La polémica ya quedó atrás y Carlos Arévalo se pone en modo competición para afrontar el Campeonato del Mundo que empieza este miércoles en Milán (Italia) con la máxima ambición. El betanceiro lidera el renovado K4 español del que se cayeron dos de sus pesos pesados, Saúl Craviotto y Marcus Cooper, y al que se subieron dos de los talentos de futuro y de presente, Adrián del Río y Álex Graneri. El cuarto pasajero es, con suspense, Rodrigo Germade, uno de los integrantes del big four que ganó la plata en los Juegos de Tokio y el bronce en los de París, que se benefició de la renuncia de Cooper para reincorporarse al barco.
Las eliminatorias arrancan este mismo miércoles por la mañana. Madrugando. A las 09.24 horas estarán ya sobre el agua, en la línea de salida, con una dura serie, la primera de las tres programadas, por delante, ya que tendrán como rivales a Alemania, siempre la principal favorita, y Hungría (además de Dinamarca, Estados Unidos, Japón, Singapur, Polonia, bronce en el europeo, y China). Portugal, que dio la sorpresa en el Europeo, y República Checa, subcampeona continental, van en la tercera, con Lituania, Ucrania e Italia como las más fuertes de la segunda. Las semifinales serán el jueves (14.12 y 14.18 horas) y la final está prevista para el viernes a las 15.11 horas.
El objetivo es volver al podio después de caerse de él en el Campeonato de Europa. Entonces todavía estaba en la alineación Marcus Cooper a pesar de que había manifestado su deseo de separar sus caminos para afrontar otros retos de forma individual. La Federación optó por que el mallorquín fuera a la cita continental porque el barco había ganado la plaza con él a bordo. Después de ella se oficializó su marcha y Miguel García, el artífice como entrenador de los grandes éxitos del K4, se acordó de Rodrigo Germade, fuera del proceso selectivo por unos malos resultados a principio de la temporada en la que lidió con una depresión.
Con la vuelta del pontevedrés, la decisión fue la de reiniciar el proceso selectivo, que iba a ser solo veinte días antes del Mundial. Por suerte para el coruñés y sus compañeros, ninguna otra embarcación presentó candidatura, por lo que la plaza fue directamente para ellos, que se pudieron centrar en hacer los ajustes necesarios en tiempo récord para que el cohete echara a volar. Uno de ellos fue la vuelta a la tercera posición en la alineación del propio Arévalo, habituado a la segunda, aunque en los inicios también ocupó ese puesto que después intercambió con Cooper. Ahora vuelve a la tercera, por detrás de Del Río y Graneri, con Germade, que viene de distancias largas, como cierre imperturbable.
Ahora el barco, según palabras textuales de Carlos Arévalo, vuela. Queda por saber si la preparación, de apenas cinco semanas, fue suficiente para llegar al Mundial y demostrar todo lo que vale. El listón, después de un ciclo con medallas mundiales, olímpicas y continentales, está alto y hasta un cuarto puesto en un Campeonato de Europa sabe a poco para sus integrantes. Si bien, toda la montaña rusa vivida en los últimos meses no ha permitido el clima de tranquilidad y confianza necesarios para hacer una óptima puesta a punto.
Una de las quejas que avivó la crisis entre el propio Arévalo y la Federación. El doble medallista olímpico coruñés levantó la voz primero para quejarse de palos en las ruedas en la preparación. Después, porque le quitaron la plaza que se había ganado, cumpliendo con todos los requisitos, en el K1 200 metros. Intentó por todos los medios quedársela en propiedad, pero la Federación se mantuvo firme en su pulso considerando que dado que las finales eran en la misma sesión, con escasa media hora entre ellas, su concurrencia en ambas podía perjudicar al K4, con prioridad por tratarse de una prueba olímpica (el K1 200 no lo es).
Siempre fue también la prioridad de Arévalo, que en su carrera antepuso el bien colectivo al individual. Pero consideraba que no eran excluyentes. Ya había sido campeón del mundo en ambas en 2022, si bien el calendario esparcía las finales en jornadas diferentes. Y ya había compaginado ambas en la Copa del Mundo de Szeged de esta misma temporada, con bronce en la velocidad, y en el Europeo, de nuevo bronce en K1 y cuarto en el K4 (también en días diferentes).
A esta historia todavía le quedaban dos vueltas de tuerca más. Porque finalmente la plaza del K1 se puso en juego en el Campeonato de España de principios de agosto que ganó Enrique Adán (no estaba Carlos Garrote, que parecía el señalado como beneficiario de la decisión de la Federación). Pero este, ya clasificado en K2 500, renunció y esta fue a parar, casi por sorpresa, al también betanceiro Iván Fernández. A los pocos días este sufrió un accidente doméstico y cusó baja de última hora.