Hace un año titulé la crónica previa de la LEB Oro 22/23 “la ilusión sube un peldaño”. Podría ser perfectamente el titular de la presente. Porque el Leyma Basquet Coruña ha pasado, sobre el papel, a un nivel superior.
Atrás queda la decepción de los pasados playoffs, un accidente –grave, no letal– tras una magnífica temporada regular, la primera con Diego Epifanio al timón.
Continúa el técnico burgalés. Y continúan 7 de sus pupilos del curso pasado. Un lujo en los tiempos que corren. En cualquier categoría. Y el pack de novedades es crema. Empezando por el único gallego del plantel, Pablo Hernández, pasando por ese Jokic de bolsillo que es Goran Huskic y terminando por el último en llegar, el inesperado: Beqa Burjanadze. El internacional georgiano, que no ha podido jugar en toda la pretemporada a causa de problemas físicos, debería ser, si las lesiones le respetan, top-3 del ránking de fichajes de la competición.
Doce hombres y un destino: la ACB. Pero hay más equipos con la misma hoja de ruta. No obstante, la calidad y profundidad del ‘roster’ naranja no tiene nada que envidiar a los tres con nombres más sonoros: Estudiantes, Miraflores Burgos y Fuenlabrada. Y además parte con una teórica ventaja: esos 7 jugadores renovados.
El estilo de Epi está claro. Y claro lo tienen sus jugadores. Los nuevos lo han aprehendido pronto, como demuestra el balance de 4-2 en pretemporada, a pesar de la ausencia de Burjanadze y, en un par de encuentros, de Sebastian Aris.
En esta fase de preparación sobresalieron por encima de resto Aleix Font, que está viendo el aro como una piscina (olímpica), y Olle Lundqvist, que una vez superados sus problemas físicos del curso pasado está exhibiendo la variada gama de recursos que atesora. Tan variada como el arsenal ofensivo del Leyma.
La marea naranja comparte, por tanto, primera línea de la parrilla con los dos equipos madrileños y el burgalés. El club colegial ha vuelto a montar otra especie de All-Star de Oro, en esta ocasión con Pedro Rivero –conductor del ascenso del Palencia– a los mandos. Muchos nombres de relumbrón, entre ellos el de Michael Carrera, que regresa a Oro tras no cuajar en ACB. También había nombres de relumbrón en las plantillas de las dos campañas precedentes, y el Estu no ascendió.
Su vecino del sur, el Fuenlabrada, ha caído de nuevo a la segunda categoría después de 18 años seguidos en la máxima. Sus mimbres fueron casi un misterio durante gran parte de la pretemporada, pero al final acabó confirmando los rumores que apuntaban a la confección de un plantel muy competitivo, con Toni Ten, un clásico de la LEB Oro, al timón.
El varapalo sufrido, en su propia cancha, en el partido definitivo de la Final Four, ha llevado al Miraflores Burgos a romper con ese triste pasado reciente. Nuevo técnico, Lolo Encinas –cuyo Gipuzkoa, verdugo del Leyma en cuartos, estuvo a punto noquear en semifinales al inquilino del Coliseum– y plantilla prácticamente a estrenar; tal vez con nombres menos sonoros que la campaña pasada, pero de igual o superior calidad.
El conjunto donostiarra, el Real Valladolid, el redivivo Oviedo y el Força Lleida se postulan como principales candidatos a meterse entre la nobleza. No así un Real Betis –ya propiedad de un fondo inversor mexicano–, al que la incertidumbre y la más que notable merma de presupuesto han dejado con un plantel que no llama demasiado la atención. Sí lo llama que sólo ha jugado un partido de pretemporada.
Todo lo contrario que el equipo pucelano, que ha añadido puntos (Schmidt, el exnaranja Nwogbo) a la rocosidad defensiva que no le funcionó nada mal el curso precedente, aunque ya no tiene a su MVP 22/23, Melwin Pantzar, emigrado a la ACB. El cuadro carbayón, uno de los dos verdugos del Leyma en pretemporada –el otro fue el Obradoiro–, también se ha reforzado mucho y bastante bien.
El Lleida, que ha reclutado al excapitán naranja Javi Vega, y mantiene al talentoso joven Rafa Villar cedido por el Barça, suma a Nacho Arroyo, Osvaldas Matulionis y un gran anotador como Kenny Hasbrouck.
El Amics Castelló mantiene un par de sus pesos más pesados (Faner y Stutz), pero la sensación es de pérdida de potencial respecto al ejercicio 22/23, en el que ni siquiera llegó a playoffs. En el Alicante de Antonio Pérez Caínzos sólo sobrevive otro exnaranja, Edu Gatell. Una incógnita, aunque ha fichado a buenos elementos con experiencia en Oro.
Otro equipo –completamente– nuevo es el Ourense (al que el Leyma apalizó dos veces en pretemporada). De la pasada campaña solamente queda el técnico, Félix Alonso. Su misión es, en principio, no pasar apuros.
La misma con que iniciarán la temporada Estela Cantabria, Melilla –tras esquivar burocráticamente el primer descenso en sus 32 años de existencia– y el Cáceres, que en la 22/23 ya pasó bastantes apuros, y Gantt y Atencia no parecen suficiente ante la pérdida de Hasbrouck, Bercy, Bracey, Borovnjak y Vecvagars.
Tampoco apuntan alto los ascendidos, especialmente el CB Clavijo, que con un plantel ‘muy Plata’ parece, a priori, el favorito Nº1 para el farolillo rojo. Mejor pinta tienen el Tizona, reforzado con gente de Oro y de ACB, y el Menorca, con Clevin Hannah –hace dos años destacando en la máxima categoría– como uno de los fichajes del verano.
Así se presenta el curso 23/24, con tres clases, alta, media y baja, muy definidas. Pero el movimiento, en basket, se demuestra jugando.