La familia del OAR y el balonmano coruñés está de luto tras el fallecimiento del histórico entrenador y director deportivo del club herculino, Pablo Aguirregabiria, de 51 años. Según un testigo, el técnico se precipitó desde un viaducto en el punto kilométrico 467 de la A6, a la altura de la parroquia de Ferreiros, en el término municipal de Baralla (Lugo).

La persona que presenció el suceso llamó al 112, que a su vez informó a la Guardia Civil de tráfico, que acudió al lugar junto a la autoridad judicial donde encontró el cuerpo sin vida de Pablo.

Nacido en Oñate (Guipuzcoa) en 1972, Aguirregabiria comenzó su andadura en el OAR Ciudad 1952 como jugador en 1990, el año que llegó a Coruña para cursar la licenciatura de Ciencias del Deporte y la Actividad Física (antes conocida como INEF).

Aguirregabiria compaginó durante años su faceta en la pista con sus primeros pasos en los banquillos, al frente de varios equipos de las categorías inferiores, y también como divulgador de su deporte, creando numerosas escuelas y equipos en diferentes colegios de la ciudad.

24 temporadas al frente

Después de colgar las botas, y tras una etapa de tres temporadas como entrenador en el Calvo Xiria de Carballo y un breve paso por Canarias, volvió al OAR para hacerse cargo del primer equipo y de la dirección deportiva, funciones que desarrolló desde 1999 hasta su fallecimiento.

En 24 temporadas con Pablo como máximo responsable deportivo del club coruñés, la primera plantilla militó siempre en categoría nacional, logrando incluso un ascenso a la División de Honor Plata en 2004, donde militó cuatro temporadas hasta 2008, año en el que perdió la plaza en la segunda división por falta de recursos económicos.

Aguirregabiria dirigió su último partido al frente del OAR el pasado sábado, contra el Bueu (33-21) en la polideportiva de San Francisco Javier.

Un coruñés más
 

Vasco de nacimiento, Pablo se autoproclamaba un coruñés más: “Me vine con 18 años a estudiar la carrera con una ilusión tremenda y, durante mis primeras semanas aquí, ya hice un bloque de amigos que mantengo hoy en día. Después de tantos años, uno es de donde pace. Por eso, siempre digo que A Coruña es una ciudad que te acoge con los brazos abiertos”, declaraba en una entrevista para este diario.  

Desde aquí nos sumamos al dolor por la pérdida de una figura imprescindible en el desarrollo del balonmano coruñés y una persona siempre atenta y cercana para hablar de su deporte, su pasión.