El hockey sobre patines nacional ya está de vacaciones. La final de la OK Liga cerró más de diez meses de competición en las que el hockey coruñés tuvo un fuerte protagonismo: dos equipos en máxima categoría: el Liceo y el HC Coruña; tres en la segunda (dos masculinos y uno femenino): CDM, Dominicos y Cambre; y un buen ramillete (Lubiáns, Ordes, Compostela, Raxoi y CDM) en una OK Bronce en la que el próximo curso se sumará el filial del Liceo. “Ahora al final de curso es el momento de poner las notas”, decía Juan Copa después de que el Liceo perdiera la final del playoff de la OK Liga contra el Barça. Pues allá van.
Los verdiblancos, pese a la decepción final, se quedan con el notable. En un club en el que la exigencia siempre es máxima, solo se puede subir al sobresaliente con un título. Y no lo hubo por tercera temporada seguida. Incluso hasta el último momento se resistían las finales y eso que en la era Juan Copa siempre se había llegado al menos a una salvo el año de la pandemia, que no cuenta porque no hubo.
La Supercopa llegó demasiado pronto y casi sin rodaje para enfrentarse en semifinales al Barcelona. El Liceo tuvo que enfrentarse a viejos fantasmas en el inicio, pero superó la crisis para clasificarse para la Copa del Rey como subcampeón de invierno. En ella le frenó en semifinales el Reus, o más bien Martí Casas. Y con vida en todas las competiciones, en Champions alcanzó los cuartos después de siete años sin lograrlo y rozó la final a cuatro tras una remontada en Barcelos que murió en la tanda de penaltis.
Hasta aquí se repitió una constante. Al Liceo solo le frenó el campeón: Barça (Supercopa), Reus (Copa) y Barcelos (Champions). Lo mismo ocurrió en la Liga. Segundo en la fase regular, perdió el primer partido de playoff en cuartos en casa contra el Lleida. Le dio la vuelta ganando los dos siguientes para citarse con el Reus en unas semifinales que parecían escritas por Alfred Hitchcock. Tensión al límite y finales de partidos para la historia. La ilusión se disparó, pero ya lo decía Arsenio, cuidado con la fiesta que te la quitan de los fuciños. El Liceo se encontró en la final con la mejor versión del año del Barça y la más letal. No tuvo opciones.
A nivel individual, la temporada encumbró a Dava Torres. No fue el que más goles marcó. No le hizo falta. El capitán fue más capitán que nunca. Dio un paso atrás para ejercer de creador, hinchándose a asistencias. De César Carballeira poco hay más que decir que es la personificación del escudo, aunque rebajó su aportación goleadora. Martí Serra dio un paso adelante en su despedida, y eso que Juan Copa le sentó a principio de curso en favor de Martín Rodríguez. Los nuevos fueron poco a poco asentándose, destacando Arnau Xaus en el apartado goleador y Nil Cervera, que pasó a ser un fijo del quinteto inicial. Fabrizio Ciocale siguió como imprescindible y los benjamines, Jacobo Copa y Bruno Saavedra crecieron a pasos agigantados, este último con algún toque por el medio. Con Pablo Cancela lesionado, queda Tato Ferruccio, fichado para marcar las diferencias y que se va tras solo un año marcado por las luces (seguramente su mejor partido fue el del Barcelos y siempre dejaba un destello de genio) y las sombras (14 azules y 1 roja).
El HC Coruña empezó el curso optando a todo. La misma presidenta, Lucía Sanjurjo, estimaba que había equipo para luchar por quedar entre los cuatro primeros e incluso para ganar algún título. Había renovado al bloque entero del año anterior, en el que se llegó a las semifinales de la Champions, y se había reforzado con Laia Juan, que venía desde el campeón Palau, y la portuguesa Inês Severino, subcampeona del mundo con su selección.
Después de una pretemporada inusual (las cinco internacionales estaban disputando el Mundial), el curso empezó con problemas y los resultados nunca terminaron de acompañar. En casa se iba tirando, pero era a domicilio donde las coruñesas mostraban serios contratiempos. Ya en la segunda vuelta, después de asegurar uno de los primeros objetivos, que era clasificarse para la Copa de la Reina, empezaron a aflorar las causas que señalaban hacia la guerra civil en la directiva con tres salidas que afectaron a unas jugadoras que aseguraron sentirse desamparadas, y a su rendimiento, sin que llegase a peligrar la permanencia, pero ya mirando hacia abajo y no para arriba. Los ultimos dos meses fueron muy difíciles de asumir. En un ambiente irrespirable, entre mociones de censura y tensiones, una a una las protagonistas fueron anunciando su salida, en total, once de las doce que formaban la plantilla.
