Miguel Ángel Simón Loureiro, más conocido como Miguel Simón, (Pontevedra) es el pilar sobre el que se sustenta la defensa del Attica21 Hotels OAR Coruña.
El pivote pontevedrés, desde que desembarcó en el equipo herculino hace tres años desde el Cisne Balonmano –en ese momento en Asobal, ahora milita en División de Honor Plata–, ha liderado un cambio en la faceta defensiva. Sin embargo, él no se considera el responsable sino partícipe de la evolución que ha experimentado el club de San Francisco Javier.
Miguel Simón se caracteriza por su pasión e intensidad, especialmente en el apartado defensivo, una faceta que siempre le ha encantado.
“Para mí, la intensidad defensiva es algo natural, algo que está en mi carácter desde pequeño”, comenzó explicando el pivote defensivo.
“Diría que cuando defiendo es cuando más disfruto. Siempre me ha gustado mucho. Obviamente te hacen falta nociones defensivas, para hacerlo bien, pero si te guste ayuda”, indicó y añadió que “si a eso le sumas esa intensidad, lo vas a hacer mejor y vas a contagiar a tus compañeros para que den su mejor versión. Por eso, siempre trato de ser intenso en todas las acciones”, afirmó Miguel Simón.
Gracias a esa cualidad que pocos jugadores tienen, le llevó a jugar más de una década en el Cisne Balonmano, con el que logró el ascenso a Asobal.
Con todo, hace tres años, Miguel dejó el equipo y “pensaba que me iba a retirar ya del balonmano, pero estaba por A Coruña y me surgió la oportunidad de jugar en el OAR y la aproveché”, rememoró.
Ese movimiento resultaría clave para el equipo herculino ya que con su llegada comenzó a pelear por objetivos mayores, como estar en la fase de ascenso e intentar subir de categoría.
Sin embargo, Miguel no se considera el responsable de este cambio sino “partícipe porque somos más jugadores y entre todos hemos conseguido eso. Además, también logramos atraer a más gente y que se sienta orgullosa de jugar con el OAR”, dijo.
A pesar de lo que indicó, uno de sus compañeros, Francesco Aragona, señaló que el tiene mucha culpa ya que se convirtió en el líder de la defensa del OAR. Su característica más destacada.
La última prueba de eso fue en el partido de la semana pasada contra el Balonmano Tejina, en el que el equipo herculino dejó en ocho goles anotados en la primera mitad a su rival.
“Defendimos muy bien a pesar de jugar en las Islas Canarias, donde siempre es complicado hacerlo. Logramos responder bastante bien y sacar adelante un partido que nos ayuda en nuestro objetivo”, aseguró Miguel Simón que, por desgracia, se lesionó en la rodilla en la primera acción del encuentro.
“Fue mala suerte porque sucedió en la primera acción del partido, en la que un rival me cayó encima y noté una inestabilidad”, indicó y añadió que “nada más sentir eso pensé que me había roto el cruzado o el menisco, pero por suerte solo me hice un esguince en el ligamento lateral de la rodilla que me tendrá sin jugar unos 20 días. Pero estoy contento porque podía haber sido más grave”.
Con todo, su equipo no notó mucho su ausencia ya que, después de tanto tiempo, ya asimilaron esos automatismos defensivos, lo que repercute positivamente en el ataque.
“Con esta nueva forma de jugar, estamos más expuestos a encajar goles pero cuando conseguimos dos o tres defensas buenas, no tenemos un plus en ataque que hace que seamos imparables”, argumentó el pivote pontevedrés.
Precisamente, en esa faceta ofensiva, Miguel no se está prodigando demasiado este año pero a él no es algo que le preocupe.
“Hasta ahora, con Pablo (Aguirregabiria) jugaba los sesenta minutos porque no había una alternativa válida para el ataque, aunque no fuese una de mis virtudes”, explicó.
Pero, el pivote cumplía con creces cuando el balón le llegaba a posiciones favorables. Este año, con el nuevo entrenador, Marcos Rodríguez, y la llegada de dos hombres para su puesto (Pablo Fernández y Diego Gago), Miguel no acumula muchos minutos.
“La llegada de Pablo y Diego hace que tengamos la faceta ofensiva muy cubierta porque son muy buenos y así yo no sobrecargo la máquina”, apuntó.
Además, para él, es bueno que haya recambios porque “a parte de sentirnos partícipes, si alguno falla, hay otro que puede salir y hacerlo bien”.
Todos esos pequeños matices hacen que el OAR siga creciendo como club y pueda estar más cerca de su objetivo, disputar la fase de ascenso.
A pesar de su amor por el balonmano y por el OAR Coruña, Miguel Simón considera que su retirada está cerca, pero no lo quiere dejar hasta conseguir el ascenso.
“Llevamos dos años seguidos jugando la fase de ascenso y sólo nos queda la guinda del pastel. Espero que a la tercera vaya la vencida y así me podré retirar tranquilo”, indicó.
Y es que el pontevedrés aseguró que cada vez le preocupan más los golpes y las lesiones que puede sufrir jugando.
“Ya estamos en torno a los 30 años y hay que tener cuidado. Cada vez le tengo más pánico a las lesiones. Al final, no me dedico profesionalmente al balonmano, soy farmacéutico y una lesión grave puede condicionar tu trabajo”, zanjó.