recibir sus sueldos y que en ocasiones estos llegan tarde, el último incluso a día siete, cuando la mayoría tiene que cumplir en los primeros días de cada mes con pagos obligatorios como el alquiler de sus viviendas. “No creo que ningún trabajador tenga que pedirle a su jefe a final de mes que le pague”, se quejan. Incluso ponen como ejemplo que está muy bien que ahora puedan contar con un servicio de nutricionistas. “Pero a ver cómo cumplimos con lo que nos piden si no tenemos el dinero para llenar la nevera con lo que necesitamos”.
El club acumula deudas con las jugadoras, que intentaron por las buenas que se les firmara un reconocimiento de la misma para poder cobrarlo en algún momento si es que en el presente el club no puede si se encuentra en tan mala situación económica. Cansadas de las largas y de que sus mensajes fueran dejados en visto, amagaron con una huelga. Dejaron de entrenar. Solo así, y después de una jornada de brazos caídos, consiguieron que se les hiciera caso.
Tarde, pero están cobrando. Eso lo reconocen. Aunque a veces las hayan hecho elegir entre eso y viajar en buenas condiciones. A Fraga fueron en coches. Todo en la misma jornada. 1.800 kilómetros. Nueve horas de ida. Jugar. Y nueve horas de vuelta. Sin descanso. Sin una noche de hotel para realizar un descanso. “Es hasta peligroso para nuestra integridad”. Cuando protestaron les dijeron que si querían desplazarse en avión, tendría que ser a costa de no cobrar ese mes.
Otra de las inquietudes de la plantilla es la falta de material porque hay jugadoras que aún no disponen de toda la ropa del equipo de esta temporada, otras tienen los patines rotos e incluso una de las porteras ha tenido que jugar con una enorme brecha en el casco, un gran peligro para su seguridad. Además, si pasa algo, tampoco disponen de botiquín. “El otro día no teníamos ni unas vendas”. Por no tener, en su último encuentro no contaron ni con un delegado en el banquillo, teniendo que hacer los cambios ellas mismas, además del resto de funciones del mismo.
El futuro no se presenta alentador. Con la chilena Bea Gaete y la portera italiana Viki Caretta ya fuera del equipo para la próxima temporada, el resto espera a tomar decisiones, pero el tiempo apremia. La mayoría del vestuario tiene claro que en estas condiciones y con esta directiva, no seguirá. Por eso quieren que se ponga fecha cuanto antes a la asamblea en la que se tratará la moción de censura y a la que la directiva sigue dando largas. En mayo la mayoría de equipos ha cerrado sus plantillas y podrían encontrarse sin destino. Tampoco han hablado con todas para negociar la renovación. Piden transparencia en esto. Un poco de empatía con las situaciones personales de cada una. No ser unas simples peones en el juego de ajedrez que otros controlan desde arriba. Y creen que con la marcha de las tres directivas que más se preocupaban por su bienestar (Luchy Paz, Mar Barcón y Bea Lema) ya no queda nadie en el club que las defienda.