El CDM y el Dominicos fueron las dos caras de la moneda en la OK Plata masculina. Uno partía como novato y terminó como revelación. El otro se presentaba reforzado y al final tuvo que esperar al último partido y casi al último minuto para asegurar la permanencia.
El éxito de CDM se basó sobre todo en la solvencia de sus internacionales, el argentino Ignacio Liñán y el chileno Vicente Soto, unida a la irrupción de una de las mejores generaciones de canteranos de su historia que pidió paso a marchas forzadas. Con un par de puntos más en encuentros igualados, sobre todo a domicilio, hubiesen podido estar más arriba. Permanencia con solvencia y notable alto.
La situación en Dominicos fue desesperada. Y eso que partía con un bloque más experimentado que sus vecinos. Pero no puntuó hasta la última jornada de la primera vuelta, lo que obligó a una remontada descomunal en la segunda. Una sanción al Espanyol por no tener preparada la pista para enfrentarse a ellos puso la primera piedra, lo mismo que los triunfos en los duelos directos. Pero aun así tuvo que sufrir hasta el final.
En la OK Plata femenina el Cambre se quedó en tierra de nadie. Con una plantilla muy joven, hizo una primera vuelta en la que peleó contra los de arriba y abrió las esperanzas para la segunda, donde ya no acompañaron los resultados. No peligró la salvación, que al fin y al cabo era el objetivo para asentar el proyecto en la categoría. Pero dio la sensación de que tenía para más.
El hockey sobre patines coruñés vivió una de sus mejores temporadas a nivel de categorías de base con cuatro medallas en Campeonatos de España, una por categoría (júnior, juvenil, infantil y alevín). La suerte fue esquiva con el oro, que fueron todos para el mismo (sí, el Barcelona, también todopoderoso entre los más pequeños) sobre todo para un Compañía de María que se llevó tres platas aunque no le acompañó demasiado la suerte por lesiones y enfermedades de algunos de sus jugadores más importantes. Completó el pleno el Liceo, que volvió a un podio nacional, con un bronce.
De hecho los verdiblancos fueron los primeros en dar una alegría. En categoría alevín, en la que fueron campeones tanto de Galicia como del sector, perdieron en semifinales contra el Barcelona y le ganaron el pulso por el bronce al Rivas en la tanda de penaltis, con suspense, pero un broche de oro que les permitirá disputar el próximo curso la Eurockey sub-15.
Una hora después del éxito del Liceo llegó el primero de los tres del Compañía, el juvenil. Los colegiales soñaban con un oro en la final contra un Barça al que habían batido en la fase de grupos. La lesión de Kiko García en las semifinales frente al Mieres lastró sus opciones y aun así el equipo dio la cara y solo cedió por 3-1 la lucha por el título.
Al fin de semana siguiente turno doble y con un guión muy parecido. El CDM pasó la fase de grupos como segundo, en infantil pudo con el Mataró en semifinales, en júnior con el Igualado y cita en la final contra el Barça. Los infantiles cedieron con claridad y los júnior, en casa, con Monte Alto hasta los topes, pero con la baja de última hora de Hugo Mareque, plantaron batalla pero se quedaron cortos.
La guinda la pusieron el pasado fin de semana las selecciones gallegas, con importante presencia coruñesa, que se colgaron la plata en categoría masculina (cediendo la final frente a Cataluña) y el bronce en la femenina (con victoria en el tercer y cuarto puesto contra Valencia).
La temporada en las Ligas Gallegas de hockey sobre patines tuvo al Compañía de María como dominador en número de títulos, tres por los dos de Liceo y Dominicos. Los colegiales se proclamaron campeones gallegos en las tres categorías en las que después se hicieron con la plata en los Campeonatos de España (júnior, juvenil e infantil) y sumaron un podio en prebenjamín con el bronce de algunas de sus más pequeñas promesas.
El Liceo, campeón en alevín y en sub-15 femenina (la única categoría que no recibió una copa), sumó sin embargo ocho podios en total (segundo en sénior masculino, júnior, juvenil, sub-13 femenina y prebenjamín y bronce en infantil) para ser el líder en esta categoría. Además casi hizo pleno con todos sus equipos menos uno clasificados para las finales a cuatro.
Dominicos fue el gran referente entre los más pequeños con los títulos prebenjamín y benjamín, una categoría en la que además metió tres equipos en la final a cuatro. Sumó podios en infantil y alevín (plata) y benjamín (bronce), asegurando un gran futuro.
Cambre destacó en categoría femenina con el título sénior, la segunda posición en sub-17 y la tercera en sub-13. Mientras que Oleiros se subió al tercer cajón en juvenil y al segundo en benjamín. El área de Santiago dio un paso al frente al reclamar tres títulos: el sénior masculino del Raxoi y el sub-17 del Berenguela y el sub-13, ambos femeninos, del Compostela.